Descifrando la agenda de «tolerancia y diversidad» de la Izquierda, que erosiona la libertad al socavar la fe y la familia

Mark Alexander | 22 de agosto de 2013

«¿Pueden considerarse seguras las libertades de una nación cuando hemos eliminado su única base firme, una convicción en las mentes del pueblo de que esas libertades son un don de Dios? ¿De que ellas no deben ser violadas más que por Su ira?»– Thomas Jefferson (1781) 

Los comentaristas conservadores y los medios de información dedican un espacio enorme a noticias de tópicos políticos, pero a menudo obvian las implicaciones más importantes de las controversias políticas. En consecuencia, demasiados conservadores de base, cuyas opiniones las conforman esos medios, están también predispuestos a concentrarse en los tópicos, sin vincularlos con el contexto sustancial.

Como no hay una comprensión general fundamental de la amenaza a la Libertad que constituye el partido Demócrata, ese partido ha hecho avances significativos en los últimos cinco años. 

Por ejemplo, los conflictos resultantes de la insidiosa agenda de tolerancia y diversidad promovida por Barack Hussein Obama y sus cuadros izquierdistas neocomunistas, es a menudo el tema de los comentarios políticos. 

Por supuesto, estos conflictos se merecen la atención y la ira de los conservadores de base a lo largo de la nación. Sin embargo, los líderes conservadores con demasiada frecuencia dejan de vincular esos conflictos con el asunto real: la batalla entre la Libertad y la opresión. 

Hay un flujo interminable de noticias relacionadas con la propaganda de diversidad y tolerancia de Obama y el resto de su maraña de maquinaciones, que están destinadas estratégicamente a socavar la Libertad mediante el avance de las políticas económicas y culturales estatistas de su partido.

Aunque yo por lo general dependo de fuentes confiables de noticias y análisis de política de la Web para formular mis propios comentarios, trato de no perderme el «Informe Especial» de Bret Baier en Fox News todas las noches, como un buen criterio de lo que están informando cada día los medios de televisión conservadores. En ocasiones lanzo unas pocas palabras selectas a mi pantalla, en especial cuando los republicanos de Washington no relacionan los tópicos sensacionales con ningún contexto sustancial.

Un ejemplo de lo anterior: Una notable historia de noticias de esta semana implica a dos puntos importantes de la agenda de intolerancia y diversidad de Obama: los homosexuales en las fuerzas armadas y su rígida prohibición de las expresiones religiosas en lo militar. Estos dos se unieron, y dieron como resultado una acción disciplinaria contra un veterano de 19 años en la Fuerza Aérea, el sargento mayor primero Philip Monk, que fue separado del servicio y reasignado por su oficial superior, una lesbiana.

¿Por qué? Porque Monk se negó a renunciar a sus puntos de vista cristianos sobre los homosexuales.

Según el abogado del Liberty Institute que defiende al sargento, Hiram Sasser, Monk recibió una carta de su oficial al mando preguntándole si él «estaría de acuerdo en que una declaración verbal que expresara oposición religiosa o moral al matrimonio del mismo sexo era discriminación. Monk respondió que no estaba de acuerdo en que fuera discriminación.»

«¿Vamos a tener una política de “No preguntes, no digas” para los cristianos, a fin de que no nos molesten a causa de nuestra fe? –preguntó Sasser-. «Aquí tenemos a un hombre que quiere tener su libertad religiosa y servir en las fuerzas armadas. No tiene que creer en el matrimonio homosexual para poder servir».

Dice Monk de su motivación para hacer esta reclamación: «A los cristianos… nos roban nuestra dignidad y respeto. No podemos ser lo que somos. Esta [reclamación] no tiene que ver sólo conmigo; es para todos los aviadores».

Es cierto: las fuerzas armadas y la Fuerza Aérea en particular, han sufrido un deterioro de la moral como resultado de la agenda de tolerancia del régimen de Obama. 

Debido a que los comandantes de la Fuerza Aérea y de otras ramas del servicio, así como los nominados civiles para la administración del Departamento de Defensa, están bajo la autoridad directa del Presidente como Comandante en Jefe y patrón, los diktats de tolerancia del actual Comandante en Jefe no son avalados por las ramas legislativa ni judicial antes de ser implementados; de la misma manera que el alud de regulaciones opresivas que él ha ordenado en las agencias civiles no está sujeto a supervisión.

