Ramon Arias | 24 de junio de 2013
Es posible que consideres mi declaración un poco atrevida al decir que, a lo largo de la historia, los seres humanos sólo han tenido dos opciones de gobierno no creados por los hombres. También puedes decir que si el hombre habita la tierra, no puede haber otra fuente para el gobierno humano, a menos de que permitamos que los animales y el resto de la naturaleza gobiernen sobre nosotros.
Es cierto que desde hace seis mil años la forma de gobierno más común era una monarquía hasta que los Estados Unidos creó su forma de gobierno. También es cierto que los seres humanos, debido a su ignorancia, quieren que otros humanos gobiernen sobre ellos, tienen la ilusión de que es la única manera de adquirir seguridad y bienestar. Los Padres Fundadores de Estados Unidos de Norteamérica tenían sus dudas acerca de su nuevo experimento republicano. Benjamín Franklin frente a los miembros de la Convención Constitucional en Filadelfia en 1787, advirtió sobre, «Los peligros de una burocracia asalariada»:
«No hay un rey de cada cien que no desearía, si se puede, seguir el ejemplo del Faraón — conseguir primero todo el dinero de la gente, después todas sus tierras, y luego hacer de ellos y sus hijos sirvientes para siempre… Estoy preocupado de que el gobierno de los Estados podrá, en tiempos futuros, terminar en una monarquía».
Benjamín Franklin también dijo: «El hombre en última instancia, se regirá por Dios o por los tiranos». Franklin estaba en lo cierto, y te debe dar escalofríos saber que Estados Unidos se encamina rápidamente hacia esa dirección. Los fundadores tenían la esperanza de que una República Constitucional impidiera a los hombres malos de hacerse cargo de la nación, pero como vemos ahora eso no ha funcionado.
Los Padres Fundadores también odiaban el concepto de la democracia:
«Recuerden, la democracia nunca dura mucho. Pronto se pervierte, se desgasta y se asesina. No ha existido una democracia todavía que no que no haya cometido suicidio». – John Adams
«Una democracia sencilla. . . es uno de los males más grandes». – Benjamín Rush, firmante de la Declaración
«La democracia es dos lobos y un cordero que votan sobre qué van a comer para el almuerzo. La libertad es un cordero bien armado que disputa el voto». – Benjamín Franklin
«La democracia pura no puede subsistir mucho tiempo ni ser aplicada muy a fondo en los departamentos de Estado, está muy sujeta al capricho y a la locura de la ira popular». – John Witherspoon, firmante de la Declaración
«En términos generales podemos notar que cuanto más se asemeja un gobierno a una democracia pura abunda más el desorden y la confusión». – Zephaniah Swift, autor del primer texto legal de los Estados Unidos
«Las democracias siempre han sido espectáculos de turbulencia y contención; se han encontrado incompatibles con la seguridad personal, y los derechos de propiedad, y en general, han sido tan cortas en su vida, como violentas en sus muertes». – James Madison
Durante más de cien años, el pueblo estadounidense ha tragado la mentira de que somos una democracia. Sé que hemos escuchado a los políticos, los presidentes, los intelectuales y al mundo de la academia decir que somos una democracia y millones repiten el mismo mantra generación tras generación. El mundo está evangelizado con la idea de la democracia como forma de libertad, paz y prosperidad, pero los resultados muestran que las guerras se han librado en nombre de la democracia. Muerte y destrucción inimaginable se ha cometido a nombre de la democracia. La democracia ha sido la herramienta de los dictadores para consolidar el poder y la propagación de la miseria.
La historia y los Padres de la Patria están en lo cierto acerca de los males de la democracia, y el resto están equivocados. No hay que olvidar que también rechazaron la idea de un gobierno republicano que lleva a la tiranía. Nunca se imaginaron una forma de gobierno republicano pagano.
Los Peregrinos acertaron cuando escribieron el Pacto del Mayflower declarando el objetivo para establecer la colonia y firmaron el documento en la presencia de Dios y. En parte dice: «En el nombre de Dios, Amén… Una vez realizadas, para la gloria de Dios, y los avances de la fe cristiana … » Este es el primer documento fundamental de los Estados Unidos con el propósito indicado. Los Peregrinos sabían acerca de monarquías, repúblicas y las democracias, pero sólo reconocían la soberanía de Dios como el gobernante de todas las naciones del pasado, presente y del futuro.
Cuando el juez Nathaniel Freeman nombró miembros al jurado de Massachusetts en 1802, declaró:
«Las leyes del sistema cristiano, aceptadas por la Biblia, deben ser respetadas con gran autoridad en todos los tribunales y no se debe considerar inadecuado que los oficiales de dicho gobierno reconozcan su obligación al gobierno de decretos…
[Nuestro gobierno] originándose del compacto voluntario de un pueblo que en el instrumento mismo profesan la religión cristiana, puede ser considerado, no como una república de Roma que era pagana, sino una república cristiana».
El Juez Freeman entendió claramente la advertencia de William Penn, «Aquellas personas que no se regirán por Dios serán gobernadas por tiranos.» Y, «Es cuando la gente se olvida de Dios es que los tiranos forjan sus cadenas». – Patrick Henry
Continuará…
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