Ramón Arias | 27 de julio de 2015
Cuando se les pregunta a los candidatos presidenciales del Partido Republicano si los homosexuales nacen así, ellos tienen miedo de dar una respuesta directa, o no saben la respuesta, también puede ser que se sienten incómodos con la pregunta, o quizás no responden adecuadamente porque están asegurando los votos o simplemente están jugando el juego de adivinanzas de “atrápame si puedes”.
He escuchado a tres candidatos presidenciales republicanos, Marco Rubio, Rick Santorum, y Scott Walker tropezarse haciendo un esfuerzo por dar una respuesta que me recuerda a los trabalenguas que nos son familiares:
“Pablito clavó un clavito,¿Qué clavito clavó Pablito?
El clavito que Pablito clavó, era el clavito de Pablito”. “Tres tristes tigres tragaban trigo en un trigal en tres tristes trastos.
En tres tristes trastos tragaban trigo tres tristes tigres”.
Los trabalenguas pueden mejorar la pronunciación de uno y son utilizados por muchas personas en diversos campos, entre ellos los políticos que quieran hablar con mayor claridad. Los tres candidatos a la presidencia antes mencionados, básicamente, están concluyendo con la misma respuesta: «No sé si los homosexuales nacen de esa manera».
Durante décadas, he dejado en claro que no soy un homófobo, pero, como parte de la raza humana, desde mi infancia he estado interesado en el comportamiento humano y su resultado histórico. Cuando analizamos las acciones humanas con una mente abierta, el pensamiento crítico y la voluntad de entender la razón de todas las diferentes posibilidades, vamos a encontrar respuestas a los comportamientos más complejos. Es con estos antecedentes en mente que tu y yo, y todos los demás, debemos acercarnos a los hechos científicos, sociológicos, económicos e históricos que nos revelan la conclusión, sin sombra de duda, si los seres humanos nacen homosexuales o no. Sin utilizar la visión bíblica de la vida y el mundo en lo que respecta al estilo de vida homosexual, los hechos mencionados anteriormente son suficientes para desacreditar cualquier hipótesis que intenta justificar las preferencias homosexuales.
Hasta 1974, la American Psychiatric Association (APA) (Asociación Americana de Psiquiatría) consideraba a la homosexualidad como una enfermedad mental. Antes de eso, en 1970 durante la Convención de la APA en San Francisco, California, los activistas homosexuales intensificaron sus protestas en contra de este hallazgo. Muy animados por la revolución sexual de la década de 1960, la comunidad homosexual vio su oportunidad desde el principio en la década de 1970 para “salir del clóset” en ese momento porque se sentían con poder política y socialmente.
Bajo mucha presión, en 1974, la mesa directiva de la APA votó para eliminar a la homosexualidad de la clasificación de enfermedades mentales, pero no tanto como para decir que se trataba de un comportamiento sexual normal. Es un hecho de que la decisión de la APA para cambiar su calificación no se basó en la investigación científica.
Estoy seguro de que has oído hablar del frenesí científico para encontrar el gen «homosexual» que demuestre que las personas nacen homosexuales. El proyecto del genoma humano no pudo encontrar tal gen después de muchos años de investigación. Tu probablemente has oído hablar también de los estudios de gemelos idénticos que no tienen las mismas orientaciones sexuales. Ningún método científico fiable respalda la afirmación de que las personas nacen homosexuales.
Los estudios médicos y el resultado del estilo de vida homosexual pueden demostrar que hay volúmenes de problemas de salud registradas a raíz de las relaciones entre el mismo sexo, sobre todo en la población masculina homosexual. No debemos cegarnos ni olvidar los problemas devastadores que causan las enfermedades de transmisión sexual para los seres humanos. Durante muchos años, yo estaba involucrado en el seguimiento de la pandemia del SIDA mediante la aceptación de trabajar de primera mano con el problema y la solución. Al principio, para la sociedad esto se convirtió en terror y paranoia al descubrir esta enfermedad devastadora, sin embargo, mi fe bíblica, mi convicción y mi compasión eran más fuertes que el estigma de entrar en contacto con los homosexuales que se estaban muriendo. El VIH-SIDA se hizo evidente en la comunidad homosexual después se extendió a la población heterosexual, y ahora millones de personas han muerto y seguirán muriendo a través de este contagio. El sufrimiento humano causado por las enfermedades de transmisión sexual es desgarrador. Nunca es fácil ver cómo la muerte no respeta a ninguna persona sin importar el color de su piel, nacionalidad, o si son ricos o pobres.
El mundo puede estar eufórico celebrando y promocionando el “matrimonio” entre personas del mismo sexo y estúpidamente comparándolo con una victoria de los matrimonios interraciales; la realidad es que la homosexualidad no es el tema nuevo de derechos humanos para los negros. Tampoco hay negación de que las confrontaciones sociales y culturales más grandes sólo se van a intensificar. La historia nos dice que vamos a pagar muy caro por pensar que podemos ser más astuto que la naturaleza y «mejorar» lo que miles de años nos han dicho que es verdad.
Por otro lado positivo, puedo testificar que durante más de cuarenta años, también he sido testigo de cómo los homosexuales, hombres o mujeres, se han recuperado de un estilo de vida desviado. Este es un hecho histórico e innegable.
Para aquellos de nosotros que hemos encontrado que la ley moral de Dios es absoluta y por encima de la ley del hombre conocemos y aceptamos lo que la Biblia revela, que Dios es el que establece el parámetro para la vida. Hemos sido creados a imagen de Dios. Cristo vino a redimir a la raza humana y a liberarnos de las cadenas de la esclavitud del pecado. Esta es la mejor y más grande noticia para toda la humanidad.
El pecado es una fuerza de control interna y organizada, es de lo peor que los humanos jamás pueden enfrentar. No sólo afecta a la vida aquí y ahora, pero si no es erradicada con seriedad, el daño es irreparable después de la muerte física.
La comunidad homosexual y los cristianos deben tomar nota de las cartas de Pablo y los escritos de Juan casi dos mil años atrás:
“Para libertad fue que Cristo nos hizo libres. Por tanto, permanezcan firmes, y no se sometan otra vez al yugo de esclavitud….
Digo, pues: anden por el Espíritu, y no cumplirán el deseo de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues éstos se oponen el uno al otro, de manera que ustedes no pueden hacer lo que deseen. Pero si son guiados por el Espíritu, no están bajo la Ley. 19 Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, herejías, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales les advierto, como ya se lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley. Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.” (Gálatas 5:1, 16-25) (NBLH)
“¿O no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se dejen engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.” (1 Corintios 6:9-10) (NBLH)
“Así que hagan morir las cosas pecaminosas y terrenales que acechan dentro de ustedes. No tengan nada que ver con la inmoralidad sexual, la impureza, las bajas pasiones y los malos deseos. No sean avaros, pues la persona avara es idólatra porque adora las cosas de este mundo.” (Colosenses 3:5) (NTV)
“Pero los cobardes, los incrédulos, los corruptos, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican la brujería, los que rinden culto a ídolos y todos los mentirosos, tendrán su destino en el lago de fuego que arde con azufre. Esta es la segunda muerte.” (Apocalipsis 21:8) (NTV)
No hay excusa para que los candidatos presidenciales Republicanos que profesan ser de la fe cristiana se queden patinando, de hecho nadie tiene excusa. La gente tiene que hacer su análisis detalladamente en relación a la agenda homosexual. Ten esto en mente y no te encojas ante la verdad que todos los problemas están relacionados con la forma en que vivimos aquí y ahora, y por toda la eternidad.