El infierno de Dante de los Estados Unidos

Ramon Arias | 13 de enero de 2014 

Un día Estados Unidos despertará a la terrible realidad que cambió su sociedad y su fundamento único y excepcional de 1620 por uno no muy diferente a la sociedad del Infierno de Dante. La pregunta que queda por contestar es: ¿estarán los Estados Unidos dispuestos a volver a conectar con el mayor tesoro que trajeron los peregrinos y puritanos visionarios de formar una gran sociedad que cambiaría el mundo para futuras generaciones?

Lamentablemente, desde entonces algunos hombres y mujeres con otra perspectiva del mundo cuyas ideas son el de mantener a las sociedades dentro de los nueve círculos de infierno de Dante han reescrito la historia original de los Estados Unidos. Desconocer el pasado es su lema. Ellos saben que cuanto menos se sepa la historia bíblica de esta nación más fácil será embrutecer la mente de la gente y moldearlas a una visión de una sociedad terrible parecida a la del Infierno de Dante.

La comprensión de Dante hacia su generación está revelada en los círculos de: Limbo, Lujuria, Gula, Avaricia, Ira, Herejía, Violencia, Fraude y Traición. Si Dante sólo podría haberse imaginado lo que el mundo moderno y postmoderno haría a los niños no nacidos habría incluido el círculo del asesinato de los bebés en el vientre de la madre.

Tal vez en el séptimo círculo, la violencia, podría haber incluido el infanticidio o como ahora prefieren decir los políticos y gran parte de la población de la Unión Europea al llamarlo, «un derecho humano». La violencia en el séptimo círculo de Dante incluye: la violencia en contra de otros, la violencia en contra de uno mismo y la violencia en contra de Dios o de la naturaleza.

En el octavo círculo describe: la seducción, la simonía (la comercialización de objetos sagrados cristianos), la hechicería y adivinación, baratería (una definición sugiere las demandas poco razonables), la hipocresía, el robo, el mal consejo, escisión (rupturas o divisiones), el engaño y la falsificación.

Dante escribió su poema o la Divina Comedia en el siglo 14 de la era cristiana para revelar la decadencia de la sociedad de su tiempo. A pesar de su perspectiva bíblica limitada y mezclando ideas con la mitología no podemos ignorar su comprensión de la vida y de las personas corruptas con consecuencias terrenales y eternas. Dante quería comunicar el poder  destructivo y organizado del pecado en la vida de las personas, independientemente de su condición social, que si no se cambia o se rechaza hay consecuencias graves que se pagan por esa rebelión contra el orden de las cosas de Dios. Nadie se escapa de Su infierno, no importa si eres el Papa, un líder de la iglesia (sacerdotes en todos los niveles de la jerarquía), los reyes, la élite, ricos o pobres, ¡nadie se escapa de las consecuencias de sus actos!

La visión del infierno de Dante (Inferno es la palabra italiana para el infierno) es un llamado urgente a la sociedad en general para volver a Dios. Una jornada que se necesita desesperadamente en cualquier sociedad si esa sociedad va a reclamar su sanidad mental para un futuro mejor y más brillante y salir de la oscuridad creada por las acciones pecaminosas del hombre.

Algunos pueden decir: «Vamos esto es el siglo 21 no esperes que nadie le preste atención a un escritor del siglo 14». Mi respuesta a eso es sencilla, desde hace miles de años los seres humanos han estado aplicando ciertas ideas supuestamente para mejorar sus vidas, el problema es que la mayoría de esas ideas son los escritos de filósofos, poetas e intelectuales cuyas ideas están contaminadas por la corrupción y el pecado.

Ya sé, ahora vas a decir, «pero el pecado y el infierno ni se mencionan en nuestros tiempos». Correcto, sin embargo, el tema de Dante no se invalida solo porque en nuestros tiempos posmodernos no se menciona. En la porción del Infierno, Dante escribió que a la entrada del infierno había una inscripción «Abandonen toda esperanza, los que entren aquí». El hecho de que la mayor parte de la cristiandad ha abandonado las enseñanzas del pecado y del infierno esto no significa que sus efectos dejan de sentirse. Todo lo que tienes que hacer es parar, mirar y escuchar.

