Nena Arias | 29 de abril de 2019
El mensaje de cambio es incesante en estos días, especialmente alrededor de la temporada de elecciones. ¿Alguna vez has notado algunos clichés repetitivos que se escuchan como «el alma de nuestra nación está en juego»? Los políticos de cada partido pregonan el cambio, pero ¿qué tipo de cambio es necesario y en qué se basa este cambio? Cuando hablan del alma de la nación, parece que el alma ha sido corrompida y se ha alejado mucho de las creencias fundamentales sobre las que se fundó esta nación. Es la ciudadanía la que debe ser vigilante y sabia en el panorama político, social, económico, moral y cultural para que nunca cambie para peor, especialmente cuando una sociedad tiene una base sólida que vale la pena proteger.
Históricamente, los cambios en la superficie parecieron ser positivos y la gente se emocionó solo al encontrar que tales cambios prometedores condujeron a condiciones que resultaron ser peores que las de antes, especialmente cuando se les prometió demasiado. Estados Unidos no es la excepción, aunque el fundamento original de 1620 fue sólido, una gran parte de esa fundación ha sido olvidada. Continuar ignorando este cambio en nuestra base, será para nuestro propio riesgo.
Cuando envejecemos como nación, algunos cambios serán inevitables, no es el cambio del que estoy hablando. El paisaje de las comunidades y el mundo también están siempre cambiando. Hay cambios que surgen como resultado de descubrir la verdad en la ciencia tal como se aplica en la tecnología. Esos cambios continuarán hasta que la raza humana tenga una comprensión completa del mundo creado. Puedes reírte de esa declaración, pero vendrá en el futuro. Los peregrinos que llegaron a nuestras costas en 1620 llegaron con la verdadera visión del hombre y la sociedad, que aprendieron de la Biblia. ¿Fueron perfectos? No, pero tenían la perspectiva correcta y estaban dispuestos a arriesgar sus vidas como individuos y familias para que funcionara. Con el tiempo, vimos claramente que Dios bendijo sus esfuerzos porque plantaron la semilla de lo que se convirtió en la nación más poderosa y próspera que jamás haya conocido la humanidad.
Debemos esforzarnos por saber lo que sabían y es que Dios gobierna el pasado, el presente y que él tiene el control total del futuro. Cuídate de aquellos que piensan que porque el futuro aún no ha sucedido, neciamente creen que el presente no juega un papel en influir en él. Aquellos que pasan por alto esto solo pueden convertirse en presa fácil de ser mal guiados y complicar las cosas que deberían ser fáciles de entender. Este tipo de pensamiento deja la puerta abierta a todo tipo de ideas y estilos de vida para hacer que los humanos crean que son libres de hacer lo que quieran, sin darse cuenta de que son esclavos de sus pasiones pecaminosas, que producen una tremenda devastación cultural.
Los cristianos creyentes en la Biblia tienen un tremendo desafío frente a ellos. Deben saber quién tiene el control total y gobierna los asuntos de los hombres y las naciones. La única ley moral que tiene un significado y beneficio real y duradero para la raza humana es la ley moral de Dios. Él es el Juez Supremo; ten la seguridad de que nada puede suceder en esta vida fuera del plan divino de Dios. Todos nosotros debemos entender y discernir lo que Dios está haciendo. No aceptes la mentalidad simplista y escapista de aquellos que profesan ser cristianos, y a su vez rechazan las responsabilidades que Dios les ha dado para hacer de este mundo un lugar mejor para vivir aquí y ahora. De manera errónea, solo siguen buscando el regreso de Jesús para que él venga a mejorar todo en lugar de hacer lo que se nos ha encomendado hacer, que es tomar dominio y ser sal y luz en este mundo.
Los cristianos creyentes en la Biblia deben proclamar con conocimiento y convicción de que ningún otro sistema que no sea el sistema moral de Dios puede cambiar este mundo y hacer que sea un lugar mejor, sin importar qué tan severos puedan parecer sus requisitos. Los socialistas, comunistas, marxistas, humanistas, gnósticos, ateos, progresistas o liberales no pueden cambiar la determinación de Dios del futuro. Él ya lo ha establecido. El inevitable y permanente cambio de Dios es el cambio en el que realmente puedes creer y comprometerte de todo corazón sin ninguna vergüenza del resultado.
Si no cambiamos nuestro curso, el cambio inevitable que vendrá es la ira de Dios contra la impiedad; históricamente hablando, así es como juzga el comportamiento cultural pecaminoso de una nación. Las cosas que están por delante pondrán a prueba los corazones de cada cristiano que profesa saber si están realmente del lado de Dios o no. Esto no es diferente de cómo probó a los habitantes de las colonias a principios del siglo XVIII. En aquel entonces, eran muy sabios para saber que no se juega con los juicios de Dios; el resultado fue un gran despertar que formó el conocimiento y el carácter de aquellos que se convirtieron en los padres fundadores de Estados Unidos.
Estados Unidos ha sembrado muchas semillas malas de cambio no solo en esta nación sino también en todo el mundo y será responsable. Estamos presenciando el espantoso desarrollo que está envolviendo a las naciones. Sin embargo, Dios está lleno de gracia y de misericordia si nos arrepentimos. Con Dios podemos enfrentar el futuro con confianza, no diferente a como dijo el salmista cuando dijo:
“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.” –Salmo 46