“El hombre se ha olvidado de Dios”

Nena Arias | 20 de junio de 2022

“Hay caminos que el hombre considera buenos,
pero que al final resultan caminos de muerte”.
(Proverbios 16:25)

Alexander Solzhenitsyn (1918-2008) fue un novelista, historiador y el disidente soviético más famoso. En 1970 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Fue expulsado de la Unión República Socialista Soviética (URSS). Más tarde regresó a Rusia en 1994 tras la caída de la URSS y falleció en Moscú en 2008.

Solzhenitsyn fue un hombre muy valiente de fuertes convicciones y expuso las atrocidades de la URSS y su gobierno totalitario al mundo. Como se esperaba, pagó caro y fue encarcelado durante años. Su libro de tres volúmenes, El archipiélago Gulag, revela las atrocidades de la ideología comunista-ateísta. Solzhenitsyn estima que 60 millones de personas murieron bajo esa forma totalitaria de gobierno.

En su visita, y prolongada estancia en el Occidente, se le interrogó sobre las razones del declive de la civilización occidental y afirmó: El hombre se ha olvidado de Dios, por eso ha sucedido esto”.

Solzhenitsyn hizo una llamada y clara advertencia a Estados Unidos y le dijo: “Llamo a Estados Unidos que tenga más cuidado con su confianza. Evite que aquellos usen falsamente la justicia social para llevarlos por un camino falso. Están tratando de debilitarlos. Solo podemos alcanzar con determinación la cálida mano de Dios, que hemos rechazado con tanta temeridad y confianza en nosotros mismos”.

El concepto de justicia social fue muy utilizado en el siglo XX por los dictadores en su ascenso al poder; por eso es tan triste y trágico decir que esto no solo continúa en nuestros tiempos, sino que ha crecido a pasos agigantados. Los ciudadanos solidarios y los cristianos deben familiarizarse con la doctrina de la justicia social porque es nada menos que una declaración de guerra contra Dios. El resultado es siempre una ideología que destruye la cristiandad, la familia, la humanidad, el capitalismo bíblico, la moralidad, la virtud y cualquier cosa que se asemeje a la confianza en la moralidad de Dios.

Cuando los humanistas o los ateos tienen éxito con su visión de la justicia social y se convierten en la élite piensan que se convierten en dioses; esto reduce a aquellos que se oponen a ellos a un nivel inferior al humano. Es una maquinaria que degrada a quienes se someten pasivamente y oprime fuertemente a quienes se oponen a esta agenda.

El escritor y filósofo George Santayana dijo: “Aquellos que no aprenden de la historia están condenados a repetirla”. No hay excepciones.

William Federer en su publicación del Minuto Americano del 13 de febrero escribe lo siguiente:

“Durante la Segunda Guerra Mundial, el general nazi Hans Frank ejecutó un reinado de terror en Polonia, saqueando y cometiendo asesinatos en masa de millones de polacos y judíos en campos de exterminio.

Después de la guerra, Hans Frank fue arrestado. Durante su encarcelamiento, el Padre O’Conner lo llevó a creer en la expiación de Cristo por sus pecados…

En los juicios de Nuremberg, el 31 de agosto de 1945, Hans Frank fue condenado y ejecutado. Arrepentido por su juicio, Hans Frank declaró:

«Al principio de nuestro camino no sospechábamos que nuestro alejamiento de Dios pudiera tener consecuencias tan desastrosas y mortales y que necesariamente nos involucraríamos cada vez más en la culpa.

En ese momento no podíamos haber sabido que tanta lealtad y voluntad de sacrificio por parte del pueblo alemán podrían haber sido tan mal dirigidas por nosotros.

Así, al apartarnos de Dios, fuimos derribados y tuvimos que perecer…»

El líder nazi Hans Frank continuó:

«…Ante todo, Dios pronunció y ejecutó juicio sobre Hitler y el sistema al que servimos con mentes alejadas de Dios.

Por lo tanto, que también nuestro pueblo sea llamado a abandonar el camino por el que Hitler, y nosotros con él, lo hemos conducido.

Ruego a nuestro pueblo que no siga en esta dirección, aunque sea un solo paso; porque el camino de Hitler era el camino sin Dios, el camino de apartarse de Cristo y, en última instancia, el camino de la insensatez política, el camino del desastre y el camino de la muerte…

…Su camino se convirtió cada vez más en el de un temible aventurero sin conciencia ni honestidad, como lo sé hoy al final de esta Prueba.

Llamamos al pueblo alemán… a regresar de este camino que, de acuerdo con la ley y la justicia de Dios, tenía que llevarnos a nosotros y a nuestro sistema al desastre y que llevará al desastre a todos los que intenten caminar por él… en todas partes del mundo entero»».

Alexander Solzhenitsyn y el general nazi Hans Frank llegaron a la misma conclusión, aunque sus vidas fueran diferentes. Además, su participación en sus respectivas naciones les permitió comprender los males de las mentes enfermas, independientemente de cuán carismáticos, intelectuales y poderosos se volvieran, y todas las promesas de una vida mejor creadas por ellos siempre terminaron en desastre.

El sabio rey Salomón tenía razón cuando dijo lo siguiente hace aproximadamente 2967 años:

Proverbios 16:25, “Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte”.

Proverbios 12:15, “En la opinión del insensato su camino es derecho, pero el que obedece el consejo es sabio”.

De todas las personas, los cristianos deberían saber mejor cuán precisos son los proverbios de Salomón. No podemos decir que los que rechazan a Dios son los principales culpables de lo que les sucede a las naciones; más bien debemos aceptar con humildad que cuando el pueblo de Dios elige un camino diferente al trazado por nuestro Padre Celestial, ellos son los que tienen la mayor responsabilidad. Es un hecho probado, “…Porque de todo aquel a quien le ha sido dado mucho, mucho se demandará de él; y de aquel a quien confiaron mucho, se le pedirá más” (Lucas 12:48).

No debemos ignorar las voces de la historia que nos gritan: el camino sin Dios nos destruirá. Sé lo que tengo que hacer y oro para que los que somos llamados por Dios respondamos de acuerdo a sus expectativas. Debemos demostrar ser dignos de confianza, y que nuestros corazones ardan con su divina revelación para comprometernos en todas las áreas de la vida a dar a conocer sus caminos porque es el único camino hacia la restauración en esta vida. También debemos saber que nuestro trabajo por él no es en vano y después de que hayamos terminado nuestro viaje aquí, nos esperan recompensas eternas por un trabajo bien hecho.

2 Corintios 13:5, “Examínense a ustedes mismos para ver si están firmes en la fe; pruébense a ustedes mismos. ¿O no conocen en cuanto a ustedes mismos que Jesucristo está en ustedes, a menos que ya estén reprobados?”

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