Gary DeMar | 1 de julio de 2019
(American Vision) – «Hasta la victoria, siempre». El actual alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, les dijo eso a los trabajadores en huelga del Aeropuerto Internacional de Miami. La frase era un mantra para Guevara, quien fue uno de los principales seguidores de Fidel Castro. Raúl Castro la pronunció ante la televisión cubana en 2016, cuando anunció al mundo que su hermano mayor había muerto.
He ahí el problema. Los trabajadores del aeropuerto están familiarizados con la frase. Muchos de ellos abandonaron Cuba debido a ella:
Guevara, aunque odiado por la comunidad cubana en el exilio, ha sido tratado por algunos izquierdistas como un mártir y en cierta medida se ha convertido en una figura de la cultura pop a raíz de su ejecución en Bolivia. De Blasio se interesó por los sandinistas de Nicaragua a finales de los ’80 y pasó su luna de miel en Cuba, de acuerdo con The New York Times.
De Blasio dijo que no sabía que la frase había sido usada por Che Guevara y Raúl Castro. La Izquierda siempre alega ignorancia cada vez que da un paso en falso en la política. De Blasio y sus amigos demócratas son izquierdistas igual que el Che Guevara y los hermanos Castro. Siempre han estado en el lado equivocado de la Historia en lo que se refiere al comunismo. La Izquierda de Hollywood tiene igual muerte cerebral en lo que se refiere a su apoyo político a los izquierdistas.
Ellos son los «tontos útiles» del comunismo. Personas que se ganan la vida gracias al mercado libre y la libertad de expresión apoyan una ideología que es contraria a su misma profesión. Bajo los regímenes comunistas y las ideologías que ellos apoyan, su trabajo será censurado y sus vidas estarán en peligro.
No hay nada nuevo en esto.
Durante los años 1940 y 1950 los productores, directores y actores de Hollywood fueron interrogados por sus opiniones políticas. El período de «histeria roja» puso en peligro el trabajo de la gente de la industria cinematográfica. «A los artistas se les privó de trabajo a causa de su membrecía o simpatía con el Partido Comunista Americano, por su participación de causas políticas humanitarias o liberales que los que regían la lista negra asociaban con el comunismo y su negativa a colaborar con las investigaciones federales del partico Comunista. Algunos quedaron en la lista negra simplemente porque sus nombres habían aparecido en el lugar y el momento equivocados».
Guionistas y directores testificaban ante el Congreso y el Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara especialmente establecido. Cuando un grupo de 10 guionistas y directores —los llamados Diez de Hollywood— rehusaron testificar ante el Comité, el 25 de noviembre de 1947 se estableció una lista negra de Hollywood. El 22 de junio de 1950 la revista Counterattack [Contraataque] publicóRed Channels, un informe de la «influencia comunista en la radio y la televisión». El folleto identificó a 151 actores, guionistas, músicos, periodistas de la radio y TV y otros que creían que estaban usando la industria del entretenimiento para difundir ideales comunistas. Ya desde antes de su publicación, a algunos de la lista se les estaba negando empleo a causa de sus ideas políticas. A partir de mayo de 1947, el suplemento de Counterattack publicaba información semanal de las ideas políticas de personas de la industria del entretenimiento.
El 25 de noviembre de 1947 (un día después que la Cámara de Representantes aprobara las citaciones de desacato a los Diez de Hollywood por su negativa a testificar) Eric Johnston, presidente de la Asociación de Cinematografía de los Estados Unidos, emitió una declaración de prensa de dos páginas que presentaba los puntos de vista de los jefes de los estudios principales. La «Declaración Waldorf», como se le llamó, anunciaba la cesantía de los Diez de Hollywood y decía:
«De inmediato dejaremos cesantes o suspendidos sin compensación a los que estemos empleando, y no volveremos a emplear a ninguno de los 10, hasta tanto no sea absuelto o se haya despojado del desacato y declare bajo juramento que no es un comunista…. No emplearemos a sabiendas a ningún comunista ni a ningún miembro de un partido o grupo que propugne el derrocamiento del Gobierno de los Estados Unidos».
La mayoría de las personas no reconocerían hoy los nombres de los Diez de Hollywood. Un ganador del Oscar, Dalton Trumbo (1905 – 1976) puede ser la excepción. Comenzó como uno de los guionistas mejor pagados de Hollywood al ganar $4000 semanales y trabajó en una serie de películas famosas: Espejismo de Amor (1940), Treinta Segundos sobre Tokio (1944), Dos en el Cielo (1943), Espartaco (1960), y Our Vines Have Tender Grapes (1945) protagonizadas por Edward G. Robinson, cuyo nombre fue publicado en el libro Red Channels (puede leer el libro completo de 157 páginas aquí), aunque Robinson nunca quedó oficialmente en la lista negra. La novela antibelicista de 1939 de Trumbo Johnny Got His Gun, 1 ganó el Premio de los Vendedores de Libros Americanos ese año.2
A Trumbo no lo favoreció el que la novela fuera publicada por capítulos en el periódico comunista The Daily Worker en marzo de 1940 y «se convirtiera en “un programa de acción para la izquierda”, que se había opuesto a la participación en la Segunda Guerra Mundial durante el período del pacto Hitler-Stalin». Eso y una visita del FBI3 convirtieron a Trumbo en una persona non grata para muchos en Hollywood, en especial porque, aparte de la política, la mala publicidad podía hacer fracasar a una película que había sido escrita por un pacifista en tiempos de guerra y de expansión soviética. ¿Cómo venderle a un público patriótico una película s su guión ha sido escrito por un comunista? Hollywood en aquel entonces, igual que ahora, estaba motivado por el dinero más que por la ideología.