Sí, en 2010, después de una contundente derrota a manos de los candidatos del Tea Party, la mayoría demócrata de la Cámara revertió la prohibición de que los homosexuales declarados estuvieran en las fuerzas armadas como uno de sus últimos actos legislativos antes de ceder el control a la mayoría republicana recién electa. Pero la plétora de reglas y regulaciones de tolerancia que siguió a esto tuvo el efecto expreso de socavar las familias de los militares y erosionar la trama de fe que ha mantenido a nuestras fuerzas armadas y a la República cohesionadas desde la época del primer Comandante en Jefe, George Washington.

En 1776, después de leer la nueva Declaración de Independencia a sus tropas, Washington ordenó que los capellanes de cada regimiento se cercioraran de que «todo oficial y hombre se comprometan a vivir y a actuar como conviene a un Soldado Cristiano, defendiendo los más caros Derechos y Libertades de su país».

La orden de Washington en apoyo de la fe es la antítesis total de los objetivos socialistas del actual «organizador comunitario» parásito que ocupa la Casa Blanca. Y socavar los «Derechos y Libertades» de los que se hace mención en la orden de Washington es el objetivo real detrás de la persecución del sargento mayor y de los otros ejemplos diarios de violaciones parecidas causadas por la agenda de tolerancia de Obama. 

Sí, todos los conservadores deben sentirse airados por los cintillos que exponen la misión del Comandante en Jefe de opresión religiosa y normalización de la homosexualidad en lo militar, pero nunca debemos estar tan concentrados en la naturaleza específica de esas noticias como para no darnos cuenta del contexto general; no debe sucedernos como dice el proverbio y que las ramas no nos dejen ver el bosque.

Entonces, ¿cómo es que la Izquierda logra imponer su agenda totalitaria al promover una «tolerancia» intolerante?

Dicho en pocas palabras, el motivo final de Obama es romper los lazos que unen a sus adversarios -la fe y la familia- los principales componentes individuales y sociales para la formación de la Libertad, y que son los obstáculos principales en el camino de la tiranía.

Los cuadros socialistas de Obama, igual que sus antecesores, buscan minar los postulados fundacionales de la Libertad Esencial, la fe y la familia, para sustituir el Imperio de la Ley republicano con el gobierno dictatorial del hombre. 

El primero se basa en el principio de que la Libertad de toda la Humanidad es «concedida por su Creador», mientras que el segundo afirma que el gobierno es que concede todas las cosas. La base de la agenda socialista de Obama es la pretensión de que los derechos de los hombres están sujetos al gobierno humano.

Nuestros Fundadores fueron bien claros con relación a su fe, igual que lo han sido generaciones de Patriotas desde entonces. La fe es el contexto fundacional de la Libertad, y «sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades», que los derechos del hombre son «inalienables», un don irrevocable asegurado mediante «las leyes de la Naturaleza y del Dios de esa naturaleza».

La Izquierda rechaza ese don de Libertad y los derechos y responsabilidades individuales que él entraña. En consecuencia, la raíz de todo el debate político sobre Libertad y tiranía, o dicho en el lenguaje de la política, entre la Derecha y la Izquierda, es la discusión acerca de quién otorga la Libertad: nuestro Creador o el hombre.

Así que, cuando los conservadores protesten con razón por la opresión religiosa y las políticas socialistas que conducen a una involución cultural que socava a la familia, esa protesta nunca deberá dejar de indicar el contexto de nuestra objeción: que el propósito de la Izquierda es, al final, minar el don de la Libertad Americana.

Durante los últimos cinco años la «agenda de tolerancia» de Obama, combinada con otras agendas izquierdistas para acelerar la dependencia del gobierno y dividir a los estadounidenses en votantes con intereses especiales, han servido a un solo objetivo: socavar la Libertad.

Pero yo me recuerdo de las palabras Jefferson: «El Dios que nos ha dado la vida nos dio al mismo tiempo la libertad; la mano de la fuerza las puede destruir, pero no las puede separar».

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