El problema real de Estados Unidos no es el racismo sino el mal

Ramón Arias | 22 de junio de 2015

Desde que nos enteramos de la horrible masacre de nueve personas el miércoles pasado, el 17 de junio en Charleston, Carolina del Sur, la cobertura de los medios de comunicación se ha incrementado. Estamos escuchando muchas perspectivas conflictivas sobre el por qué de este crimen horrible. Mi intención al volver a cubrir este incidente es para enfocarnos en la realidad del problema.

La noche del miércoles, Dylann Roof, de 21 años, entró en la histórica Iglesia Episcopal Metodista Africana Emanuel en Charleston, Carolina del Sur y se sentó cerca de una hora con el grupo de estudio bíblico, donde recibió la aceptación y el amor de los participantes, incluyendo a Clementa Pinckney, el pastor de la iglesia y senador del estado. Después, Roof decidió continuar con su plan malvado de asesinato en masa. Al terminar su plan, nueve habían muerto y el asesino le dijo a una de las personas que la dejaría con vida como testigo para que contara lo que había sucedido. Otra mujer, Felicia Sanders fingió estar muerta cubriendo con su cuerpo a su nieta para protegerla.

Por los testimonios que han sido recopilados, es claro que este asesino actuó con puro odio contra la raza negra. Esto mantiene alimentando las llamas del racismo a alta  velocidad por aquellos que se ganan la vida en su explotación, también con la maquinaria políticamente (in)correcta que utiliza estas situaciones para mantener a la nación dividida y frenética. Sin duda, hay sectores de aquellos que son racistas, pero no te dejes engañar, no es sólo contra los negros, hay prejuicio en contra de otras razas también. Sin embargo, no se debe generalizar afirmando que los supremacistas blancos están en aumento, esto está lejos de la verdad.

Sí, debemos empatizar y orar por los que sufrieron la pérdida de sus seres queridos. Debemos estar muy molestos por este tipo de acciones asesinas cada vez que se llevan acabo. La ley debe ser aplicada con mano dura y rápida contra los que cometen tales actos malvados. Pero también, debemos aprender de la comunidad de Charleston que en vez de disturbios, destrucción y robo a las empresas, como ocurrió en los más recientes incidentes en Ferguson y Baltimore, la comunidad cristiana en Charleston y muchos ciudadanos de todas las razas de inmediato comenzaron a unirse en oración en muchos lugares. Ellos se reunieron para orar, adorar a Dios y para consolarse entre sí, dando testimonio a la nación y al mundo cómo se deben manejar las acciones horribles contra una raza para derrotar los planes de los asesinos.

Estamos escuchando los testimonios desgarradores de quienes perdieron a sus seres queridos en este crimen sin sentido y cómo su comprensión bíblica cristiana es manifestada mediante el perdón amplio al asesino de sus seres queridos. He estado allí y sé lo que estas personas están experimentando, porque un criminal fugitivo asesinó a mi hermano menor. Sí, nosotros podemos perdonar porque entendemos el perdón de Dios para con nosotros en Cristo.

Cuidado con aquellos que utilizan la carta del racismo para sus propios fines, ya sea por razones políticas, económicas o ideológicas. Sus intenciones no sólo están equivocadas, sino que también son malas, ellos saben lo que están haciendo cuando ven una crisis, pero sus intereses son demasiado fuertes y no quieren dejar que una crisis que los puede beneficiar a ellos se pierda. ¡Qué descaro! Son una vergüenza para la humanidad.

Tengan cuidado de aquellos que claman por el «control de armas inmediato». Entiendo que hay quienes piensan ingenuamente que el control de las armas es la respuesta porque no entienden el panorama más amplio. También entiendo a aquellos que quieren desarmar a la sociedad para que les sirva a su propia agenda política y no tanto porque son compasivos y quieren evitar la tragedia humana. Hay bastante evidencia histórica del interés de quienes están en el poder para desarmar a la sociedad. Una sociedad sin armas es mucho más fácil de controlar, someter y esclavizar. Los Estados Unidos es una sociedad civil que está bien armada en el mundo. Es difícil llegar a la cantidad exacta de las armas en manos de los ciudadanos respetuosos de la ley; algunos estiman un rango entre 270-320 millones de armas de todo tipo. Sólo mentes malvadas las utilizan para sus fines y son una minoría minúscula.