Paul Buhle y David Wagner en su libro Hide in Plain Sight [Oculto a plena vista] llegan a la conclusión: «Hollywood siempre lo que ha querido es el dinero. Todavía lo quiere». Los actores, guionistas directores y productores de tendencia izquierdista lo sabían, por eso es que las películas en que trabajaban no exponían demasiado su ideología radical. Su ideología se expresaba de maneras más sutiles, mayormente en la televisión, a la cual emigraron muchos de ellos para ganarse la vida. Ganaban su dinero por un sistema de gobierno y una economía que ellos esperaban transformar en base a lo que ha demostrado ser un sistema político fallido. Poco ha cambiado hasta nuestros días. Los izquierdistas exaltan las virtudes del Che, Fidel, descrito como «el tirano favorito de Hollywood»4 y Hugo [Chávez] y no entienden que su profesión sería expropiada y usada para fines de propaganda si se realizaran sus sueños políticos radicales y algo como la forma de gobierno de Hugo Chávez alguna vez se levantara en este país. Trumbo, a pesar de estar en una lista negra, todavía podía ganarse la vida, porque los productores podían obtener sus servicios a precios bajos si no se le ponía en los créditos o se le acreditaban bajo un nombre supuesto. En realidad, tenía más trabajo del que podía asumir.5
La lista negra fílmica terminó en 1960, cuando Kirk Douglas, la estrella y productor ejecutivo de la película Espartaco, de Stanley Kubrick, acreditó al guionista de la lista negra Dalton Trumbo, de los 10 de Hollywood, como el guionista de la película, usando el nombre real de Trumbo. Desde su inclusión en la lista negra en 1947 Trumbo había estado presentando guiones bajo el seudónimo de Sam Jackson. El presidente electo John Kennedy atravesó los piquetes de la Legión Americana para ver Espartaco, con lo que dio la credibilidad del más alto cargo de la nación al esfuerzo por terminar la lista negra…. También en 1960 el director Otto Preminger anunció en público que Trumbo había escrito su éxito de pantalla Éxodo.6
La lista negra de Hollywood ha enfurecido a los liberales durante más de 70 años pero eso no ha impedido que los liberales de hoy hagan su propia versión de una lista negra de conservadores. Esto es particularmente cierto de los actores noveles que están tratando de establecerse en Hollywood. Los actores más establecidos son más libres de expresar sus puntos de vista conservadores, porque son atracciones de taquilla. Esto fue especialmente cierto para alguien como Charlton Heston, que continuó trabajando aunque se le consideraba políticamente como de extrema derecha.
«Aunque a menudo se le considera un ultra-conservador, Heston escribió en su autobiografía de 1995 “En la arena” que se había opuesto a las cacerías de brujas de McCarthy en los años 1950; que había estado contra la guerra de Vietnam y que había creído que el presidente Richard Nixon era malo para los Estados Unidos». También participó en la Marcha de Washington en 1963, junto a los íconos liberales Burt Lancaster, James Baldwin, Marlon Brando, Sidney Poitier, y Harry Belafonte (vea las imágenes aquí y aquí). No tenía importancia, porque él estaba a favor de la Segunda Enmienda.
»La elección Franken-Coleman en Minnesota en 2008 fue un testimonio de que los conservadores le temen a las listas negras de los liberales. Una gran cantidad de dinero liberal fue donada para apoyar a Franken, por parte de notorios liberales como Tom Hanks, Robin Williams, George Clooney, Michael J. Fox, Ted Danson, David Letterman, Mike Myers, Dan Aykroyd, y Steve Martin. Como las bases de datos de la FCC están accesibles a los medios, los que donaron están disponibles a la izquierda de Hollywood. Un conservador que hubiera donado para Coleman quedaría «desenmascarado» en publicaciones como Variety y Politico y tendría dificultades para hallar un trabajo permanente en la industria del entretenimiento (ver la entrevista aquí).
»Una táctica parecida es usada para castigar a los que apoyaron la Proposición 8. Un artículo del Los Angeles Times informa que «muchos del Hollywood liberal que lucharon para derrotar la iniciativa que prohibía los matrimonios del mismo sexo que ahora sufren de discriminación y consternación. Mienrtas tanto, los activistas siguen peinando las listas de donantes y emplean la Internet para exponer a los que donaron dinero para apoyar la prohibición. Ya han expuesto a Scott Eckern, director de la organización no lucrativa California Musical Theatre de Sacramento, que renunció después de una lluvia de quejas de prominentes artistas de teatro,, que incluyeron al compositor de Hairspray Marc Shaiman, cuando salieron a relucir sus contribuciones a la campaña por el Sí a la Proposición 8.
