Sarah Cain | 22 de junio de 2013
La Dra. Diane Harper fue la investigadora principal en el desarrollo de las vacunas contra el virus del papiloma humano, Gardasil y Cervarix. Es la persona que se ha pronunciado más recientemente para cuestionar la seguridad y efectividad de estas vacunas.
Ella hizo el sorprendente anuncio en la 4ª Conferencia Pública Internacional sobre vacunación, que tuvo lugar en Reston, Virginia, del 2 al 4 de octubre de 2009.
Se suponía que su intervención fuera para promover las vacunas Gardasil y Cervarix, pero en vez de eso, la emprendió contra sus jefes corporativos de una manera muy pública. Cuando les preguntaron acerca de la presentación, miembros de la audiencia subrayaron que habían salido con la impresión de que las vacunas no debían ser usadas.
«Salí de la presentación con la percepción de que el riesgo de los efectos secundarios adversos era mayor que el riesgo de contraer cáncer cervical. No pude evitar preguntarme para qué necesitábamos la vacuna.» – Joan Robinson
La Dra. Harper explicó en su presentación que el riesgo de contraer cáncer cervical en los EE.UU. ya era extremadamente raro, y que no era probable que las vacunaciones tuvieran efecto alguno sobre las tasas de cáncer cervical en el país. De hecho, el 70% de todas las infecciones con VIH se resuelven sin tratamiento dentro del año, y la cifra se eleva muy por encima del 90% dentro de los dos años. Harper también mencionó el punto de vista de la seguridad.
Todas las pruebas de las vacunas se realizaron en muchachas de 15 años o más, a pesar de que en la actualidad se venden para las de 9 años. Hasta el momento, 15,037 muchachas han informado efectos secundarios adversos, tan sólo de Gardasil, al Sistema de Información de Eventos Adversos de las Vacunas (VAERS) y esa cifra sólo refleja a los padres que se tomaron el trabajo de vencer los obstáculos para informar reacciones adversas.
Al momento de escribir este artículo, se conoce oficialmente que 44 muchachas han muerto a causa de esas vacunas. Los efectos secundarios reportados incluyen el Síndrome de Guillain-Barré (parálisis que duran años o son permanentes y que a veces finalmente causan asfixia), lupus, convulsiones, coágulos sanguíneos e inflamación del cerebro. A los padres usualmente no se les advierte de esos riesgos.
La Dra. Harper, que desarrolló la vacuna, dijo que había hablado para poder dormir al fin por las noches.
«Aproximadamente ocho de cada diez mujeres que han estado sexualmente activas tendrán el HPV en alguna etapa de sus vidas. Normalmente no hay síntomas, y en un 98 por ciento de los casos se cura por sí mismo. Pero en los casos en que no lo hace y no es tratado, puede conducir a células pre-cancerosas, que se pueden convertir en un cáncer cervical.» – Dra. Diane Harper
Uno debe entender cómo se hacen los juegos de palabras de los círculos de élite para entender la cita de arriba, y uno tiene que comprender su versión singular de la «ciencia».
Cuando ellos informan que los casos que no son tratados «pueden» conducir a algo que se «puede» convertir en cáncer cervical, eso quiere decir en realidad que la relación es apenas una conjetura hipotética que es beneficiosa si la gente se la cree en realidad. En otras palabras, no se ha demostrado una relación entre la condición por la que se vacuna y los raros cánceres que puede prevenir la vacuna, pero no obstante se vende.
De hecho, no hay una evidencia real de que la vacuna pueda prevenir ningún cáncer. Según lo que reconocen los propios fabricantes, la vacuna es efectiva sobre 4 cepas de las 40 que existen de una enfermedad venérea específica, que desaparece por sí sola en un período relativamente corto, así que la posibilidad de ayudar realmente a una persona es casi la misma que ser golpeado por un meteorito.
¿Para qué necesitan las niñas de 9 años de edad vacunarse contra enfermedades venéreas extremadamente raras y asintomáticas, que el sistema inmune usualmente elimina de todas formas?