Cuidado con la reacción negativa del mundo a la violencia en los Estados Unidos. No caigas en las mentiras que las naciones donde los ciudadanos no tienen derecho a armarse están mejor y que el crimen es «casi» cero. Esas son mentiras diseñadas para cautivar las mentes de los desinformados. Obama jugó con estadísticas falsas cuando dijo: «Pero seamos claros: En algún momento, nosotros como país tendremos que confrontarnos con el hecho de que este tipo de violencia masiva no sucede en otros países avanzados. Esto no sucede en otros lugares con este tipo de frecuencia».

Toma en cuenta quién está diciendo esto, el hombre cuya agenda es la de «fundamentalmente transformar a EE.UU.» Después de 6.5 años de su administración, nos hemos familiarizado con sus mentiras. Después de todo, su lema parece ser «el fin justifica los medios». La declaración de Obama es engañosa si la comparamos con otras fuentes, que no sea la suya. Hay una que compara las principales naciones del mundo, con fusilamientos masivos y los Estados Unidos, con cerca de 320 millones de habitantes cae de ser el número uno debido a su frecuencia de 38 fusilamientos masivos desde el 1 de enero de 2009 hasta el 31 de diciembre de 2013 hasta el número siete. El mundo está envuelto en el asesinato en masa que va más allá de las armas.

Es hora de que nos fijemos en estos asesinatos raciales por lo que realmente son. También es el momento de dejar de ignorar otros asesinatos en masa donde los blancos matan a los blancos y la raza no tiene nada que ver con eso. No tenemos un problema racial, tenemos un profundo problema del mal que domina nuestra cultura y el mundo.

El conocido Bill O’Reilly en su segmento de Puntos de Conversación el 19 de junio de 2015, analizando el ataque terrorista en Charleston, él dijo: «En resumen, Talking Points (Puntos de Conversación) insta a todos los estadounidenses decentes a entender que existe el mal entre nosotros y no hay solución para ese mal».

O’Reilly profesa ser un historiador y ha escrito varios libros sobre asesinatos; con ese tipo de visión de túnel, es fácil pasar por alto la solución histórica. Me alegro que O’Reilly al menos reconoce que el mal está entre nosotros, pero él está muy mal en hacerle creer a su auditorio, que es en los millones, que «no hay una solución para el mal». Si él realmente cree su declaración, ¿por qué le dice a la gente, cinco días a la semana en su programa televisivo, acerca de su perspectiva de soluciones para los problemas que la sociedad enfrenta? Su posición es claramente contradictoria.

No es suficiente saber y reconocer que el mal existe, debemos entender también la causa de todo el mal y la solución, sobre todo si nos fijamos en los 2,000 años desde que Cristo visitó la Tierra. Cristo vino a liberar a la humanidad de la esclavitud del pecado, que es la razón de la maldad en el corazón y las acciones de cada ser humano.

Considera lo siguiente: 

“El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal”. Génesis 6:5

“Más engañoso que todo, es el corazón, y sin remedio; ¿quién lo comprenderá? Yo, el Señor, escudriño el corazón, pruebo los pensamientos, para dar a cada uno según sus caminos, según el fruto de sus obras”. Jeremías 17:9-10

“Porque de adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, avaricias, maldades, engaños, sensualidad, envidia, calumnia, orgullo e insensatez”. Marcos 7:21-22

“El hombre bueno de su buen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo de su mal tesoro saca cosas malas”. Mateo 12:35

El mal viene en diferentes tonos, no sólo en una forma bruta y repugnante, pero todo mal tiene una solución. Dios en Cristo proporcionó una forma para que las personas puedan restablecer sus vidas y convertirse en ciudadanos productivos para el bien de todos. Para erradicar el mal de nuestra vida interior, debemos aceptar la oferta que se nos extendió en Cristo para ser nacidos de nuevo en él conforme reconocemos y nos arrepentimos de nuestros malos caminos y la vida pecaminosa habitual. Debemos crecer en el conocimiento de la plenitud de Dios en nosotros (Efesios 3:19). Esto lo logramos mediante la transformación de nuestras vidas por medio de la renovación de nuestra mente (Romanos 12:1-2).

Dios establece a las autoridades civiles bajo Su jurisdicción y justicia para frenar y castigar a los que se inclinan a hacer el mal, con el fin de proteger a la ciudadanía y que puedan tener una sociedad pacífica y próspera (Romanos 13:1-7).

La iglesia que Jesucristo está edificando sobre Su verdad revelada es responsable de ser la conciencia de una nación, pero si ella no logra cumplir su comisión entonces la anarquía es el resultado.

Dios creó a la raza humana. Sin embargo, el pecado fue una elección humana que creó el mal en el mundo. Dios proveyó la solución en Cristo para erradicar el pecado; y esa es la respuesta al problema real de los Estados Unidos.

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