El aborto es malo para la economía

Bradley Mattes | 20 de agosto de 2018

(Townhall.com) – Chelsea Clinton ha ganado la atención de los medios con su “Rise Up for Roe Tour” de 14 días y 10 ciudades, patrocinado por los grupos de derechos a favor del aborto Planned Parenthood Action Fund, Demand Justice y NARAL Pro-Choice America.

Durante su primera parada en la ciudad de Nueva York, Clinton afirmó que Roe contra Wade ha sido bueno para la economía de Estados Unidos porque permitió a las mujeres ingresar a la fuerza de trabajo y contribuir con $ 3.5 billones a la economía. Esto solamente, afirma, debería motivar a los ciudadanos a valorar y apoyar el aborto.

No existe evidencia que sugiera que las mujeres que ingresaron a la fuerza laboral entre 1970 y 2009 no lo hubieran hecho sin acceso al aborto. Basándonos en las tendencias económicas y sociales, es mucho más probable que muchas de ellas, si no la mayoría, hubieran sido empleadas fuera del hogar independientemente de si hubieran abortado o dado a luz.

Una cantidad considerable de evidencias entra en conflicto con su premisa básica de que el aborto a petición propia – resultado de Roe y su caso acompañante Doe– beneficia a los Estados Unidos, incluso desde la perspectiva de la economía.

Consideremos el impacto económico de los 60 millones de bebés desaparecidos que fueron abortados, es decir, decenas de millones de personas más que hubieran ingresado a la fuerza de trabajo y hubieran contribuido lo suficiente a la economía de los Estados Unidos como para empequeñecer la figura de Clinton. Su(s) progenitor(es) o abuelos consentidores, habrían estimulado la economía con la compra de pañales, cunas, sillas de auto, alimentos para bebé y juguetes. Más automóviles y casas habrían sido comprados para acomodar las familias en crecimiento. La compra de bicicletas, ropa, comida y entretenimiento para la infancia (¡piense en Disney!) habría aumentado notablemente. Visualice el número adicional de asistentes y trabajadores de guardería que habrían sido empleados.

Las empresas que luchan por encontrar empleados para contratar hubieran tenido mejores opciones con decenas de millones de personas más en la fuerza de trabajo.

No deben olvidar los sindicatos de maestros, que tradicionalmente  han apoyado el aborto, que la demanda de sus servicios [de los maestros] sería considerablemente mayor si a 60 millones de bebés se les hubiera permitido vivir. Los centros vocacionales, colegios y universidades disfrutarían de matrículas más altas. Las pizzerías, bares y restaurantes que rodean estos campus harían más negocios.

Esto simplemente escarba la superficie de los beneficios económicos que se han perdido.

Si miramos el escenario completo, el aborto tiene un impacto generacional. Muchos de los bebés abortados en la década de 1970 habrían crecido y hubieran dado a luz, permitiendo que la próxima generación ingresara a la fuerza de trabajo y repitiera el ciclo de estímulo económico.

Inclusive si abordamos el aborto desde un punto de vista exclusivamente calculador y motivado por el dinero; si ignoramos el impacto social de negarle a decenas de millones de estadounidenses el derecho básico a nacer; si hacemos caso omiso de la violencia que implica el aborto y de su impacto psicológico en los involucrados; aún así, nos beneficiaríamos inmediatamente de su ausencia.

El mejor recurso renovable de una nación son sus niños. Ellos brindan una percepción y sabiduría únicas, que se suman a la diversidad del entramado de la vida. Ellos participan y contribuyen a la economía, haciendo que nuestra nación sea más rica, tanto en términos económicos como humanos.

Chelsea Clinton está equivocada desde todo punto de vista.

Bradley Mattes, MBS, es el presidente de Life Issues Institute, una organización pro-vida dedicada a educar, en todas las áreas de la vida, a los miembros de base del movimiento  pro-vida. Life Issues Institute es el asociado de base pro-vida del Susan L Anthony List Education Fund.

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