Los diez principios de un sistema de atención médica orientado al mercado

Merrill Matthews | 27 de enero de 2014

Los republicanos quieren un plan de reforma de la atención médica que remplace al Obamacare, y que al mismo tiempo facilite el acceso, disminuya los costos y mejore la calidad de la atención. En breve, quieren un sistema motivado por el mercado. Los principios de semejante plan han estado dando vueltas por años, y ciertos republicanos los han incluido en sus propuestas. Pero he aquí un breve resumen de los componentes principales.

1. Hacer justos los impuestos.  Alrededor de 150 millones de estadounidenses obtienen su seguro médico a través de un empleador. La razón principal por la que sobrevive el sistema basado en el empleador es el sistema de impuestos. El dinero del empleador que se gasta en seguros médicos queda excluido de los ingresos del empleador. Si se le concede esa rebaja de impuestos directamente a la persona, en vez de hacerlo a través del empleador se crearía una mayor equidad en los impuestos.

El presidente George W. Bush propuso que se pusiera fin a la exclusión de impuestos y se le diera a cada uno una deducción estándar: $7,500 por persona; $15,000 por familia.  Cuando era candidato presidencial, el senador John McCain propuso darles a los trabajadores un crédito de impuestos reembolsable: $2,500 por persona o $5,000 por familia.  

Ambas soluciones hubieran avanzado mucho en el camino hacia una equidad en los impuestos, porque todos, incluyendo a los trabajadores por cuenta propia y los empleados sin cobertura por parte del empleador, hubieran obtenido la misma rebaja.

2. Aumentar las opciones orientadas al consumidor, como las HSA.  El motivo principal por el cual los aestadounidenses gastan tanto en la atención médica es que el seguro médico integral los desvincula del costo de la atención. Las Cuentas de Ahorro de Salud (HSA), en combinación con una póliza de seguro médico con un deducible alto para cubrir accidentes serios o enfermedades graves, permitirían a los trabajadores y a sus empleadores depositar dinero en una cuenta libre de impuestos poseída y controlada por la persona. Los pacientes usan el dinero de su HSA para pagar la atención médica de rutina y los medicamentos menores de poco costo, pero la guardan si no la usan, lo cual les da un motivo para ser usuarios conscientes en el mercado de la atención médica.

Diversos estudios han demostrado que las HSA reducen los gastos por atención médica sin impactos negativos en la salud del paciente. El Obamacare ha reducido la cantidad permisible de gastos en HSA; esas restricciones deberán eliminarse para permitir el uso más amplio posible de las HSA.

3. Limitar la deducción de impuestos por seguro médico.  La actual rebaja de impuestos por seguro médico es ilimitada, lo cual estimula a los empleados, y en especial a los sindicatos, a tratar de obtener la cobertura más completa que puedan, con la consecuencia imprevista de que aumentan los gastos y el uso del seguro médico. Limitar esa rebaja de impuestos —como harían la deducción estándar y el crédito de impuestos analizados antes—  estimularía a la gente a seleccionar una cobertura con un deducible alto, lo que reduciría dramáticamente el gasto total en atención médica.

4. Proveer ayuda para las familias de bajos ingresos.  Hay un consenso general de que debe haber algún tipo de asistencia pública para las familias de bajos ingresos que no puedan costear la cobertura, pero ¿cuál es la mejor vía?

La vía de una deducción estándar, que se analizó antes, no ayuda en el caso de una familia que no pague impuestos sobre la renta, y casi la mitad de las familias de los EE.UU. paga poco o nada. Más bien ayudaría un crédito fiscal reintegrable. A una familia que deba, digamos, $1,000 en impuestos sobre la renta, de todas formas le quedarían $4,000 de un crédito reembolsable de $5,000, los que podría emplear en cobertura médica; con ello se reduce significativamente el costo efectivo de la familia y se provee una ayuda directa para adquirir la cobertura.

5. Crear una red de protección para los que no pueden asegurarse. Una de las justificaciones principales del presidente Obama para reformar el seguro médico fue que a los estadounidenses les negaban cobertura a causa de condiciones médicas preexistentes. Sin embargo, la cobertura provista por el empleador, el Medicare y el Medicaid  —que cubrían quizás un total de 260 millones— acepta a personas elegibles con una condición preexistente. Hay 35 estados que tienen (o han tenido) planes estatales para personas de alto riesgo, para proveer cobertura a los que no eran asegurables y no podían obtenerla, aparte de siete estados que requerían a los aseguradores médicos que aceptaran a todos los solicitantes. En otras palabras: aunque el hecho de que les negaran cobertura por condiciones preexistentes era un problema para algunos, la vasta mayoría de las personas podían obtenerla incluso con condiciones preexistentes.

Tenemos que volver a ese sistema de planes de alto riesgo que el Obamacare está destruyendo, con algunos fondos adicionales y cierta práctica óptima para asegurarnos de que funcione con efectividad.

6. Privatizar el Medicare. Los republicanos han perdido la perspectiva con el Medicare, ya que sólo proponen reducir los beneficios y elevar los impuestos. La mejor solución, que los republicanos solían apoyar vehementemente, es el paso a un sistema de cuentas personales de retiro, tanto para ingresos como para cuidados médicos después de la jubilación. La única vía conservadora es poner aparte su dinero durante sus años laborales y adquirir su póliza después que se retire.

7. Dar descuentos  a los veteranos y usuarios de Medicare.  La única cobertura peor que la que les damos a los veteranos es la que les damos a los pobres (es decir, el Medicaid). Muchos estados han clamado por una mayor flexibilidad con sus dólares de Medicaid, para probar distintas soluciones. Washington debería darles esa flexibilidad.

También se podría ampliar el Programa de Ventaja de Medicare (MA) dándoles a los veteranos y los pobres una contribución definida para que compren un plan médico privado del tipo de MA. Más del 25 por ciento de las personas mayores ya han escogido una opción similar bajo el Medicare. Obligar a los pobres, y en especial a nuestros veteranos, a adquirir una cobertura de calidad inferior es vergonzoso; hay una vía mucho más fácil y mejor.

8. Permitir comprar seguros médicos en otros estados.  Permitir que las personas compren seguros médicos más allá de las fronteras del estado es una buena idea, aunque no es una panacea. Eso se debe a que los aseguradores médicos que venden en un estado puede que no tengan una red de médicos y hospitales en el estado en el que un consumidor desee esa póliza. Pero funcionaría en algunos estados y crearía mayor competencia en esas instancias.

9. Promover una reforma de las reclamaciones por mala práctica. Los republicanos no han tenido éxito en reformar a nivel federal el sistema de reclamaciones por mala práctica médica, ni siquiera cuando controlaban el Congreso y la Casa Blanca. Por tanto, los estados han actuado por su cuenta, lo que ha reducido los pagos por mala práctica y ha atraído a los médicos a esos estados. Esa acción ha tenido el beneficio adicional de sacar a los abogados penales de los estados que se han reformado. 

10. Reducir al HHS.  El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) tiene 76,000 empleados equivalentes a tiempo completo y un presupuesto anual de más de $900,000 millones, aparte de ilimitadas posibilidades de causar problemas. Incluso cuando la Cámara dominada por los republicanos ha tratado de suprimirle los fondos a parte del Obamacare, el HHS simplemente ha transferido millones de dólares dentro de su presupuesto y ha continuado, mayormente sin impedimentos. La autoridad para gastar que tiene el Departamento debe ser reducida dramáticamente en las próximas apropiaciones. Dejar parcialmente sin fondos a la bestia ayudaría a limitar el daño que hace.

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