Por qué los musulmanes nunca se van a asimilar a los EE.UU.

Bill Federer hace un análisis detallado de la asimilación musulmana y la ley americana

Bill Federer | 20 de noviembre de 2017

(World Net Daily) – El 21 de noviembre de 1620 (según el calendario gregoriano), los Peregrinos firmaron el Pacto del Mayflower y comenzaron su Colonia de Plymouth. Cinco años más tarde, en 1625, los Peregrinos llenaron dos buques de pescado seco y pieles de castor y los enviaron a Inglaterra para cambiarlos por suministros que necesitaban con urgencia.

El Gobernador William Bradford escribió en su Historia del Establecimiento de Plymouth 1608 -1650, transcrito al inglés moderno por Harold Paget en 1909, cap. 6, pp. 165-7):

«Los aventureros… enviaron dos barcos de pesca… A la pinaza le ordenaron cargar langostinos… para llevarlos a Inglaterra… y además, llevaba unas 800 libras de [pieles de] castor, así como otras pieles, de gran valor, de la plantación. El capitán, al ver tanta carga, quiso colocarla en el barco más grande para mayor seguridad, pero el Sr. Edward Winslow, su agente en el negocio, estaba obligado por un acuerdo a llevarla a Londres en el barco pequeño… El capitán del barco grande… remolcó el barco pequeño a popa todo el camino. Así se fueron a casa con alegría juntos y tuvieron muy buen tiempo que nunca le hizo perder el remolque, hasta que estuvieron bien dentro del Canal de La mancha, casi a la vista de Plymouth. Sin embargo, incluso allí fue desdichadamente capturado por un barco de guerra turco y llevado a Salé (Marruecos), donde el capitán y la tripulación fueron hechos esclavos…

»Así que todas sus esperanzas fueron reducidas a la nada, y las alegres nuevas que pensaban llevar a casa se convirtieron en noticias pesarosas… En el barco grande, el capitán Myles Standish… llegó en muy mal momento… una epidemia muy mortífera en Londres.… Los  amigos aventureros estaban tan diezmados por sus pérdidas del año anterior, y ahora por el barco capturado por los turcos… que todo el comerció terminó».

La piratería musulmana había dominado los mares.

En 1605, San Vicente de Paúl estaba navegando desde Marsella, Francia, cuando fue capturado por los turcos musulmanes. Lo vendieron como esclavo en Túnez, África del Norte. Afortunadamente, San Vicente de Paúl logró convertir a su dueño al cristianismo en 1607. Escapó a Europa y fundó una orden religiosa para ayudar a los pobres.

Entre 1606 y 1609, los piratas musulmanes de Argel capturaron 466 barcos británicos y escoceses.

Giles Milton escribió Oro Blanco: La Historia Extraordinaria de Thomas Pellow y el Millón de Esclavos Europeos en el Norte de África (UK: Hodder & Stoughton Ltd, 2004). En el libro, cuenta cómo en 1625 los piratas y corsarios musulmanes remontaron el río Támesis e incursionaron en Inglaterra. Atacaron la costa de Cornwall, capturaron 80aldeanos en Mount’s Bay y 60 en Looe. Los musulmanes tomaron la isla de Lundy en el canal de Brístol e izaron el estandarte del islam. Hacia fines de 1625, ás de 1 000 súbditos británicos fueron enviados a los mercados de esclavos de Salé, Marruecos.

En 1627, los piratas musulmanes otomanos  y argelinos, dirigidos por Murat Reis el Joven, atacaron Islandia, llevándose al cautiverio un estimado de 400 personas de las ciudades de Reykjavik, Austurland y Vestmannaeyjar. Una muchacha capturada, que había sido hecha esclava concubina en Argelia, fue rescatada por el rey Cristián IV de Dinamarca.

