Enseñar a los niños a respetar el pecado

Linda Harvey | 5 de octubre de 2017

(barbwire.com) – Dentro de unas pocas semanas se efectuará en Beverly Hills un evento para recaudar fondos que contará con la presencia de muchas estrellas. Se le llamará los Premios «Respeto» y su patrocinador es la GLSEN, la Red de Educación Homosexual, Lesbiana y Heterosexual. Al igual que la mayoría de lo que hace la GLSEN, esto también es «noticia falsa». Un asiento en esta gala costará $1000. Los patrocinadores principales incluyen a la compañía Walt Disney, Wells Fargo, YouTube, Samsung y Target.

Pero ¿cómo es posible que ninguna persona informada y preocupada, ni ningún ejecutivo de corporación que se preocupe por los niños se trague la idea de que hay que «respetar» el comportamiento homosexual y la confusión sexual? El daño que hace esta organización es amplio y profundo.

El daño, en muchos casos, durará para siempre.

Sin embargo, a nuestros niños se les enseña, en una escuela tras otra, a «respetar» el pecado, gracias a los programas y la promoción de la GLSEN y sus colaboradores,

Por ejemplo, ¿alguno de los niños de su casa participó recientemente en una «Semana del Aliado» [Ally Week] en la escuela?

Espero que no, pero demasiados estudiantes cristianos están siendo forzados a seguirle la corriente al mensaje manipulador de esa semana de inmoralidad sexual.

La Semana del Aliado es un esfuerzo de propaganda dirigido a los vulnerables escolares por la GLSEN. Este grupo radical ha estado forzando a las escuelas, durante unos 10 años, a introducir en de los programas anti-abuso esta observancia de «No dejar a ningún niño sin corromper», que conlleva una aprobación tácita de identidades perversas «LHBTR» [lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales y raros].

Cada vez más escuelas transmiten el mensaje de que los estudiantes que no son homosexuales deben convertirse en «aliados» y condonar esos comportamientos de sus compañeritos y de los maestros, es decir, «apoyar» a los que trágicamente han sido inducido a esas conductas a las que la Escritura llama abominación. A los niños que el domingo memorizan pasajes bíblicos, el lunes les dicen en la escuela que aplaudan a sus compañeros que se zambullen intencionalmente en el pecado

Eso es exactamente lo contrario a la voluntad de Dios. La aprobación del pecado es en sí un pecado, y tenemos que cerciorarnos de que nuestros hijos comprenden lo grave de dicha afirmación, pues son tentados a ser «tolerantes» debido a que las escuelas, los medios de prensa y algunos que se dicen creyentes sostienen eso como un nuevo estándar mínimo moral.

¿Y dónde deja esto a los estudiantes que erróneamente se identifican como «homosexuales» o «transexuales»? Esos niños necesitan desesperadamente tener rebeldes entre ellos, a aquellos que sean lo suficientemente arrojados como para desafiar la narración prevaleciente. Si les quitamos esa certeza, esos pobres niños aceptarán que probablemente nacieron así.

Esta es otra de las mentiras de Satanás y, como sabemos, al enemigo le gusta destruir a los niños.

He aquí lo que el apóstol Pablo escribió en Romanos 1, sobre las personas inmersas en el pecado, después de llamar al homosexualismo masculino y femenino «pasiones vergonzosas» que son un  «extravío»:

«Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen… quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican»  (Romanos 1:28, 32).

Asentir ante el estilo de vida pecaminoso de otro es un pecado grave. Todos los seres humanos pecan y merecen la muerte eterna, pero Jesús provee una vía para la reconciliación mediante Su sangre. Sin embargo, muchos no sólo se burlan de Su misericordia, sino que continúan pecando e incluso aplauden a otros que pecan.

La Semana del Aliado es observada habitualmente en el otoño, aunque algunas escuelas la aplazan hasta el invierno. Las actividades empiezan con clubes homosexuales locales que, para empezar, no deberían reunirse, pero la mayoría de las escuelas están atascadas con ellos, igual que con actividades como la Semana del Aliado, a causa de amenazas veladas de la ACLU y otras organizaciones legales.

Algunos maestros incorporan la Semana del Aliado a los planes de estudio. La GLSEN tiene toda una gama de actividades impías sugeridas. Por ejemplo, los verdaderos «aliados» deben preguntar por el uso de los pronombres, y aceptar cualquier exigencia que les planteen, por confusa y lingüísticamente absurda que sea. La GLSEN incluso vende «botones de pronombres» para los clubes homosexuales/transexuales en Peoria, Little Rock y Kalamazoo para que los distribuyan. Los grupos también suministran pulseras de «Aliado» y pegatinas arco iris.

Y un verdadero aliado «…corregirá a los demás cuando vea que a alguien le asignan un género errado. Si alguien llama a un muchacho muchacho, en vez de seguirle la corriente a su fantasía de ser una hembra, los «aliados» se cerciorarán de destacar la mentira.

Cierto material preparado para la Semana del Aliado no es sencillamente radical y repleto de pecados, sino que cumple con los requisitos del Common Core.

Un video producido para la Semana del Aliado por la compañía extremista de San Francisco Groundspark está titulado «Mojigato: Cómo el género nos tiene atados». Los educadores pueden mostrar el video para cumplir con las normas de evaluación vinculadas con el Common Core, al tiempo que expectoran propaganda sexual anarquista.

Sin embargo, una cantidad significativa de  los que están confundidos con respecto a su sexo y los que tienen inclinaciones homosexuales son autodestructivos. Un estudio reciente en Escocia mostró que virtualmente todos los estudiantes «trans» y el 60 por ciento de los jóvenes identificados como «homo» se habían dañado de una forma u otra, lo que indica una enfermedad mental y no que sean un grupo minoritario que sufra discriminación. Esos niños lo que necesitan es ayuda, no estímulo para que se entreguen a un comportamiento perjudicial.

Durante la Semana del Aliado, los miembros de clubes de homosexuales con frecuencia montan mesas de cafeterías para reclutar aliados, a los cuales se les pide que firmen un compromiso. ¿Debe un cristiano firmar un compromiso prometiendo «apoyar» esos comportamientos desviados? No.

El acoso es el vehículo que se usa para lograr simpatía en muchas escuelas. Ningún cristiano desea que otra persona sufra perjuicios, pero la aprobación del pecado de los «LHBTR» no mantiene seguros a los niños. Todos podemos oponernos al acoso sin firmar compromisos ni condonando de ninguna forma la conducta inmoral. La verdadera seguridad se halla en la verdad de Jesucristo y Él nunca aprobó la sodomía ni la pretensión de un cambio de sexo.

No obstante, en demasiadas aulas de hoy, el concepto cristiano de la vida es objeto de burlas abiertas, y a uno se le odia por defender la verdad de Cristo.

Aparte de sacar a los niños de esos medios profundamente corruptos, ¿qué podemos poner sobre la mesa como desafío viable, ya que no todos los americanos son cristianos? ¿Cómo podemos enfrentar de forma legal el peligro espiritual al que se exponen los niños en la escuela?

En realidad, este es un asunto constitucional de libertad religiosa. Los padres que hallen esto objetable deberían iniciar procesos legales.

Manos a la obra, amigos, y a mostrarles a nuestras escuelas lo que es el verdadero «respeto».

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