»El autor de una carta al San Francisco Chronicle que apoyaba la Proposición 8 fue intimidado cuando los motores de búsqueda de Internet fueron usados «para hallar al pequeño negocio del autor de la carta, su sitio web (que incluía los nombres de sus hijos y de su perro) su número de teléfono y sus clientes. Esa información la publicaron en la sección de «Comentarios» de SFGate.com , e instaron, con un lenguaje grosero, a tomar retribución contra el negocio del autor y sus clientes identificados.»
Ahora bien, ¿quiere decir que los conservadores no pueden trabajar hoy en Hollywood? Nada de eso. ¿Hay un factor de miedo que impide que los conservadores hablen? No lo dudo. Los que son considerados conservadores por lo general no tienen una opinión conocida sobre el aborto y la homosexualidad. Patricia Heaton y Angie Harmon son excepciones notables. Kurt Russel aparece relacionado como conservador, pero en realidad es un libertario, lo cual puede explicar por qué está viviendo con Goldie Hawn sin estar casado con ella, aunque debo decir que lleva con ella más tiempo que el que llevó Brad Pitt con Jennnifer Aniston. Muchos (¿la mayoría?) son conservadores económicos, como Kelsey Grammar y Drew Carey. Y hay más a los que alientan a hacer públicas sus ideas conservadoras.
Jon Voigt es un conservador declarado. La ha emprendido con la simpatizante comunista Alexandria Ocasio-Cortez (Demócrata por Nueva York) y la izquierdista de Hollywood Alyssa Milano. «Me simpatizan las personas que son ignorantes, Eso no me asusta. La ignorancia no me asusta. Yo también fui así. Yo solo anhelo que todos lleguen a la verdad.» – ha dicho. Ha llamado al socialismo «un desastre» y lamentado «que los jóvenes sean “adoctrinados” en las escuelas y no entiendan por completo los peligros de las políticas socialistas».
Como muchos del Partido Demócrata, los liberales son hipócritas. Denuncian las listas negras de los años 1940 y 1950, pero no parecen importarles que las personas «adecuadas» estén hoy en la lista negra por desafiar las causas que a ellos les gustan. Entonces ¿cuál es la solución? Derrotarlos en su propio terreno. ¡Escribir y producir mejores películas que produzcan dinero, que hagan a la gente reír, llorar, pensar e imaginar! Lo que sigue da en el clavo:
[En] el entretenimiento, la gente busca escapismo, no espinacas ni propaganda. Es por eso que (como han notado los conservadores) pocos fueron a ver las películas del año pasado sobre la guerra contra el terrorismo (En el valle de Elah, Expediente Anwar, Leones por corderos, etc.) ni la W. de este año, pero es también la razón por la que pocos fueron a ver Un cuento americano. (No es una conspiración liberal que Un cuento y W. hayan sido ignorados por complete a favor de los chihuahuas parlantes). Las películas que claramente favorecen u punto de vista, sea de derecha o de izquierda no pareen tener mejor destino que las que conceden a ambas partes una oportunidad, o cuya ideología pasa a un plano secundario con respecto a la trama y el desarrollo de los personajes.
¡Amén! Derrotemos a la izquierda en su propio terreno y con un producto superior.
Notas:
- El título proviene de la frase «Johnny, agarra tu arma» de la canción de George M. Cohan «Over There» (1917) que fue usada para el reclutamiento en la I y II Guerras Mundiales. Para la letra, ver aquí. Mire la escena de Yankee Doodle Dandy (1942) protagonizada por James Cagney en la que se le ve cantando la canción junto con unos soldados que marchan frene a la Casa Blanca.
- En 1971, la novela fue llevada al cine con el mismo título, una producción de bajo presupuesto de Live On-Stage en 2008.
- Trumbo narra las circunstancias en torno a la visita del FBI en la Introducción a la edición de 1959 de Johnny Got Your Gun (ver aquí).
- Humberto Fontova, Fidel: Hollywood’s Favorite Tyrant (Washington, D.C.: Regnery Publishing, 2005). «El libro critica a las celebridades americanas, en particular a los actores de Hollywood, que apoyan al gobierno de Fidel Castro en Cuba y con frecuencia viajan para ver en persona a Castro. Entre los que señala están Jack Nicholson, Danny Glover, Harry Belafonte, Chevy Chase, Steven Spielberg, Ted Turner, y Dan Rather».
- Ronald Radosh y Allis Radosh, Red Star Over Hollywood: The Film Colony’s Long Romance with the Left (Nueva York: Encounter Books, 2006), p. 208.
- Richard A. Schwartz, “How the Film and Television Blacklists Worked.”