En 1631, todo el poblado de Baltimore, en Irlanda, fue capturado por piratas musulmanes al mando de Murat Reis el Joven. Sólo dos personas retornaron (Des Ekin, The Stolen Village: Baltimore and the Barbary Pirates, O’Brien Press, 2006).

Thomas Osborne Davis escribió en su poema El saqueo de Baltimore  (1895):

El grito de «¡Alá!» rompe sobre los chillidos y rugidos

¡Oh, bendito Dios, el argelino es señor de Baltimore!…

Para 1640, cientos de buques británicos y miles de súbditos británicos estaban esclavizados en Túnez y Argelia. Con el pasar de los siglos, la Marina de los EE. UU. y el cuerpo de Marines lucharon en las Guerras de los Piratas Berberiscos en 1801-1805 y 1815, liberando a centenares de marinos americanos que estaban cautivos.

Alexis de Tocqueville escribió en La democracia en América, 1840, Tomo II, Libro 1, Capítulo V:

«Mahoma bajó del cielo y puso en el Corán no sólo doctrinas religiosas, sino máximas políticas, leyes criminales y civiles, y teorías científicas. Los Evangelios, por otro lado, tratan sólo de las relaciones generales entre el hombre y Dios y entre los hombres. Aparte de eso, no enseñan nada ni obligan a las personas a creer en nada. Eso tan sólo, entre un millar de razones, basta para demostrar que el islam no podrá sostener su poder mucho tiempo en una era de ilustración y democracia, mientras que el cristianismo está destinado a reinar en esa era y en todas las demás».

El presidente Barack Obama dijo en El Cairo, Egipto, el 4 de junio de 2009: «Cuando el primer musulmán americano fue electo recientemente al Congreso, prestó el juramento de defender nuestra Constitución sobre… el Sagrado Corán».

La pregunta es: ¿Puede uno jurar defender una Constitución elaborada por el hombre sobre un libro que dice estar lleno de leyes divinas superiores y que instruye a los seguidores fieles a mentir subversivamente para hacerlo superior?

El  Dr. Irwin Lutzer relata en su libro The Cross in the Shadow of the Crescent [La Cruz a la Sombra del Creciente] (2013) el caso de un manifestante musulmán en Dearborn, Michigan, que sostenía una pancarta que decía: «¡Usaremos las libertades de la Constitución para destruir la Constitución!»

El organizador musulmán practicante de la sharia Anjem Choudary, de la organización Islam4UK [Islam para el Reino Unido] dijo – según informó el London Daily Express-  el 15 de octubre de 2009: «Ya hemos tenido suficiente  de la democracia y las leyes hechas por el hombre… Haremos un llamamiento a la subversión total del sistema gobernante británico… y exigiremos la implementación completa de la sharia en Gran Bretaña».

Las naciones Unidas adoptaron la Declaración Universal de los Derechos humanos el 10 de diciembre de 1948, que reconocía derechos humanos básicos como:

  • Libertad de opinión y expresión
  • Liberad para cambiar de religión
  • Derecho a la educación
  • No a la esclavitud
  • No a los matrimonies forzados
  • No a la tortura
  • No a los catigos inhumanos

Los líderes de 57 países islámicos rechazaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU y formaron su propio grupo, llamado OCI (Organización de la Cooperación Islámica).

La OCI aprobó en 1990 la «Declaración de El Cairo de los Derechos Humanos en el Islam» afirmando que la ley de la sharia era suprema, que contenía:

  • La pena de muerte para los que abandonaran el islam
  • El castigo a las mujeres que fueran violadas
  • Permiso a los hombres para ser polígamos.
  • Permiso para golpear a la esposa
  • La censura del discurso que insultara al islam

¿Deberá una nación conceder la libertad de expresión a aquellos cuya meta final es abolir la libertad de expresión?  ¿Deberá una nación conceder la libertad de religión a aquellos cuyo propósito final es abolir la libertad de religión? ¿Quieren los musulmanes practicantes de la sharia exigir libertades para sí mismos, pero no conceder las mismas libertades a los demás?

