Los esclavos cristianos de los Estados Unidos

Por el staff de CHQ  | 10 de septiembre de 2013

Si usted es un cristiano en los Estados Unidos de hoy, está perdiendo poco a poco la libertad de decidir dónde, cómo y para quién va a trabajar. Y cuando eso sucede, ya usted no es libre, es un mero súbdito, un esclavo virtual cuya jornada laboral está dirigida por funcionarios del gobierno, que tienen poder de vida o muerte económica sobre usted.

¿Cree que estamos exagerando?

No debe haber oído hablar de Sweet Cakes By Melissa, la dulcería de una familia de Gresham, Oregón, que, después de meses de viles amenazas e intimidación, y de una investigación del Buró de Trabajo e Industrias de Oregón, anunciaron que su tienda iba a cerrar debido al permanente hostigamiento por parte de los partidarios del «matrimonio» del mismo sexo.

Como nos recuerda Todd Starnes, de Fox, el pasado mes de enero Aaron y Melissa Klein llegaron a los cintillos nacionales cuando se negaron a hornear un pastel de bodas para una pareja lesbiana. 

«Yo creo que el matrimonio es entre un hombre y una mujer» -dijo el Sr. Klein,-  «No quiero ayudar a alguien a celebrar su dedicación a una vida de pecado».

La pareja lesbiana planteó una queja de discriminación ante el Buró de Trabajo e Industrias de Oregón, y Starnes informa que en unos pocos días grupos militantes homosexuales lanzaron protestas y boicots. Klein me dijo que había recibido mensajes con amenazas de matar a su familia. Esperaban que sus hijos murieran.

Al final, el Buró de Trabajo e Industrias de Oregón anunció que habían comenzado una investigación formal de discriminación contra la familia cristiana.

El comisionado Brad Avakian dijo a The Oregonian que él estaba dedicado a una investigación justa y exhaustiva para determinar si la dulcería discriminaba en contra de las lesbianas.

«Todos el mundo tiene derecho a sus creencias, pero eso no significa que la gente tenga el derecho de discriminar» -le dijo al periódico.- «El objetivo es “rehabilitar”. Para los que sí violan la ley, queremos que aprendan de la experiencia…» (Énfasis nuestro)

En otras palabras: que renuncien a sus creencias religiosas.

O mire el caso de Elane Photography contra Willock, en el cual la Corte Suprema de Nuevo México dictaminó que un artista fotográfico no podía negarse a retratar la ceremonia de compromiso de una pareja lesbiana, a pesar de que Nuevo México no permite actualmente el matrimonio del mismo sexo.

Puede leer el dictamen, realmente asombroso, en este vínculo [en inglés]. 

En este caso, los homosexuales que exigían que los cristianos violaran sus creencias para participar en su «ceremonia de compromiso» afirmaban que Elane Photography violaba la Ley de Derechos Humanos de Nuevo México (NMHRA).

Como informara Tamara Tabo en el blog «Above the Law» [«Por encima de la Ley»], «Elane Photography dijo que ellos no violaban la NMHRA pero  que, si lo hacían, esa aplicación de la ley violaba los derechos de Libre Expresión y Libre Ejercicio del negocio, amparados por la Primera Enmienda».

La corte no estuvo de acuerdo, como señaló Tabo, diciendo que «cuando Elane Photography se negó a fotografiar una ceremonia de compromiso del mismo sexo, violó la NMHRA de la misma manera que si se hubiera negado a fotografiar una boda de personas de distintas razas».

En una pasmosa concurrencia con el dictamen, el juez Richard C. Bosson, de la Corte Suprema de Nuevo México, dejó en claro que las personas de fe ahora debían escoger entre su conciencia y el comercio. «En algún momento de nuestras vidas todos nosotros debemos llegar a un compromiso, aunque sea pequeño, para dar espacio a los valores opuestos de otros.» Elaine y su esposo, Jonathan, dijo él, «están obligados por la ley a comprometer los mismos valores religiosos que inspiran sus vidas» como «el precio de la ciudadanía».

Semejante conclusión no sólo es pasmosa porque eleva la conducta homosexual al mismo estatus protegido que la raza, sino porque requiere la participación de aquellos cuyas convicciones religiosas prohíben la conducta homosexual.

Eso va mucho más allá del requisito de que todo el mundo sea tratado con igualdad y humanidad en cosas como el servicio de alimentos y otros «servicios públicos».

Eso significa que el gobierno puede realmente obligarlo a usted a participar en algo que va contra su religión.

Y si usted es obligado a trabajar en contra de su voluntad o proveer su talento o capacidades artísticas en contra de su voluntad, usted es realmente un esclavo. 

A aquellos que dicen que «esclavo» es una palabra demasiado notoria en la historia americana para ser usada en este contexto, les digo que quizá se ajuste aún mejor «siervo», la palabra que Lincoln usara en su Segundo Discurso de Inauguración.

Porque ¿de qué otra forma describe usted la situación de una persona que no tiene opción, y es forzada a trabajar para el beneficio de otros, cuya situación puede cambiar a capricho de su opresor y que es castigada si se queja o trata de irse?

Servidumbre es exactamente la situación en que se hallan en los Estados Unidos esos creyentes que se oponen al «matrimonio» del mismo sexo y que se niegan a participar en lo que su fe les dice que está mal.

Afortunadamente, la organización Alliance Defending Freedom ha asumido la causa de Elaine y Jonathan Huguenin de Elane Photography. Usted puede obtener más información sobre este caso  a través de este vínculo así como del trabajo de la Alianza  para –como dijo Alan Sears– «defender el derecho de todos los americanos a escuchar, a hablar, y simplemente vivir, la verdad de Dios.»

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