Eric Metaxas | 26 de agosto de 2017
(breakpoint.org) – En tiempos tenebrosos como este, es una gran cosa celebrar el nacimiento de un hombre que trajo la luz de Cristo a este mundo. Quiero que lo conozca de nuevo.
En la época en que yo era un jovencito, cierta compañía de cereales para el desayuno intentó avivar el entusiasmo por sus hojuelas de maíz diciendo: «Pruébelas de nuevo por primera vez». Bien, en este tiempo de oscuridad cultural y turbulencia, quisiera que conociera de nuevo por primera vez a mi héroe personal, un hombre cuya fe y persistencia son muy necesarias hoy, cuando se celebra su natalicio número 258.
¿No sabe quién es? Yo escribí un libro acerca de él, titulado «Sublime Gracia». Si, ya lo adivinó: es el parlamentario inglés William Wilberforce, un verdadero gigante de la fe, que vivió de 1759 a 1833. Luego de su dramática conversión a Jesús en 1785, Wilberforce tomó dos decisiones trascendentales que cambiaron al mundo. En realidad fueron tres: Primera, permanecer en la política, en una época en que la sabiduría popular decía que la política era un asunto demasiado sucio para los cristianos; segunda y tercera: trabajar por la abolición de la trata de esclavos en Gran Bretaña y por lo que él llamaba «la reforma de los modales» en una sociedad que estaba tocando fondo desde el punto de vista de la moral.
Entonces, ¿cuán mala era la situación? Bueno, aparte de la brutalidad deshumanizante de la trata de esclavos, la sociedad británica de finales de los 1700 y comienzos de los 1800 sufría de un alcoholismo rampante, de horribles abusos de la labor infantil, de la prostitución e incluso del maltrato a los animales mediante «pasatiempos» como las peleas de osos con perros. Así que, si Ud. cree que la degradación americana de hoy establece algún tipo de récord, mire a la era victoriana en Inglaterra de nuevo por primera vez.
Wilberforce tenía esta tarea hecha a su medida, y la acometió. Resueltamente. Como dijo otro de mis muchos héroes, Chuck Colson: «No podía quedarse tranquilo mirando como la imago Dei de cada persona, la imagen de Dios, era abusada. Su cruzada altamente impopular contra la trata de esclavos socavó su salud y le costó mucho políticamente. Soportó ataques verbales y hasta fue retado a duelo por el enfurecido capitán de un barco negrero».
Sin embargo, Wilberforce no se detuvo ahí. Luchó por una reforma carcelaria y fundó o mantuvo más de 60 organizaciones caritativas. ¿Sabe Ud., dicho sea de paso, que él fundó la Sociedad para Prevenir la Crueldad contra los Animales? Y fue un gran apoyo de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera
Yo pienso que es evidente que la cultura occidental necesita hombres como William Wilberforce, cuya fe se tradujo en acciones persistentes. Ciertamente, necesitamos que se nos recuerde que todos nosotros, independientemente de nuestra raza o religión, somos iguales en dignidad, y que el racismo y oras formas de discriminación son una obscenidad en el mundo de Dios, Wilberforce nunca vaciló con relación a esto, y fue una voz bravía y a veces solitaria que luchó contra la espiral de silencio en una cultura corrupta.
Sí, Wilberforce fue un luchador, pero él tenía fe para luchar de manera diferente. Hasta a sus enemigos los trataba con decencia y respeto. A menudo trabajaba con aquellos que estaban en desacuerdo con él en otros asuntos, Para él, la política no consistía simplemente en «ganar». Consistía en ver lo que los demás no podían ver y en resistir para la gloria de Dios y el bien del prójimo, incluso de aquellos que habían sido atados con cadenas y llevados lejos de sus hogares en las lóbregas entrañas de un buque negrero.
William Wilberforce, aunque nació hace 258 años, sigue siendo un hombre de nuestro tiempo; de un tiempo en que el racismo se desliza de Nuevo en nuestro discurso nacional, en que la polarización política es lo que predomina, y cuando la cultura parece dirigirse al abismo. Aunque no podemos traer a Wilberforce de vuelta, sí podemos celebrarlo y emularlo.