Ignorar el pecado no elimina sus efectos. El rey David, aunque era un hombre conforme al corazón de Dios, cuando bajó la guardia cometió adulterio y asesinato pues mandó matar al marido de Betsabé junto con otros con el fin de ocultar su relación ilícita y el embarazo. Por supuesto que David estaba preocupado de las consecuencias del adulterio y asesinato, pues él sabía que eran crímenes que llevaban la pena de muerte. Cuando pensó que su plan diabólico se había logrado con éxito, Dios envió a un profeta para exponer los pecados de David y dictar las sanciones judiciales negativas por sus pecados (lee 2 Samuel capítulos 11 y 12).

A pesar de que Dios favorecía a David, David no se escapó de las sanciones judiciales negativas de parte de Dios. El mismo principio se aplica a cualquier sociedad y nación. David hizo lo que todo el mundo debería hacer, incluyendo a los cristianos estadounidenses, arrepentirse y volver a una buena relación con Dios:

“Ten misericordia de mí, oh Dios, debido a tu amor inagotable; a causa de tu gran compasión, borra la mancha de mis pecados. Lávame de la culpa hasta que quede limpio y purifícame de mis pecados. Pues reconozco mis rebeliones; día y noche me persiguen. Contra ti y sólo contra ti he pecado; he hecho lo que es malo ante tus ojos. Quedará demostrado que tienes razón en lo que dices y que tu juicio contra mí es justo. Pues soy pecador de nacimiento, así es, desde el momento en que me concibió mi madre. Pero tú deseas honradez desde el vientre y aun allí me enseñas sabiduría.”

(Lee el resto del Salmo 51 del arrepentimiento de David).

Estados Unidos está reflejando el Infierno de Dante a pasos agigantados. Sólo los cristianos pueden detener el juicio que viene para Estados Unidos a causa de sus pecados y el infierno social que ha creado. Los cristianos necesitan que se les recuerde y se les advierta de la clase de nación que les están dejando a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Se requiere que las personas acepten responsabilidad personal ante Dios y el hombre acompañado con la eliminación del pecado en su vida personal.

El tesoro que los peregrinos y los puritanos trajeron a estas costas en 1620 fue la Palabra de Dios la cual debía aplicarse en todas las áreas de la vida. Ningún cristiano verdadero debe esperar a que otros inicien el viaje de regreso al Dios de la Biblia pues es una decisión y determinación individual de arreglar las cosas cuando inicie tu trayectoria. No hay necesidad de consultar con los demás dónde necesitas comenzar. Solo pregúntale al que te salvó. Él te guiará paso a paso. Tú debes hacer la diferencia en este mundo con lo que Dios te ha dotado. Dios es fiel y no va a perder Su inversión en ti. Ningún precio requerido será demasiado elevado para restaurar el destino legítimo de Estados Unidos. No se trata de nosotros, se trata de un futuro que Dios diseño para esta nación y para el mundo.

¿Estoy diciendo que leas el Infierno de Dante? En realidad no, todo lo que necesitas hacer es abrir tus ojos y oídos para entender que, ¡los Estados Unidos de los antepasados ​​y padres fundadores casi ha desaparecido! Determina ser un estudiante serio de todo el consejo de Dios revelado en Su Palabra.

La sociedad infernal que ahora vemos en Estados Unidos es la culpa de las generaciones pasadas y la actual también. Los cristianos deben dejar de buscar por un mesías, salvador y rey ​​imperial entre los hombres. Ellos no salvan sino que esclavizan. No pueden dar la clase de libertad que sólo Dios puede dar. Ellos no te pueden hacer rico solo pobre si no perteneces a su círculo de élite. Solo hay un verdadero Mesías, Salvador, Señor y Rey ese es Jesucristo y nadie más. Su reino es un reino eterno, ¡acéptalo!

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