Dwight Eisenhower se enfrentaba a una situación similar cuando advirtió en la revista Time, el 13 de octubre de 1952: «La Carta de Derechos no contiene ninguna concesión de privilegios a ningún grupo de personas para que destruyan la Carta de Derechos. A un grupo… dedicado a la destrucción final de todas las libertades civiles no se le puede permitir reclamar las libertades civiles como un santuario privilegiado desde el cual llevar a cabo la subversión del gobierno».

¿Son compatibles el Corán y la Constitución americana?

  • La Primera Enmienda de la Constitución de los EE. UU. dice que el Congreso no hará ninguna ley que prohíba el «libre ejercicio» de la religión, pero Mahoma dijo: «Si alguno abandona la religión islámica, matadle» (Hadiz Sahih al-Bukhari, Tomo 9, Libro 84, No. 57). El Corán también dice en el Sura 4:89: «Los que rechazan el islam deben ser muertos. Si vuelven la espalda (al islam) apoderaos de ellos y matadlos dondequiera que los halléis».
  • La Primera Enmienda dice que el Congreso no limitará «la libertad de expresión», pero la ley islámica impone el estatus de dhimmi a los no musulmanes, y les prohíbe realizar en público sus prácticas religiosas, levantar sus voces durante las oraciones, sonar las campanas de las iglesias o decir nada considerado «insultante para el islam». La ley islámica relega a los no musulmanes al estatus de dhimmi, en el cual no pueden propagar sus costumbres entre los musulmanes ni mostrar una cruz, adornos de Navidad ni la Estrella de David.
  • La Primera Enmienda dice que el Congreso no puede menoscabar «el derecho del pueblo de reunirse pacíficamente», pero la ley islámica dice que los no musulmanes no pueden reparar sus sitios de adoración ni construir nuevos, pero deben permitir a los musulmanes participar en sus reuniones privadas; no pueden sepultar sus muertos cerca de cementerios musulmanes ni llorarlos en voz alta.
  • La Primera Enmienda dice que el Congreso no puede despojar al pueblo del derecho de «hacer peticiones al Gobierno para la reparación de ofensas», pero la ley islámica dice que los no musulmanes no pueden albergar resentimientos contra el Estado islámico ni dar apoyo a los que estén en desacuerdo con el gobierno islámico.
  • La Segunda Enmienda afirma  que «el derecho del pueblo a poseer y portar armas no puede ser infringido», mientras que la ley islámica dice que los no musulmanes no pueden poseer armas, espadas ni armamentos de ningún tipo.
  • La Tercera Enmienda dice que uno no puede ser obligado a «albergar» a nadie en su casa, pero la ley islámica dice que los no musulmanes deben hospedar y alimentar por tres días a cualquier musulmán que desee quedarse en su casa, y por más tiempo si el musulmán se enferma, y además no pueden impedir que los viajeros musulmanes se alojen en sus sitios de adoración.
  • La Cuarta Enmienda garantiza «el derecho del pueblo a tener seguridad en sus personas, casas, papeles y efectos de registros o decomisos no razonables», pero la ley islámica dice que si uno que no sea musulmán monta un caballo con montura y estribo, el caballo puede ser confiscado.
  • La Quinta Enmienda dice que «ninguna persona puede ser culpada de un delito capital ni infame… sin el debido proceso de la ley«, pero Mahoma dijo: «Ningún musulmán debe ser muerto por matar a un kafir (infiel) (Hadiz Sahih al-Bukhari, Tomo 9, No. 50).
  • La Sexta Enmienda garantiza «un juicio público con un jurado imparcial» y la Séptima Enmienda dice que «debe asegurarse el derecho a un juicio con jurado», pero la ley islámica no concede a los no musulmanes el mismo estatus legal que a los musulmanes, e incluso les prohíbe testificar en corte contra un musulmán.
