Dave Daubenmire | 23 de febrero de 2017
(barbwire.com) – Las noticias falsas son la furia actual de la cultura americana. De hecho, es un asunto con el cual nos hemos venido enfrentando desde la década de 1960. Para parafrasear a Ronald Reagan, el problema no es tanto lo que creen los americanos, sino que una buena parte de lo que creen sencillamente no es verdad.
Las mentiras están a la orden del día. En verdad estamos viviendo los días en que las Escrituras nos advierten: «cada uno hace lo que bien le parece». No es que no estemos informados… sino que estamos desinformados.. Muchas cosas que creemos simplemente no son ciertas.
Hubo una época en los Estados Unidos en que se consideraba deshonroso decir una mentira. El sentido casi universal de lo bueno y lo malo solía exigir honestidad en todos nuestros actos. Aquellos eran días anticuados, con valores anticuados, ¿sabe?… cuando las gentes eran identificadas ciertamente por sus pecados. Mentiroso, ladrón, adúltero, timador, eran términos frecuentes, usados a la hora de comer, cuando nuestros padres nos instruían en qué tipos de comportamiento no se iban a aceptar en nuestra familia.
«¿Te acuerdas de Bill Jones, el que abrió una tienda de provisiones, verdad? No estuvo mucho tiempo en el negocio, porque se corrió la voz por el pueblo de que no era un hombre de negocios honesto. Apoyaba el dedo en la pesa cuando pesaba el picadillo. La gente de este pueblo no mira bien a los pillos».
Esa sencilla declaración de mi padre llevaba una valiosa lección de la vida. A los pillos no los iban a tolerar, y de seguro no iban a contar con el apoyo de los habitantes del pueblo.
Hoy, el usar esos adjetivos para describir a las personas ya no es aceptable. Hemos cambiado esas descripciones diabólicas por expresiones que suenan bien como «se equivocó», «tiene éxito con las mujeres» y «es un servidor público».
Rayos, hoy hasta el asesinato de los bebés es llamado opción; los que matan a los bebés son llamados doctores, y el propio asesinato es llamado atención médica.
Palabras falsas. Las palabras falsas conducen a comportamientos falsos. Los comportamientos falsos llevan a leyes falsas. Las leyes falsas conducen a la justicia falsa. La justicia falsa conlleva una falsa libertad. La libertad falsa nos guía a un falso Dios. El falso dios nos hace falsos cristianos.
Hoy estamos en el enredo en que nos hemos metido porque la mayor parte de lo que usted escucha en sus iglesias locales es falso. El Falso Evangelio ha llevado a la destrucción de esta nación, que una vez fue cristiana.
No me preocupan tanto las noticias falsas que informan los medios de prensa hoy en día. Las noticias falsas no son más que el hijo bastardo del Falso Evangelio. Estoy mucho menos preocupado por las mentiras de la CNN que por las mentiras del púlpito, que hacen que el acto de mentir sea más aceptable para el público.
Permítanme exponer cinco mentiras (hay más) que han dado cobertura a los bribones que están en medio nuestro y que nos han producido iglesias llenas de falsos cristianos.
- Todos somos hijos de Dios. No tengo idea de dónde salió esta mentira vil, pero nada podría estar más lejos de la verdad. Aunque fuimos CEADOS a la imagen de Dios, sólo aquellos que llevan el nombre de Cristo son Sus hijos. De hecho, en más de un lugar de las Escrituras se nos dice que el Diablo tiene hijos, y muchos de nosotros tenemos al Diablo en el árbol genealógico. En ninguna parte de las Escrituras usted hallará que a los perdidos se les llama hijos de Dios.
- Jesús ama a todo el mundo. Esta siempre me da deseos de vomitar. Aunque el texto más famoso del todos, Juan 3:16, nos dice que Dios amó AL MUNDO, le será difícil encontrar un versículo que diga que el amor de Jesús se aplica universalmente. Está DISPONIBLE universalmente, pero el amor de Cristo es condicional. TODO AQUEL no es un término que incluye a todo el mundo, sino que es EXCLUYENTE en su naturaleza. Jesús ama a SUS HIJOS… no a los hijos del Diablo… aunque SU amor está disponible para ellos. «Dios aborrece a todos los hacedores de maldad». Yo creo que eso se refiere a los que se dedican de manera activa y explícita a desobedecer a Dios… lo cual es llamado pecado.
- Los cristianos no deben juzgar. Una de las primeras cosas que Michelle y yo tratamos de enseñar a nuestros hijos es la capacidad de juzgar entre el bien y el mal. Todas las personas, si tienen una pizca de sentido realizan miles de juicios al día. Es por eso por lo que se nos dice a menudo que tuvimos un «buen juicio» o «mal juicio». El juicio no es más que la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto. Cuando señalamos un MAL COMPORTAMIENTO, estamos juzgando la ACCIÓN, no a la persona. El comportamiento homosexual es malo. Hacerse un aborto es malo. «¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo..! » (Isaías 5:20). Eso proviene de la Biblia. ¿Cómo puede usted determinar lo que es bueno y lo que es malo si no juzga?
- Jesús lo acepta a uno tal y como es. Lo siento. Eso no es verdad. Usted puede llegar a Jesús «tal y como es», pero no puede continuar su relación con Él en la misma condición en que llegó a Él. Jesús exige confesión, arrepentimiento y que nos apartemos de nuestros malos caminos. Aceptar a Jesús le da a usted la potestad de llegar a ser hecho hijo de Dios (Juan 1:12)… no es que automáticamente LE HAGA hijo de Dios. «No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos» (Mateo 7:21-13). Solamente los que «hacen Su voluntad» llegan a ser Sus hijos. Usted ya no es usted, sino que CRISTO pasa a residir en usted. Él le ama tanto, que le exige que muera.
- Jesús murió por sus pecados. Bueno… más o menos. 1 Juan 3:18 nos dice: «Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo». Jesús murió para destruir el pecado… la obra del Diablo… y el poder del pecado en el mundo. La salvación suya y la mía es un resultado de Su destrucción del poder del pecado en el mundo. Debido a que Jesús murió, y porque le he recibido como Señor, el pecado, la muerte, el infierno y la tumba ya no tienen poder sobre mí. El pecado, la muerte, el infierno y la tumba son las obras del Diablo. Jesús destruyó el poder que tenían sobre mí. Yo he aceptado Su obra completa en el Calvario y he aplicado Su sangre a mi vida enferma de pecado. Él me redimió,… pagó mi precio… y me rescató de «la ley del pecado y de la muerte»… el alma que pecare, ésa morirá. Jesús murió para destruir el poder del pecado en el mundo. Mi salvación es el fruto de esa muerte, pero Él no «me tenía en mente» cuando fue a la cruz, como dice la canción.«CONSUMADO ES» declaró Él cuando colgaba del madero. ¿Qué estaba consumado? Su propósito al venir… la destrucción de las obras del Diablo.
Tengan cuidado con el Falso Evangelio. Es mucho más peligroso que las falsas noticias.