La historia de Magaly

Dios me protegió de hacerme un aborto. Me dio la conciencia del valor de la vida.  Sin embargo, sí sufrí por causa del aborto. Cuando era una adolescente, mi madre me pidió que fuera con ella a una clínica de abortos. Eso fue en Cuba, donde el aborto era muy, pero muy común. El mismo doctor que vi en la clínica tenía una oficina privada en la que hacía abortos, aunque el aborto a solicitud propia no era legal en Cuba en aquellos tiempos. Le rogué a mi madre que no abortara a  aquel niño. Hice todo lo que pude. Le dije: «¡Yo lo voy a criar, mamá!». Y yo era apenas una adolescente. «Yo lo voy a criar; yo lo cuidaré por ti». Ella sonrió y me dijo: «¿Qué va a pensar la gente? Mira la edad que tienes».

Recuerdo estar sentada en aquella clínica, dentro, esperando a que ella terminara y preguntándome qué podría yo haber hecho. Yo no era una cristiana. No tenía fotos que enseñarle. En realidad, yo no sabía lo malo que era el aborto. En mi corazón sentía que era algo malo, pero nunca lo supe realmente hasta que vi las fotos. Y realmente nunca supe, por muchos años, cuánta ira sentía dentro de mí contra mi madre. Me tomó años. Ella y yo nunca tuvimos confianza después de eso.

Poco después de aquello intenté suicidarme. Durante la mayor parte de mi vida sentí que realmente tenia que ser la mejor en todo, porque tenía que hacerme digna de veras del hecho de que ella me hubiera permitido nacer. Más tarde me enteré de que había abortado a otros niños. Cada vez que nos sentábamos a la mesa, yo miraba y pensaba en los que no estaban allí. Hay un dolor tremendo cuando uno es un niño y su madre aborta. Estoy segura de que hay mucha gente por ahí que siente ese dolor. Yo le di mi testimonio a un grupo de personas anoche y varias personas se me acercaron y me dijeron algo parecido.

Me involucré en el movimiento a favor de la vida y he estado en él durante más de treinta años. Y cuando vi por primera vez las fotos de abortos, cuando vi una de un legrado, el bebé víctima de un legrado que sale en pedazos – ese es el tipo de aborto que se hace en Cuba – una voz, una voz interior me decía: «Ese es el aspecto que tenía tu hermano cuando lo abortaron». Y le escribí una carta al hermano al que no he conocido, al que veré en el cielo.

Hermanos, el aborto lastima. Durante años pasé por el síndrome post-aborto. Yo no sabía que uno podía pasar por el síndrome post-aborto sin haber tenido un aborto, pero así fue. Tengo un tipo de cáncer que es muy mortífero. Y mi hermana vive en Fort Myers, mi hermano en otro lugar. Tendría un hermano o hermana que me ayudaría en este tiempo tan difícil por el que estoy atravesando. He perdido a casi toda mi familia a causa del aborto. Mi madre se hizo ocho abortos. Se dio cuenta de lo que había hecho cuando vio una de mis presentaciones. Fue muy doloroso para mí que ella estuviera presente. Nunca le había dicho lo malo que era, pero ella llegó a una de mis presentaciones y vio lo que era el aborto. Ella solía decirme: «¡Si al menos lo hubiera sabido! Amo a todos mis hijos. Si al menos una persona me hubiera dicho. Si lo hubiera sabido». Hasta el día que murió lamentó sus abortos.

Que Dios les bendiga