Ramón Arias | 1 de febrero de 2016
Estas elecciones que se aproximan no son sólo para llenar el cargo más alto de la nación; también cubre una amplia gama de áreas importantes del municipio, la ciudad, los distintos niveles de los puestos estatales, los representantes federales, y los senadores federales. Cada funcionario electo va a impactar a nuestra sociedad para bien o para mal. Los ciudadanos decidirán el resultado y tendrán que vivir con ello hasta que llegue otro ciclo electoral.
Se requerirá que cada votante emita un voto educado no sólo de las cuestiones en juego, sino también sobre las personas que se postulan para el cargo. Estoy de acuerdo que es una gran cantidad de información que necesita ser procesada, pero, si estás de acuerdo que las elecciones tienen consecuencias a largo plazo, es un pequeño precio a pagar.
El punto de partida es conocer la plataforma de los partidos políticos. ¿Cuáles son los valores que sustentan y cómo se alinean con los tuyos? Tenemos dos partidos políticos dominantes—republicanos y demócratas—con puntos de vista opuestos en todo; sin embargo, a veces no podemos distinguir la diferencia entre ellos, ya que ambos han contribuido enormemente para un gobierno más grande, que está llevando a la nación a la ideología destructiva del socialismo. Un gobierno grande promueve el cuidado de las personas desde la cuna hasta la tumba, por lo tanto, castigan a la clase productiva. La historia revela lo devastadora que esa visión del mundo ha sido.
En estas elecciones, el nivel de la ira de muchas personas es alto, especialmente a nivel federal que parecen decididos a destruir el fundamento original de los Estados Unidos. Sin embargo, la condición de otros estados y ciudades no les va nada mejor; este es el resultado de su punto de vista político y social. ¡Ten cuidado! La ira desenfrenada ciega la percepción de la realidad de las personas y los empuja a tomar decisiones apresuradas que hacen empeorar las cosas debido a su falta de pensamiento crítico.
Consideremos en serio la advertencia del presidente James Garfield en su discurso del centenario ante el Congreso en 1876:
«Ahora, más que nunca, la gente es responsable por el carácter de su Congreso. Si ese cuerpo es ignorante, imprudente, y corrupto, es porque las personas toleran la ignorancia, imprudencia, y corrupción. Si es inteligente, valiente y puro, es porque el pueblo exige estas cualidades elevadas para que los representen en la legislatura nacional … Si el próximo centenario no nos encuentra como una gran nación … será porque los que representan a la empresa, la cultura y la moral de la nación no ayudan en el control de las fuerzas políticas».
La advertencia de Garfield sobre el siguiente centenario no encuentra a la nación en perfecto estado y él no se refería a la riqueza material. Había presenciado el resultado devastador de la guerra entre los Estados, y su atención se centró en convertirse en una sociedad moral, una vez más y tomar el control de las fuerzas políticas. El carácter es de suma importancia y los votantes deben juzgar el carácter por encima de todo, incluyendo la vida privada del candidato. Cómo una persona es en privado es quien realmente es.
En la época de Garfield, el nuevo experimento del gobierno civil ya estaba defectuoso, como resultado de dos combinaciones: 1) la gente abandonó sus responsabilidades cívicas y no examinaron el carácter de los candidatos antes de las elecciones, y 2) la gente que ve a un cargo político sólo para servir sus intereses haciendo caso omiso del presente y futuro de la sociedad. Los culpables son las personas que abandonan los valores y toleran la maldad de sus funcionarios electos.
Cuando los cristianos se abstienen de votar, porque se les enseñó mal, o porque simplemente no se preocupan por la política o eligen a personas ateas, contribuyen a empujar a la nación hacia la tiranía.
En 1789, Noah Webster escribió:
«En la selección de los hombres para algún puesto, deja que el principio sea su guía. No tomes en cuenta la denominación en particular del candidato – ve a su carácter. . . Cuando un ciudadano da su sufragio a un hombre sabido de la inmoralidad, abusa de su confianza; sacrifica no sólo su propio interés, sino el de su prójimo, traiciona el interés de su país».
La ambición tiene un lado positivo cuando está bajo el control de una persona de buen carácter que quiere hacer lo que es correcto de acuerdo a la ley moral de Dios. Debemos buscar estos rasgos de carácter en todos aquellos que quieren nuestro voto. No se trata de solo exteriormente profesar la fe cristiana o estar a favor de un partido político. No se trata de lo bien que la persona proyecta su retórica o de sus promesas. Se trata de la moral de acuerdo a la ley de Dios.
John Witherspoon, firmante de la Declaración de la Independencia, en 1776, escribió:
«Nada es más cierto que un despilfarro general y la corrupción de las costumbres hacen que un pueblo esté maduro para la destrucción. Una buena forma de gobierno puede mantener a los elementos podridos juntos durante algún tiempo, pero más allá de un cierto límite, incluso la mejor constitución será ineficaz, y la esclavitud sobrevendrá«.
La tiranía comienza con promesas de grandeza y la esclavitud viene en diferentes formas también; es el trabajo de las personas que elevan a humanos mortales a un nivel de pequeños dioses. La historia nos da datos de que cuando la gente no hace lo que es correcto, esto siempre viene con un precio muy alto y los resultados finales son catastróficos. Es una mentira pensar que el fin justifica los medios.
Dios da la responsabilidad a las personas de elegir a elementos justos que son aprobados por Él:
“Cuando entres en la tierra que el Señor tu Dios te da, y la poseas y habites en ella, y digas: ‘Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que me rodean,’ ciertamente pondrás sobre ti al rey que el Señor tu Dios escoja, a uno de entre tus hermanos pondrás por rey sobre ti; no pondrás sobre ti a un extranjero que no sea hermano tuyo.” (Deuteronomio 17:14-15)
Los seres humanos tienen dos modelos de gobierno civil a seguir, los que aman y respetan a Dios y los que no. La instrucción de Dios a Israel, en la selección de los funcionarios públicos, debía basarse únicamente en la elección de Dios. Su aprobación siempre vendrá de entre los que siguen Su moral que gobernarán según la voluntad de Dios, no un extranjero o alguien que no está bien informado y es respetuoso de la ley moral de Dios. De lo contrario, podrían pensar que su comprensión de la vida y la sociedad, sin la visión del mundo de Dios, es la más perfecta y se opondrán ferozmente a cualquier cosa y a cualquiera que diga lo contrario.
En cada elección, los cristianos deben reconocer lo que es la voluntad de Dios en cada área de la vida, esto significa que Su pueblo debe conocer la cosmovisión bíblica por dentro y por fuera. El cristiano bíblico no construye la esperanza y las expectativas en las ideas imaginarias del hombre sino en el fundamento del Dios Todopoderoso y Creador.
Los cristianos no pueden evitar su participación en el proceso político, incluso aunque no emitan un voto, ya votaron, no hay tal cosa como la neutralidad. Al votar, los cristianos deben hacer su debida diligencia para votar de acuerdo con la prescripción de elegir a las personas de Dios.
Las elecciones, en todos los niveles, afectan el futuro del gobierno del condado, la ciudad, el estado y lo federal. La única lealtad de los cristianos bíblicos es hacia el Único y sólo Gobernante de los cielos y de la tierra cuyo plan se lleva a cabo de generación en generación. ¡Hagamos las cosas bien!