Chuck Norris | 22 de octubre de 2013
La semana pasada, Reuters reportaba: «Unos 30 millones de personas están esclavizadas en todo el mundo, traficadas para burdeles, obligadas a realizar labores manuales, son víctimas de servidumbre por deudas o incluso nacen en servidumbre».
Hay un porcentaje en todos los 162 países, con casi la mitad en la India. Y muchos se sorprenderán al descubrir que el mercado de la esclavitud sexual de los Estados Unidos está en crecimiento, dentro y fuera de nuestro país, usando nada menos que a los menores de edad estadounidenses. Son los estadounidenses traficando estatounidenses.
ABC News informó en julio de una investigación clandestina de la National Geographic sobre la esclavitud sexual en los Estados Unidos: «Cuando algunas personas oyen hablar del tráfico sexual en los Estados Unidos, usualmente piensan en mujeres asiáticas o de Europa Oriental que son traídas al país, pero en realidad es 10 veces más probable que una muchacha estadounidense sea traficada dentro de los EE.UU. Es más: casi 300,000 niños estadounidenses corren el riesgo de ser traficados para la industria del sexo, de acuerdo con estadísticas del Departamento de Estado de los Estados Unidos».
Entre 14,500 y 17,500 muchachas de otros países son introducidas ilegalmente en los EE.UU. y explotadas en la esclavitud sexual. El Departamento de Justicia de los EE.UU. dice que la edad promedio a la cual las mujeres –nacionales y extranjeras– comienzan a ejercer la prostitución en los EE.UU. está entre 12 y 14 años, y las mayores de 12 son el blanco favorito de la explotación sexual por parte de estructuras del crimen organizado. El FBI explica además que los muchachos y jóvenes transexuales comienzan a prostituirse entre las edades de 11 y 13 años como promedio.
¿Y dónde son vendidos todos ellos? Muchos conocen cómo son exhibidos por las calles por proxenetas, controlados por pandillas violentas y el crimen organizado, promocionados mediante burdeles residenciales y negocios tales como clubes de desnudo, servicios de escolta y salones de masajes. Pero la proliferación mayor y más reciente ha sido a través de Internet.
Malika Saada Saar, presidenta del Proyecto Rebeca por los Derechos Humanos, explicó que había «un mercado cibernético de esclavos que lo están organizando Craigslist y otros sitios web» (por ejemplo: sitios de citas y de servicios de escolta en línea) y la mayoría de ellos que compran y venden a esas muchachas nunca son arrestados ni encarcelados.
Sine embrago, en julio el FBI llevó a cabo redadas en 76 ciudades, arrestó a 150 proxenetas y rescató de sus bandas sexuales y abusivas a 105 niños, el menor de los cuales tenía sólo 9 años. The Blaze informaba que «En Detroit se arrestó a la mayor cantidad de proxenetas, mientras que la mayor cantidad de niños rescatados fue en San Francisco, Detroit, Milwaukee, Denver y Nueva Orleans».
The Blaze también señaló cómo 2,700 niños habían sido rescatados por el FBI desde 2003 bajo su iniciativa Innocence Lost [Inocencia Perdida], en colaboración con el grupo no lucrativo Centro Nacional para los Niños Perdidos y Explotados. Es más: unas 1,350 sentencias de traficantes del sexo han sido facilitadas por el FBI. Muchos de los convictos recibieron «largas condenas» y 10 recibieron cadena perpetua.
El FBI informó: «Hoy, el negocio del tráfico sexual humano está mucho más organizado y violento. Estas mujeres y muchachas (y muchachos) son vendidos a los traficantes, encerrados en habitaciones o burdeles durante semanas, drogados, aterrorizados y violados reiteradamente. Estos abusos continuos les facilitan a los traficantes el control de sus víctimas. Los cautivos están tan atemorizados e intimidados, que rara vez declaran contra sus traficantes, incluso cuando tienen la posibilidad de escapar».
Una víctima del tráfico sexual, Chong Kim, contó cuán tensa fue su vida durante los dos años de cautiverio: «El primer año que estuve allí me volví literalmente insensible. Pensaba que iba a morir como esclava sexual… Cuando empecé a desafiar a los traficantes ellos miraban a las muchachas con las que tenía amistad y acto seguido nos ataban a una silla y nos hacían mirar cómo a la chica con la que teníamos amistad, o al niño con el que simpatizábamos los torturaban, los sodomizaban y los violaban hora tras hora sin tener cuando acabar. Soportamos palizas; nos metían en la bañadera con hielo». (La historia de Kim, que ahora se relata en la película «Edén», que ganó premios, es una prueba de cómo la esclavitud sexual de minorías étnicas puede ser pasada por alto con facilidad y las víctimas pueden ser trasladadas por el corazón de los Estados Unidos sin siquiera ser notadas.)
El Departamento de Justicia calcula que de los 450,000 niños estadounidenses que escapan de sus casa cada año, al menos un tercio termina sin hogar y atraídos a la prostitución dentro de las 48 horas después de abandonar su casa. Esta es otra razón por la que es tan necesario que los perdidos sean hallados con rapidez.
Shared Hope International (http://sharedhope.org), cuya misión es erradicar el tráfico sexual, tiene un sitio web que es de mucha ayuda, con muchos recursos que le permiten a usted ayudar a otros que están presos en las redes de esclavitud sexual, incluyendo una sección en la que puede ver los informes de lo que está haciendo su estado contra el tráfico humano.
El sitio web del Proyecto Polaris (http://www.polarisproject.org), una organización no lucrativa y no gubernamental que trabaja exclusivamente en el asunto del tráfico humano, también tiene un mapa por estados, de modo que usted puede hacer clic y tener acceso a una información detallada y a recursos en su área.
El Proyecto Polaris provee también el Centro Nacional de Recursos contra el Tráfico Humano, que es una línea permanente gratis, que está disponible para llamadas y textos desde cualquier lugar del país las 24 horas del día, los 7 días de la semana, todos los días del año. Llama al 888-373-7888 o textea «help» o «info» a BE-FREE (233733).
En la Parte 2 hablaré de qué es lo que atrae específicamente a los adolescentes al tráfico sexual; también analizaré a una industria que es quizá la mayor perpetradora del mismo y les contaré una historia inspiradora de cómo una mujer escapó de ella después de siete años.