Ramón Arias | 1 de diciembre de 2014
En Mobile, Alabama el 6 de octubre de 2012, un oficial negro de seguridad del campus, Travis Austin, mató a un joven blanco de 18 años de edad desarmado, Gilbert Collar, un estudiante de primer año en la Universidad del Sur de Alabama. Collar estaba bajo la influencia de drogas. El oficial declaró que Collar lo acosó en varias ocasiones de forma amenazante. En marzo de 2013 el gran jurado, a pesar de la presión pública para que formularan cargos, después de un análisis profundo de la evidencia la decisión fue de no presentar cargos contra el oficial Travis. Su conclusión fue que el oficial actuó en defensa propia ya que Gilbert Collar estaba actuando irracional. La autopsia encontró una sustancia química llamada «251–C–NBOMe».
La decisión del gran jurado en Mobile no causó disturbios, violencia o destrucción. No hubo manifestaciones a nivel nacional de injusticia judicial o de racismo, de hecho la nación ni siquiera se enteró de que había ocurrido un incidente fatal.
El incidente en Ferguson, Missouri, es una cuestión totalmente diferente y el mundo lo presenció todo. La decisión del gran jurado del condado de St. Louis de no presentar cargos contra el oficial Wilson estalló en violencia, saqueos, incendios y seguido por días de marchas pacíficas de protesta contra la injusticia racial en todo el país.
El Lunes, 24 de noviembre 2014, la nación entera estaba esperando la decisión del gran jurado. Después de haber escuchado un detallado y claro relato de la investigación refutando todas las mentiras que rodearon el incidente fatal, los manifestantes de Ferguson sólo querían oír una palabra «culpable». Obviamente a ellos no les preocupan los hechos o la verdad; querían que su manera de manejar el asunto fuera la única manera. Olvídate de la ley, ellos querían el gobierno del populacho.
Michael Brown estaba bajo la influencia de THC, una sustancia que altera el comportamiento y se encuentra en la marihuana. El informe de toxicología realizado en el laboratorio de la Universidad de St. Louis encontró 12 nanogramos / ml de Delta-9-THC en la sangre de Brown en el momento de su muerte. Esta no es una pequeña cantidad de la sustancia y revela claramente que Brown no era un «gigante gentil».
Entonces, ¿cómo se comparan estos dos incidentes en los que se invierten la raza del policía y la del adolescente? ¿Por qué tenemos dos resultados sociales diferentes? Déjame simplificarlo, hay una agenda malévola para volcar a esta nación hacia abajo.
La tarjeta de la raza blanca vs. negra se ha jugado por los últimos seis años; este es un gran retroceso al progreso de los derechos civiles para los negros que se había logrado en los últimos 50 años. La ley del populacho se utiliza en situaciones políticas con violencia e intimidación. Los disturbios en Ferguson fueron bien planificados y previstos por los que operan detrás de las bambalinas.
A pesar de que sólo había un puñado de instigadores entre la multitud, sabían perfectamente cómo presionar los botones correctos para incitar a las multitudes hacia la anarquía y la violencia. Esta forma de control de las masas no es nada nuevo en la historia humana; cuando triunfa siempre es rápida para llevar a cabo la destrucción nacional.
Hace dos mil años, los líderes religiosos de Israel incitaron a la multitud y pidieron a Pilato que condenara a Jesús con la pena de muerte. El gobernador romano no pudo encontrar ninguna evidencia para llevar a cabo una solicitud de este tipo, sin embargo, la ley del populacho se impuso y cometió una injusticia (Juan 19:1-30).
Si no queremos ser parte del gobierno del populacho, voluntaria o involuntariamente, necesitamos desintoxicar nuestra mente y nuestro espíritu de todo el veneno ideológico religioso que afecta a la cultura estadounidense. Tenemos que seguir escudriñando las Escrituras diligentemente para saber quién está suprimiendo la verdad de Dios y sonar la campana. Debemos aunar eso con un conocimiento profundo de nuestra historia para saber cuáles son las cosas que deberíamos estar haciendo, no sólo para arreglar los problemas de nuestra generación actual, sino también de las que están por venir.
Por otro lado, si seguimos ignorando las advertencias, sabemos lo que está por venir, como lo indica claramente el apóstol Pablo a los Romanos: «Y como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen; estando llenos de toda injusticia, maldad, avaricia y malicia; colmados de envidia, homicidios, pleitos, engaños y malignidad; son chismosos, detractores, aborrecedores de Dios, insolentes, soberbios, jactanciosos, inventores de lo malo, desobedientes a los padres, sin entendimiento, indignos de confianza, sin amor, despiadados; los cuales, aunque conocen el decreto de Dios que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también dan su aprobación a los que las practican.” Romanos 1: 28-32.
Sabemos de la caída desastrosa de Roma. ¿Seguirá Estados Unidos en sus pasos?