La historia de David MacDonald

«No tengo a dónde ir»: Un ex actor de «Cats» de Broadway describe su angustia después de un aborto

Una ex estrella en ascenso de Broadway ha contado cómo el aborto de su hijo lo lanzó a una espiral descendente que lo envolvió en la desesperación. El actor canadiense David MacDonald, de 50 años, dio su testimonio en una reunión de la campaña Silent No More después de la Marcha por la Vida en Canadá en 2011, en la que otros hombres y mujeres también narraron sus traumas a consecuencia del aborto.

A pesar de haber sido un cantante potente, la voz de MacDonald en el podio a veces apenas sobrepasaba el nivel de un chillido, por sus cuerdas vocales destruidas –dice él– a causa del estrés que sufrió después del aborto del bebé de su novia cuando MacDonald tenía 21 años.

Cuando MacDonald se enteró que su novia estaba en estado, pensó que el aborto era la respuesta obvia.

«No quería escuchar eso [que estaba embarazada], ves…  yo no quería la responsabilidad, quería el sexo – dijo -. «Así que la forma fácil de salir del problema era el aborto. Eso fue lo que pensé. Sólo paga $300 y el problema se va.

»La vida no tiene precio. No se le puede poner precio a ella. Yo traté de ponerle el precio de $300 a la vida de mi hijo. No funcionó». 

MacDonald dijo que su novia había quedado «devastada completamente» por el aborto, lo que también contribuyó a llevarlo a él a una vida de drogas y promiscuidad. «No hay adónde ir cuando has cometido un error como ese y no conoces a Jesús, así que seguí asistiendo a todos aquellos lugares diferentes» –dijo.

Dijo MacDonald que había logrado el éxito como co-protagonista en películas de la Paramount y de la Columbia Pictures y obtuvo un «trabajo de ensueño» como el Gato Rock and Roll en la Gira Nacional Americana de «Cats». Pero su carrera hizo un alto abruptamente un día en que forzó su voz demasiado a pesar de estar enfermo.

«Ese fue el final de mi voz, y ese fue el final de mi carrera» –dijo.

El camino hacia la sanidad del aborto, dijo, «fue un camino muy, muy largo y duro, pero comenzó cuando me fui a mis rodillas. Mi vida estaba sin Dios, y sin Dios uno no tiene nada».