E pluribus unum vs. Diversidad

Nena Arias | 22 de enero de 2018

«Con tanta frecuencia me he dado cuenta de que la Providencia se ha complacido en dar a este país conectado a un pueblo unido, un pueblo descendiente de los mismos antepasados, que habla el mismo idioma, profesa la misma religión, apegados a los mismos principios de gobierno, muy similares en sus maneras y costumbres, y quienes, por sus consejos en conjunto, armas y esfuerzos, luchando codo con codo durante una larga y sangrienta guerra, han establecido noblemente libertad e independencia en general. Este país y este pueblo parecen haberse hecho el uno para el otro, y parece como si fuera el diseño de la Providencia, que una herencia tan apropiada y conveniente para una banda de hermanos, unidos entre sí por los lazos más fuertes, nunca debería ser dividido … «
John Jay, Padre Fundador, Primer Presidente del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Federalist Paper 2

E pluribus unum es el lema sugerido por el comité nombrado por el Congreso el 4 de julio de 1776 para diseñar «un sello para los Estados Unidos de América«. E pluribus unum alude a la unión entre los estados y el gobierno federal. E pluribus unum describe una acción: muchos se unen en uno. Una traducción exacta del lema es «De muchos, uno». ¿Se puede comparar E pluribus unum con la diversidad, o no?

¿Cómo fue que nuestro amado país, los Estados Unidos de América, cambió de un país unido como se expresó anteriormente en las palabras del Juez Presidente John Jay en Federalist Paper 2, ahora se ha convertido en una nación tan dividida en sus valores más importantes?

Si hay una discusión en nuestra sociedad que se está escuchando con mayor frecuencia y a gran voz que ya es ensordecedora, es el mantra de la «diversidad». Se está aplicando a valores no negociables y nos está alimentando a la fuerza en cantidades tan grandes que nos estamos ahogando. La pregunta obvia es, ¿quién está estableciendo los estándares y afirmando que la diversidad es el ingrediente mágico que algunos dicen que de alguna manera nos unirá si todos cedemos a sus demandas? ¿Se pueden mezclar el agua y el aceite? ¿Es amargo lo mismo que dulce? ¿Pueden la oscuridad y la luz coexistir al mismo tiempo en el mismo lugar?

El Dios omnisciente de la Biblia dice, en Isaías 5:20-21, “¡Ay de los que a lo malo llaman bueno; y a lo bueno, malo! Consideran las tinieblas como luz, y la luz como tinieblas. Consideran lo amargo como dulce, y lo dulce como amargo. ¡Ay de los que son sabios ante sus propios ojos, y de los que son prudentes según ellos mismos!” Entonces, ¿podemos decir que todos los sistemas de valores son iguales, por lo tanto, debemos aceptarlos bajo la bandera de la diversidad?

De la parte del Federalist Paper 2, citada anteriormente, se entiende que este país, los Estados Unidos de América, se basó en la unidad de valores en lo que es de vital importancia, no en la diversidad.

¿Cuáles son esas cosas que importan? Son un pueblo unido, hablan el mismo idioma, profesan la misma creencia en Dios (no en la religión) y en los mismos valores de vida, apegados a los mismos principios de gobierno, muy similares en sus maneras y costumbres. Esto es lo que funcionó en Estados Unidos y le dio una grandeza como ninguna otra nación en la historia humana había logrado antes.

Al hacer este punto, ¿estoy abogando por que todos seamos uniformes como los robots? ¡Absolutamente no! Lo que estoy diciendo es, ¿pueden dos caminar juntos si no están de acuerdo en las cosas que importan? No, no pueden. Permíteme explicarte.

Hay valores en la vida que pueden ser negociables y hay aquellos que no son negociables. El valor y la protección de la vida, la libertad y la propiedad no son negociables. No deben ser manipulados o usurpados de ninguna manera, ni por los humanos ni por el gobierno. Ellos son los derechos dados por Dios. Pero para algunas personas muy ruidosas y poderosas, una mala interpretación de estas se ha convertido en la «diversidad» que buscan. La vida, para un número creciente en Estados Unidos, se ha transformado en perversiones de estilos de vida muy antinaturales. Quieren destruir la vida a voluntad a través del aborto, la eutanasia, el tráfico de personas y una miríada de opciones de género que no son biológicamente naturales porque van totalmente en contra de su composición biológica, espiritual y emocional. Sin embargo, quieren que las aceptemos sin ninguna consecuencia y aun dar nuestro sello de aprobación para aliviar su conciencia dada por Dios que constantemente les advierte contra ir por esa ruta. Son muy insistentes. Dicen que es su elección, pero debemos saber que todas las elecciones tienen consecuencias. Dicen que somos «fanáticos» si no los aceptamos en la sociedad con los brazos abiertos y damos aprobación social a expensas de los valores del resto de nosotros para practicar sus estilos de vida licenciosos. También se acepta una mala interpretación de la libertad cuando se trata realmente de libertinaje y se defiende la propiedad privada como propiedad de todos y de que todos tienen derecho a quitárnosla para ayudar a los perezosos y menos afortunados. ¡Qué absurdo!

Este es un comportamiento muy destructivo en nombre de la diversidad. ¿A caso todos los caminos conducen a Roma? ¡No, de ninguna manera!

¿Importan las diferencias en los pilares importantes de la vida y la sociedad? ¡Ciertamente que sí! Es por eso que tenemos «diferencias irreconciliables» como la razón más citada para los divorcios y la separación de las familias. Los diferentes sistemas de valores en un matrimonio o una familia causarán rupturas porque es como un par de bueyes que están en un yugo y uno quiere ir en una dirección diferente al otro. Perdonen el ejemplo crudo, pero en esencia, así es como es.

¿Qué sucedería en tu lugar de trabajo si eliges hacer las cosas a tu manera y no de la manera que las políticas de la compañía dictan? Si no cumples, ¿cuánto tiempo tendrás tu empleo?

En pocas palabras, la verdad siempre ha dividido a las personas. Jesús dijo en Mateo 10:34-37: “No piensen que he venido para traer paz a la tierra. No he venido para traer paz, sino espada. Porque yo he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra. Y los enemigos de un hombre serán los de su propia casa. El que ama a padre o a madre más que a mí no es digno de mí, y el que ama a hijo o a hija más que a mí no es digno de mí”.

Estamos puestos en esta tierra para conocer a nuestro Creador y para sostener la verdad de Dios en todos los asuntos y no las opiniones de los hombres para ser amados por ellos. Nuestro país fue construido sobre valores unidos de Dios y no de humanos. Si queremos salvarlo, cuanto antes volvamos a esos valores, mejor será para nosotros.

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