  • La Octava Enmienda dice que «no se infligirá ningún castigo cruel ni inusual», pero el Corán dice «Cortad las manos de los ladrones, sean varones o mujeres, como castigo por lo que han hecho –una disuasión de Alá» (Sura 5:38). Una mujer que ha sido violada también es castigada «con un centenar de azotes» (Sura 24:2). A las mujeres se les puede golpear: «Si hay rebelión en la mujer, primero hablarás con ella, después puedes usar incentivos negativos como abandonar su lecho, después puedes (como última alternativa) pegarle (Sura 4:34). Los asesinatos de honor de esposas e hijas que han avergonzado a sus familias se han reportado a las Naciones Unidas en las poblaciones musulmanas de Egipto, Jordania, Líbano, Marruecos, Pakistán, Siria, Turquía, Arabia Saudita, Iraq, Yemen, y cada vez más, en naciones de Occidente.
  • La Decimotercera Enmienda dice que no habrá «esclavitud ni servidumbre involuntaria», pero el Corán admite la esclavitud, pues Mahoma poseía esclavos.
  • La Decimocuarta Enmienda garantiza a los ciudadanos «igual protección por las leyes«, pero el Corán no considera a los judíos, cristianos ni a otros que no sean musulmanes como iguales a los musulmanes ante la ley. Al referirse a los judíos como «el pueblo del Libro», Mahoma dijo: «Ellos son los que Alá ha maldecido, los que han estado bajo su ira, algunos de los cuales fueron convertidos en monos y cerdos» (Sura 5:60, 7:166, 2:65).
  • La Decimoquinta Enmienda garantiza que «el derecho de los ciudadanos… a votar no será negado… en base a su raza, color ni condición previa de servidumbre», pero una interpretación estricta de la ley islámica no permite las votaciones, ya que la democracia es considerada como que la gente se coloca en el lugar de Alá al hacer las leyes.
  • La Decimosexta Enmienda tiene algunas similitudes con la ley islámica, porque «el Congreso tendrá el poder de imponer y cobrar impuestos sobre la renta, de cualquier fuente que ella proceda». Mahoma dijo: «Luchen contra los que no creen en Alá… hasta que paguen la jizya (impuesto) con sumisión voluntaria y se sientan sometidos» (Sura 9:29).
  • La Decimoctava Enmienda tiene algunas similitudes con la ley islámica pues «la manufactura, venta o transporte de licores intoxicantes… con el propósito de beberlos queda prohibida».
  • La Decimonovena Enmienda permite que las mujeres voten, pero en los países estrictamente islámicos las mujeres no pueden votar.
  • La Vigesimoprimera Enmienda permite la venta de licores, pero la ley islámica dice que los no musulmanes no podrán vender ni beber vinos ni licores abiertamente.

Uno asumiría que jurar sobre un libro implica creer en lo que dice ese libro. Como Mahoma no era solo un líder religioso, sino también político y militar, el islam de la sharia no es simplemente un sistema religioso, sino un sistema político-militar.

Como nadie tiene autoridad para exigir a los musulmanes del mundo que dejen de imitar el ejemplo político-militar de Mahoma, cuando los musulmanes practicantes de la sharia se inclinan en oración, también está jurando fidelidad militar a La Mea.

El jurar defender la Constitución de los EE. UU sobre un Corán que promueve valores diferentes representa un dilema. El magistrado de la Corte Suprema Robert Jackson, designado por el presidente Franklin D. Roosevelt, escribió en el prefacio al libro Law in the Middle East [La Ley en el Medio Oriente] (1955): «La ley islámica ofrece al jurista americano un estudio de contrastes dramáticos. Incluso un estudio ligero y un conocimiento superficial… revelan que sus características principales que tienen que ver con nuestras leyes no son parecidas, sino inconsistentes con ella; no son similitudes, sino contrariedades. Por su fuente, su alcance y sus sanciones, la ley del Medio Oriente es la antítesis (la oposición directa) de la ley occidental».

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