¿Estará incorrecto nuestro concepto de la libertad?

Nota del editor: el siguiente editorial se publicó originalmente en septiembre de 2010. Su mensaje es digno de ser revisado especialmente cuando consideramos la condición actual de nuestra nación y cómo nuestras libertades se están erosionando cada vez más. Un buen ejemplo es cómo la «policía del pensamiento» está en plena vigencia en los campus académicos a todos los niveles en un esfuerzo por transformar nuestra cultura en algo irreconocible. La libertad solo puede disfrutarse si se conoce la verdadera definición. Esa perspectiva se presenta con precisión en este editorial para su consideración.

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¿Estará incorrecto nuestro concepto de la libertad?
por Ramón Arias

Escuchamos muchas opiniones acerca de la importancia de la libertad. A través de la historia, la humanidad ha luchado para lograr esa libertad; una vez que supuestamente la logran, no se ven los cambios en sus estructuras sociales, ¿no será que tenemos un concepto totalmente erróneo de libertad? 

Por ejemplo, Estados Unidos de Norteamérica proyecta al resto del mundo que es el hogar de los libres y de los valientes. Esa doctrina la ha proclamado por todas partes y cuando juzga que las circunstancias lo requieren, interviene militarmente para traerla a las naciones. Intervino en la Primera y Segunda Guerra Mundial para traer libertad al continente europeo; lo mismo hizo en Filipinas, en Corea, en Vietnam, en Bosnia, en Afganistán, en Irak y en muchas otras naciones, con la misma idea de que las naciones sean libres. Ninguna nación que haya sido recipiente de la generosidad, el sacrificio y el derramamiento de sangre norteamericana ha demostrado beneficiarse de esa supuesta libertad. 

La mayor parte de las naciones se considera libre porque tiene un sistema de política de democracia; sin embargo, sus mismas estructuras sociales demuestran que, al igual que los Estados Unidos de Norteamérica, no son libres, sino que están dominados por la esclavitud.

La esclavitud no es sólo aquella en la que el ser humano priva a otro ser humano de libertad de movimiento, obligándolo a trabajar porque su cuerpo fue adquirido para ese fin. La esclavitud a la que me refiero es peor de lo que nos imaginamos o de lo que muchos quisieran reconocer. 

Escuchamos, pues, muchos comentarios acerca de la importancia de la libertad, ya sea porque los maestros lo enseñan en las escuelas, porque los medios de comunicación constantemente lo están proyectando o porque los políticos y los gobernantes hablan de esto. A pesar de este énfasis sobre la libertad, el ser humano le tiene verdadero temor a la libertad y prefiere la esclavitud. 

Por naturaleza el ser humano no es libre, sino esclavo. Nace esclavo del pecado y esa naturaleza pecadora la proyecta en todas las áreas del su desarrollo. Esta es la verdad que debemos reconocer, pero que la mayoría de las personas prefieren ignorar o clasificar este concepto como asuntos de religión o de fanatismo. 

En el tiempo de Jesús, la nación israelita se consideraba escogida por Dios y custodia de la verdad revelada en las Escrituras. Sin embargo, su condición de ser dominada por el imperio de Roma, la decadencia moral y los problemas sociales resultantes de esa decadencia manifestaban en toda su plenitud que la nación entera estaba en esclavitud y alejada de Dios. Una lección que debemos aprender quienes profesamos la fe bíblica. 

Consideremos seriamente lo que Jesús les dijo: «Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en Él y les dijo:

Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; yconocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Nosotros somos descendientes de Abraham —le contestaron—, y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir que seremos liberados? Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado —respondió Jesús—.Ahora bien, el esclavo no se queda para siempre en la familia; pero el hijo sí se queda en ella para siempre. Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham. Sin embargo, procuran matarme porque no está en sus planes aceptar mi palabra”. (Juan 8:34-37).

 Jesús define con bastante claridad que la raíz de la esclavitud está en la naturaleza interna del ser humano. 

Free photo 112455025 © creativecommonsstockphotos - Dreamstime.comEl mundo está dominado por personas esclavas porque la mayor parte de la población no está regenerada. La gente, aunque no lo entienda, o aunque se burle, decide escoger la esclavitud porque se siente más cómoda, aunque viva miserablemente, y por miseria no me refiero a la escasez de recursos materiales o a la falta de preparación académica. 

En tiempo de elecciones la gran mayoría de las personas votan por la esclavitud porque ellas mismas son esclavas; por más que digan y se crean libres y por estar enemistadas con Dios, eligen la esclavitud. Israel fue liberada de la esclavitud de los egipcios y a través de los siglos lucharon por mantenerse en esclavitud porque nunca supieron vivir de manera consistente la libertad otorgada por Dios. 

El hombre supuestamente postmoderno, al igual que los israelitas de la antigüedad, le teme a la libertad. ¿Por qué? Porque la libertad representa vida y responsabilidad bajo el gobierno de Dios. La esclavitud ofrece una supuesta vida libre de responsabilidades y por esa razón atrae a las mayorías a quedarse como esclavas. Cuando estudiamos la historia de la esclavitud en las naciones, es impresionante encontrarse con que un gran porcentaje de personas la aceptaban porque de esa manera no tenían la responsabilidad que implica la libertad. 

Dios creó al ser humano para que se responsabilizara y para que administrara la Tierra bajo el gobierno y bajo los absolutos de la ética moral del Reino de Dios. Cuando la persona huye de Dios, está huyendo del verdadero significado de la vida y de la libertad. 

“¿Acaso no saben ustedes que, cuando se entregan a alguien para obedecerlo, son esclavos de aquel a quien obedecen? Claro que lo son, ya sea del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia” (Romanos 6:16). 

Ante esta realidad, el ser humano sólo tiene dos opciones: aceptar la oferta del Dios de la Biblia o la esclavitud.

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