El senador Lee no permitirá que la Izquierda reescriba la historia de la esclavitud americana

Nate Madden | 23 de abril de 2017

Elizabeth «Mum Bett» Freeman fue una esclava liberada décadas antes de la 13ª Enmienda.       

(conservativereview.com) – La esclavitud no fue abolida por completo en los Estados Unidos hasta 1827, con la ratificación de la 13ª Enmienda. Así terminó el gran estigma negro de nuestra República. Sin embargo, para el Estado de Massachusetts, ese estigma terminó antes que concluyera el siglo XIX.

Una de las personas que más contribuyeron a hacer de Massachusetts un estado sin esclavos mucho antes de la completa emancipación fue ella misma esclava. Como detalla el senador Mike Lee, republicano por Utan, en su nuevo libro «Written Out of History» [«Dejados Fuera de la Historia»] (Penguin Random House), ella luchó por su libertad en la corte mucho antes que estallara la Guerra Civil.

En la colección de relatos sobre personajes perdidos en la fundación de los Estados Unidos, Lee narra la historia de Mum Bett, quien fuera una esclava en la casa del coronel John Ashley, de Massachusetts.

Ella añoraba la libertad, y las palabras de la Declaración de Sheffield –que fuera redactada en casi su totalidad en el estudio de su amo- hallaron un eco especial en ella. Tanto fue así, que la motivaron finalmente a buscar la clase de libertad por la cual gente como Ashley escribía y luchaba.

«Mum Bett escuchaba a los que se reunían en la casa de su amo a discutir los principios de la libertad e independencia sobre los cuales se estaba fundando la nueva nación» -escribe el senador Lee-. «Aunque era esclava, [ella]…  se daba cuenta de que aquellas palabras estaban dirigidas a ella también».

Durante años, Bett aguardó y añoró la realización de su libertad otorgada por Dios, hasta que un día, un encuentro particularmente horrible con la Sra. Ashley la movió a emprender la acción.

El libro cuenta que Bett y su hermana Lizzie estaban trabajando en la cocina cuando la Sra. Ashley vio a Lizzie comiendo unas migas y restos de un grupo de panes que acababa de hornear. Con gritos de «¡Ladrona, ladrona!», la Sra. Ashley fue al horno y extrajo una paleta al rojo vivo, que levantó sobre su cabeza.

El libro describe el resto así:

Cuando la Sra. Ashley levantó la paleta para golpear a Lizzie, Bett se adelantó y se puso entre su hermana y su alocada ama, con el brazo sobre la cabeza. El brazo recibió el impacto del golpe, protegiendo a Lizzie. El dolor fue espantoso. Bett sintió que le comenzaba en el brazo e inmediatamente se propagaba hacia afuera, estremeciendo a todo su cuerpo. Pero no gritó.

Bett inmediatamente se fue de la casa y tomó por el camino, para pedir la ayuda del político y abogado Theodore Sedgwick, quien había ayudado al coronel Ashley con la Declaración de Sheffield años antes, para que la representara en un juicio por su liberación. El abogado la aceptó como clienta.

Entonces comenzó la cosa: el proceso comenzó con otro esclavo del hijo de Ashley en un pueblo cercano.

Finalmente, -luego de una larga espera por el juicio y algunos escarceos legales, el jurado halló que Bett era una mujer libre, y que ningún otro ser humano tenía derecho a reclamarla como propiedad suya, según la nueva constitución de la Mancomunidad de Massachusetts. Los Ashley tuvieron incluso que pagar daños.

Más tarde, la liberada Mum Bett se convertiría en Elizabeth Freeman y se colocaría como una sirvienta pagada de los Sedgewick por su propia voluntad. Pronto se convirtió en una «columna de la casa». Al cabo de los años murió en una casa que adquirió con sus propios ahorros, dejando un legado de libertad en nuestra naciente república.

«Cuando ella ganó» -escribe el senador Lee- «fue una victoria de los derechos naturales frente a los intereses establecidos.

«Cuando se llevó a cabo el primer censo de los Estados Unidos en 1790, nueve años después de la victoria de Mum Bett en el tribunal, su estado natal de Massachusetts fue el único estado de la nueva nación que se halló que no tenía esclavos en su población».

Mum Bett –o más adecuadamente, Elizabeth Freeman-  es apenas una de las personas olvidadas que ha sido recogida en las páginas de la más reciente obra de Lee. «Written Out of History» aparece dos años después de la publicación de su libro anterior, «Our Lost Constitution» [«Nuestra Constitución perdida»], y procura ofrecer «una historia real, alternativa, de la fundación de nuestra nación».

El senador dice que, al relatar las historias de personas como Freeman, George Mason, Aaron Burr y otros, espera remediar lo que él ve como un desequilibrio en la comprensión popular de la Constitución, una que tiene a errar a favor del gran gobierno (y en contra de la libertad).

Lee dice que nada de esto es accidental; es debido a la imagen de la fundación elaborada por la Izquierda. Y eso es lo que hace muy necesarias las lecciones de historia casi olvidadas del libro (que será lanzado el 30 de mayo).

Lee termina con una afirmación sólida para hoy: «Si a usted no se ajusta a una determinada versión de la historia[…] si su relato es inconveniente para el concepto de que todos nos beneficiamos de un gobierno central fuerte, en el que todos los aspectos de la existencia humana puedan ser regulados por los expertos burócratas de Washington, entonces puede correr el riesgo de que lo dejen fuera de la Historia».

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