Ramon Arias | 17 de marzo de 2014
Con tanto conocimiento a nuestra disposición pensaríamos que los humanos seríamos más inteligentes, poseeríamos más discernimiento y seríamos más difíciles de persuadir por los individuos malévolos y astutos que se aprovechan de los desinformados, y sin embargo, lo que estamos presenciando es totalmente lo opuesto.
No me mal interpretes, yo reconozco que hay un resurgimiento en crear conciencia de lo mal que están las cosas, y que si no hacemos algo para cambiar el curso actual, el próximo colapso continuará su curso. Este síntoma de querer crear una conciencia es un signo alentador a pesar de que es sólo una chispa. No obstante, una chispa puede convertirse en un incendio moral, social y cultural en todo el mundo.
Sin embargo, el optimismo no debe cegarnos a la realidad de los charlatanes que por miles de años estos inescrupulosos protagonistas por el momento han recibido ganancias terrenales, y que pueden incluso jactarse de su efectividad, aunque hayan arruinado a la raza humana en una gran pérdida para todos. El Diccionario Webster de 1828 define un charlatán como: «Alguien que habla mucho en su favor, y hace declaraciones de pretensiones injustificables de su habilidad, un charlatán, un empírico, un fanfarrón». En otras palabras, se trata de una persona que ha dominado el arte de la mentira para usarla con una habilidad perfeccionada en la explotación de los ignorantes.
Para empeorar las cosas, cuando los charlatanes son carismáticos la ignorancia que prevalece en los corazones y las mentes de la gente los hace indefensos. Los ignorantes no presentan resistencia significativa contra los buitres que cuentan con hacerlos caer y después gozar de un largo festín con las pobres almas miserables hipnotizadas por el carisma de sus motivaciones “benévolas” que demandan que se les siga incondicional e incuestionablemente. Como resultado, sus seguidores son los que se convierten en zombies.
La gente está sufriendo, se encuentra confundida y quiere una salida por lo que cuando un charlatán carismático viene ofreciendo toda clase de aceites de serpiente y baratijas para resolver las necesidades, y los deseos del pueblo, que aceptan de buen grado las mentiras a pesar de lo que se ofrece va en contra de toda lógica, decencia y moralidad. Patrick Henry describe adecuadamente el resultado de esas pobres almas miserables que se venden al mejor postor entre los charlatanes carismáticos:
«Es natural para el hombre el dejarse llevar por las ilusiones de la esperanza. Tenemos la tendencia de cerrar los ojos ante una verdad dolorosa – y escuchar el canto de la sirena, hasta que nos transforma en bestias. … ¿Estamos dispuestos a ser del número de aquellos, que teniendo ojos, no ven, y teniendo oídos, no oyen?»
Si la verdad nos importa, entonces debemos estar dispuestos a aceptarla sin importar lo doloroso que sea. ¿Cómo procesamos y medimos lo que vemos y escuchamos? Este es el meollo de la cuestión y la responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. No debemos trasladar esa responsabilidad a otra persona. Tenemos que llegar al fondo de todas las cosas que son importantes para nosotros y no pretender entender lo que no entendemos. El médico, dramaturgo y escritor ruso Anton Chekhov (1860-1904), quien es considerado como uno de los más grandes escritores de cuentos en la historia, dijo, «Sólo los tontos y los charlatanes saben todo y entienden nada».
Yo no sé ustedes, pero el ser clasificado como un tonto o un charlatán viene con un precio enorme, que nos transforma en bestias, como Patrick Henry dijo que le sucede a cualquier persona que acepta y «dejarse llevar por a las ilusiones de la esperanza». Queremos ser capaces de entender todo por medio de cuestionar todas las cosas con valentía.
El apóstol Pablo tuvo que lidiar con cristianos profesantes conocidos como Gálatas. Habían aceptado las evidencias del Salvador resucitado y sus vidas cambiaron como resultado de seguir a Cristo; fueron capaces de obtener una mejor comprensión del plan de Dios para sus vidas y para la sociedad. Sin embargo, después de un tiempo, los gálatas comenzaron a mezclar su fe cristiana con la falsedad. ¿Cómo sucedió esto?
Los gálatas, judíos y gentiles, fueron expuestos a la vida nueva y a la dinámica en Cristo que abolió las leyes ceremoniales por Su sacrificio en la cruz. Muchos de los judíos no querían apartarse de las leyes ceremoniales y los falsos maestros querían que los cristianos gentiles mantuvieran la practica de esas leyes y que se circuncidaran. Pablo en su carta a ellos, les dijo: “¡Presten atención! Yo, Pablo, les digo lo siguiente: si dependen de la circuncisión para hacerse justos ante Dios, entonces Cristo no les servirá de nada”, (Gálatas 5:2).
