Alexander Tsiaras | 18 de enero de 2013
He pasado la mayor parte de la última década concentrándome en las maravillas de la biología del desarrollo, en el «estudio de cómo los organismos multicelulares se desarrollan a partir de formas inmaduras hasta adultos». Yo estudio esto usando tecnologías científicas de visualización que ha desarrollado mi equipo en TheVisualMD. Es casi imposible expresar cuán privilegiado me he sentido al observar el proceso de la concepción al nacimiento, a medida que los mecanismos genéticos instruyen dinámicamente a cada célula a dónde ir y en qué convertirse.
En la 7ª, 8ª y 9ª semanas se desarrollan los pulmones del bebé. En este proceso de desarrollo fetal finamente sintonizado y coreografiado, el pulmón derecho crece más y se separa en tres lóbulos, mientras que el pulmón izquierdo forma sólo dos, porque el corazón necesita crecer; esta protuberancia, estas células cardíacas, realmente les «hablan» a las células pulmonares, diciéndoles: «Hey, necesito un espacio aquí». Esa asimetría de los pulmones le deja espacio a la arquitectura y el diseño del sistema cardiovascular.. Nuestra hermosa y eficiente anatomía es en verdad sobrecogedora y fascinante hasta el infinito.
Cuando comencé a revisar las imágenes de bebés que mostraban cada micra de tejido en desarrollo, mi hijo estaba en el útero. Hubo muchas revelaciones que me sorprendieron y me afectaron profundamente. De repente, mi trabajo sobre el desarrollo se hizo muy personal… mi hijo puede ser visto al final de esta película, «From a Cell to a Baby!» [«¡De célula hasta bebé!»]. Esta primera obra ha sido actualizada recientemente en un nuevo libro digital, «Conception to Birth» [De la concepción al nacimiento»].
Mi enfoque de toda una década en el desarrollo embrionario y fetal comenzó a vincularse con otro grupo de datos de imágenes que habíamos estado agrupando. Esos escaneos de adultos representaban las consecuencias que la genética y el estilo de vida podían tener en el organismo humano adulto. Empecé a concentrarme en los procesos biológicos de las enfermedades, más a menudo en las enfermedades relacionadas con el estilo de vida y que no eran tan estimulantes como las maravillas de la concepción, el desarrollo fetal y el nacimiento.
Me familiaricé mucho con una condición llamada Síndrome Metabólico. Este síndrome es una combinación de síntomas médicos (obesidad, dislipidemia, alta presión sanguínea, anormalidades de la glucosa) que ponían a las personas en riesgo de trombosis, enfermedad cardíaca y renal. A media que yo presenciaba los estragos de este síndrome en un segmento cada vez más joven de la población, me vino la idea de que yo necesitaba regresar al embrión que estaba en el útero para comprender por completo esta tendencia inquietante.
Es frecuente ver a mujeres embarazadas con sobrepeso manifestar el síndrome metabólico. De repente, nuestra imagen inmaculada y prístina del embrión en el útero tiene que ser redefinida. Las sucesivas investigaciones están indicando que los embriones están respondiendo a los altos niveles de azúcares e insulina en el ambiente fetal. Las células beta fetales son la respuesta, y hacen a estos bebés más proclives a los desórdenes metabólicos a medida que crecen.
En mis días iniciales, yo me maravillaba ante la relación simbiótica que tenían el niño en desarrollo y su madre. Yo sólo veía una potencialidad irrestricta… la madre era un magnífico protector móvil de corazón/pulmones/inmunidad. Ahora yo estaba mirando la preñez, no como el perfecto y amoroso gimnasio móvil, sino más bien como un medio frágil, uno que debía ser mantenido saludable a toda costa si es que al feto en desarrollo se le iba a permitir alguna vez experimentar el delicado imperativo de cada uno de sus genes.
Por medio de nuestras tecnologías podemos realmente visualizar a los responsables del estilo de vida, tales como el síndrome metabólico y trabajar para emprender acción a fin de dominarlos. Al visualizar a esos responsables, nuestra investigación nos ha llevado a apuntar con el dedo hacia nutrientes refinados: en particular, al azúcar refinado y almidones refinados. Esas toxinas, unidas al estrés crónico, la falta de sueño crónica y la inactividad, están desafiando todos los avances médicos que hemos hecho en las últimas décadas.
Mi objetivo es visualizar la vida en toda su gloria, y ver cómo las decisiones cotidianas sobre el estilo de vida afectan la coreografía de toda nuestra actividad celular, causando perturbaciones que se guardan en billones de coordenadas X, Y y Z. Creo que mediante esta comprensión visual de nuestros procesos metabólicos podemos colocarnos en una senda de potenciales ilimitados. ¡Una vez más seremos capaces de maravillarnos ante ese embrión prístino y tener nada más que pensamientos positivos, exquisitos!
Todos los créditos por las fotos pertenecen a: TheVisualMD.com