Experimento en niños con vacunas COVID-19

Nena Arias | 15 de noviembre de 2021

Estamos viviendo tiempos muy interesantes y extraños en los que probablemente nunca pensamos que estaríamos enfrentando algunas de las cosas con las que tenemos que vivir y soportar a diario. Cada vez que piensas que lo has escuchado todo, surge algo aún más extraño y amenazante y dices: ¿Qué? ¿Sigo viviendo en Estados Unidos en el siglo XXI o alguien me movió cuando no estaba mirando? Porque cuanto más miro y escucho acerca de las cosas, parece que estamos viendo una película, pero es muy real, y debemos enfrentar estos desafíos con la mejor sabiduría e inteligencia disponibles.

Nos enfrentamos a un desafío muy real, y debemos saber qué dirección tomar antes de que nos sobrevengan consecuencias más desastrosas. Me refiero a la vacuna COVID para niños que ha sido aprobada recientemente por la FDA el 29 de octubre de 2021. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (conocida como la FDA). Autorizó el uso de emergencia de la vacuna Pfizer-BioNTech COVID-19 para la prevención de COVID-19 que incluye a niños de 5 a 11 años. La FDA afirma que su autorización se basó en una evaluación exhaustiva y transparente de los datos que incluyeron aportes de expertos del comité asesor independiente que votaron abrumadoramente a favor de que la vacuna esté disponible para los niños de este grupo de edad. Si entiendo bien un proceso científico exhaustivo requiere mucho mas tiempo del que se ha tenido para combatir esta pandemia. Por lo tanto, que la FDA diga que ya se ha realizado una evaluación exhaustiva me preocupa bastante y el experto que citaremos está de acuerdo conmigo.

Esto es tan preocupante especialmente cuando vemos y escuchamos las opiniones de personas “calificadas” que nos dan opiniones y conclusiones opuestas al respecto.

Todos sabemos que se ha desatado una pandemia global sobre los humanos, que a estas alturas ha llegado a los 5 millones de muertes en todo el mundo, estamos teniendo que tomar decisiones muy difíciles y no importa lo que decidamos nos traerá duras consecuencias a todos. En este punto, especialmente los más vulnerables entre nosotros están siendo amenazados por un mandato de vacuna que aún no tenemos suficientes datos creíbles sobre las consecuencias que producirá en nuestros niños.

Entonces, cuando encontré un informe en Newsweek que citaba al Dr. Ben Carson, ex director de neurocirugía pediátrica en el Centro Infantil Johns Hopkins, y expresó su postura en contra de la administración de vacunas COVID-19 a los niños, presté atención. Lo examiné con gran interés porque es una persona altamente calificada cuyas opiniones al respecto deben tomarse muy en serio. No es una persona cualquiera que ofrezca una opinión desinformada.

Cuando se le preguntó sobre el anuncio que hizo la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU. al dar su aprobación para la vacuna de Pfizer-BioNTech para niños de 5 a 11 años, el Dr. Carson criticó esa aprobación como un «experimento gigante» de vacunar a los niños contra el COVID-19. Cuando se le preguntó si estaba a favor, enfáticamente dijo «por supuesto que no». Añadió: «El hecho es que la tasa de mortalidad de los niños por COVID-19 es 0.025, que es muy similar a la tasa de la gripe estacional, y no hemos estado pasando por todas estas cosas durante años y años para la gripe estacional».

Señaló que actualmente se desconocen las implicaciones a largo plazo de las vacunas para los niños, lo que debería dar señales de alarma a los padres.

Añadió, además: «¿Queremos poner en riesgo a nuestros hijos, cuando sabemos que el riesgo de contraer la enfermedad para ellos es relativamente pequeño, pero no sabemos cuáles son los riesgos futuros? ¿Por qué haríamos algo así? No tiene ningún sentido».

Si el Dr. Carson no está “en absoluto” a favor de esta vacunación en los niños, debemos prestar atención.

Una vez más, si se va a implementar el proceso científico y no se van a seguir travesuras y atajos, no será pronto en el que tengamos información confiable sobre este tema. Estas cosas llevan tiempo, años e incluso décadas, antes de que conozcamos los efectos a largo plazo. Entonces, el que el gobierno imponga mandatos de vacunas a personas de cualquier edad, y mucho menos a los niños, no solo es irresponsable sino peligroso y criminal.

Hasta ahora, los efectos secundarios que se han informado incluyen dolor en el brazo, enrojecimiento, hinchazón, fatiga, dolor de cabeza, dolor muscular o articular, fiebre, escalofríos, inflamación de los ganglios linfáticos, náuseas y disminución del apetito.

Los efectos secundarios a corto plazo de esta vacuna COVID-19 no solo son una gran preocupación para los niños, sino que una de las preocupaciones más urgentes es si la vacuna podría afectar negativamente la fertilidad de los hijos en el futuro. No es suficiente que los de la CDC nieguen que no tiene efectos a largo plazo sobre la fertilidad. No podemos simplemente confiar en su palabra. No hay forma de saber con certeza el verdadero efecto secundario sin décadas de estudios hasta que estos niños crezcan y comiencen a tener sus propias familias.

Solo tengo una cosa fuerte que decir en todo esto: los responsables de la ciencia necesaria antes de proceder a poner a nuestros hijos en tal peligro es mejor que lo hagan bien y NO estén jugando a la política o queriendo colocarse en el centro de atención en este asunto crítico. Si sus motivos son incorrectos, lastimarán a mucha gente y al final tendrán que pagar un alto precio porque Dios tiene la última palabra en todos los asuntos.

“Los labios mentirosos son abominación al SEÑOR,
pero le agradan los que actúan con verdad.”

(Proverbios 12:22)

“Porque cada cual llevará su propia carga.”
(Gálatas 6:5)

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