Era obvio para Pablo que los cristianos de Galacia habían aceptado las falsas enseñanzas de los charlatanes y en lugar de cuestionar con denuedo esas enseñanzas que ellos aceptaron tontamente. Pablo les señala la condición en la que habían caído: “¡Ay gálatas tontos! ¿Quién los ha hechizado?… ¿Será posible que sean tan tontos? Después de haber comenzado a vivir la vida cristiana en el Espíritu, ¿por qué ahora tratan de ser perfectos mediante sus propios esfuerzos?» (Gálatas 3:1,3).
Dios ha estado tratando con la necedad de su pueblo desde el principio, cuando los sacó de la esclavitud. Él les dio su ley moral incomparable para que pudieran construir una sociedad que debería haber sido la envidia de todas las naciones. Su elección fue darle la espalda a Dios y abrazar las mentiras. Moisés les dijo: «¿Así es como le pagan al Señor? Pueblo necio y sin sabiduría, ¿no es él tu padre, tu creador? ¡Él te creó y te dio el ser! ¡Israel es un pueblo que ha perdido el juicio; ¡no tiene entendimiento!» (Deuteronomio 32:6,28).
Dios le dijo a Jeremías que le dijera a su pueblo escogido pero rebelde: “Mi pueblo es estúpido, no me conoce —dice el Señor. Son hijos sin juicio, que no reflexionan. Les sobra talento para hacer el mal, pero no saben hacer el bien… Oye esto, pueblo tonto y estúpido, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye», (Jeremías 4:22; 5:21).
Los cristianos estadounidenses han estado siguiendo a los charlatanes carismáticos demasiado tiempo. Para reparar el daño hecho por las generaciones pasadas y presentes, debemos romper las cadenas de la ignorancia y detener la explotación. Estados Unidos debe eliminar la ignorancia y la mentira que se les ha dicho con respecto a la fe bíblica de los antepasados y de los Padres Fundadores. Una vez más debe redescubrir cómo eran las primeras universidades como Harvard, William y Mary, la Universidad de Princeton, la Universidad de Yale, la Universidad de Pennsylvania, King’s College o la Universidad de Columbia, la Universidad Brown, Queen’s College o la Universidad Estatal Rutgers de Nueva Jersey y el Dartmouth College fue la última universidad de ser fundada antes de la Revolución Americana que fueron basadas en la Biblia. Piensen en lo que le ha sucedido a las mentes de los estudiantes en estos salones de educación superior que han partido de la base bíblica. Piensen en cómo el pensamiento crítico ha sido derribado y reemplazado por tonterías producidas por charlatanes con perspectivas del mundo opuestas a la perspectiva bíblica.
Estados Unidos necesita saber de dónde vino, si quiere saber cómo reconstruir su futuro con eficacia. No importa cuanto los charlatanes odien escuchar el hecho de que Estados Unidos fue construido en los principios bíblicos ni tú ni yo deberíamos dejar de declarar y demostrar esta verdad con hechos innegables. Unos hechos innegables, son los siguientes:
• Los Fundadores sabían y tenían el consenso general de que todas las sociedades de los hombres debían ser gobernadas de una manera u otra. Defendían que el gobierno estatal debería ser menos controlador y promover más el autogobierno. Entre menos dependan de la ley o la fuerza física, más deben depender de la restricción moral privada. Los hombres necesariamente deben ser controlados, ya sea por un poder interno o por un poder externo, ya sea por la Palabra de Dios, la Biblia, o la bayoneta.
• Solo tienes que leer el preámbulo de las cincuenta Constituciones Estatales1 para verificar la importancia de Dios y cómo se incorporaron las enseñanzas del cristianismo en todas las constituciones de los estados.2
Estados Unidos no nació por casualidad, era el plan de Dios, y sólo Su plan se sostendrá en la prueba del tiempo; si somos lo suficientemente sabios nos pondremos del lado de él. La responsabilidad cae sobre los hombros de cada cristiano bíblico para exponer a los charlatanes carismáticos dondequiera que se encuentren en el mundo académico, en los medios de comunicación, las artes y el entretenimiento, la ciencia, la economía, la educación, la política, las iglesias, los seminarios teológicos, los institutos bíblicos y organizaciones eclesiásticas. No te dejes engañar en pensar o aceptar que el cristianismo es inmune a los charlatanes espirituales y carismáticos, ellos no son lo verdadero. No hay que dejar una piedra sin remover en la búsqueda y la denuncia de la falsedad.
Nunca debemos olvidar que fue la verdad bíblica, el pensamiento crítico bíblico, que le dio origen a los Estados Unidos y sus instituciones. No fue el humanismo, el ateísmo, el agnosticismo, ni ninguna otra religión, así que no dejes que nadie te engañe en creer lo contrario. Lee, estudia y proclama la verdad que se encuentra en la Declaración de Independencia:
«Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas, que todos los hombres son creados iguales, que son dotados por su Creador con ciertos derechos inalienables, que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad».
Debemos vivir diariamente con nuestras elecciones; oremos para que hagamos las correctas.