Nena Arias | 29 de septiembre de 2014
O SEGUIMOS LOS PASOS DE LOS PRIMEROS COLONOS O TENDREMOS QUE ENFRENTAR UN COLAPSO TOTAL
Los Estados Unidos de América se convirtió en la nación más poderosa de toda la historia humana. ¿Cómo ocurrió? ¿Cuál es el secreto? ¿Cómo le hicieron los primeros pobladores y colonos para gobernarse a sí mismos antes de la Constitución de Estados Unidos?
Podríamos elaborar sobre este tema lo suficiente como para escribir un libro, pero manteniéndolo condensado paso a lo siguiente; la ciudadanía, así como todos los funcionarios públicos de todos los niveles que realmente quieren que los Estados Unidos sobreviva y prospere de nuevo deben regresar a los principios que le dieron su grandeza en primer lugar, porque los principios son eternos y Dios siempre los respeta y aquellos a quienes los implementan: “El Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir; podrá tropezar, pero no caerá, porque el Señor lo sostiene de la mano.» Salmos 37:23-24.
Manteniendo el pasaje anterior en mente, cada proyecto de ley debe pasar el escrutinio del manual que los primeros pobladores siguieron, la Biblia.
Los siguientes puntos son algunos de los cambios vitales para liberarnos de la esclavitud que ahora amenaza nuestra vida por parte de nuestro propio gobierno civil. El ser controlado por hombres y mujeres hambrientos de poder nunca fue el plan de Dios para la raza humana y tampoco para EE.UU. Como ninguna otra nación en la historia humana, EE.UU. recibió el fundamento en su diseño original, para lograr la verdadera libertad y la prosperidad desde la perspectiva de Dios. Considera el siguiente plan que los primeros pobladores y colonos implementaron y que debe suceder también aquí y ahora si vamos a evitar el colapso total:
- Los cuatro principios básicos que caracterizaron este nuevo país fueron: el autogobierno, la responsabilidad personal, la libre empresa y grupos de caridad voluntarios. Los primeros colonos sabían que ninguna cantidad de leyes puede gobernar el corazón de los hombres pecadores si eligen romper esas leyes. Sólo temer a Dios y saber que tendremos que dar cuenta de todas nuestras acciones a Él es lo que nos puede mantener bajo control. La aceptación de la responsabilidad personal y no esperar que otros cuiden de nosotros cuando podemos hacerlo nosotros mismos es honorable para todos. El sistema de libre empresa es un verdadero incentivo para mantener a la gente motivada desde el punto de vista de Dios para que toda persona utilice sus talentos y habilidades dados por Dios para glorificar a su Creador. La prosperidad generada junto con la compasión para servir a nuestros semejantes, a través de grupos de caridad voluntarios, nos liberará de la dependencia de gobierno, y a su vez podemos darle una ayuda a los necesitados.
- Tenemos que buscar la manera de descentralizar el poder, satisfacer las necesidades básicas de la educación y el bienestar a nivel de la familia y la iglesia.
- Debemos revertir el alcance de los poderes del gobierno federal; resistir las dádivas del gobierno, subvenciones, subsidios y fondos de bonos de gobiernos locales y estatales y en nuestros negocios.
- Tenemos que exigir una reforma del dinero y la banca, darle fin a las colaboraciones público-privadas y los contratos gubernamentales.
- Descentralizar y privatizar el sistema judicial, la descentralización de los militares, y darle fin al gobierno por órdenes ejecutivas.
- Mientras sigamos buscando que Washington, DC y la Constitución de Washington (en cualquier época) logre estos objetivos fundamentales, no vamos a avanzar porque Washington representa y siempre ha sido sinónimo de todo lo contrario en cada una de estas áreas (con pequeñas excepciones).
No hay grupo más responsable por la condición del país y de implementar el plan correcto que los que dicen ser de la fe cristiana en esta nación. Nuestra comisión es de ir y discipular a las naciones, “Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones,” Mateo 28:19. Es hora de ponerse a trabajar en las áreas sociales, políticas y económicas. Esto significa pensar de una manera diferente de lo que hemos hecho en el pasado. Esto requiere un plan. Pero un plan requiere que entendamos correctamente el problema que tenemos que resolver. Si no podemos ser honestos primero acerca de dónde salieron mal las cosas, lo más probable es que no seremos capaces de trazar el camino correcto a seguir.