Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado,
y el dominio estará sobre su hombro.
Se llamará su nombre: Admirable Consejero,
Dios Fuerte,
Padre Eterno,
Príncipe de Paz.
Lo dilatado de su dominio y la paz no tendrán fin
sobre el trono de David y sobre su reino,
para afirmarlo y fortalecerlo con derecho y con justicia,
desde ahora y para siempre.
El celo del SEÑOR de los Ejércitos hará esto.
~ Isaías 9:6-7 ~
Jesús se acercó a ellos y les habló diciendo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que les he mandado. Y he aquí, yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. (Mateo 28:18-20)
Pero habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados, se sentó para siempre a la diestra de Dios, esperando de allí en adelante hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. (Hebreos 10:12-13)
¿Y a cuál de sus ángeles ha dicho jamás: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? (Hebreos 1:13)
Por lo tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Pues si la palabra dicha por los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? (Hebreos 2:1-3)