Ramón Arias | 21 de julio de 2014
Definitivamente, estamos en serios problemas. Cualquiera que se atreva a negarlo está mirando la vida a través de lentes color de rosa y se dirige hacia un despertar rudo. Al mismo tiempo, tengo razones para sentirme muy optimista de lo que será el resultado.
No te confundas en pensar que mi optimismo es por ignorar lo que está sucediendo en nuestro país, mismo que ahora vive en el post-cristianismo, post-Constitución, post-libertad, post-solvencia económica, post-liderazgo mundial, y muchos más beneficios perdidos. Además de eso, en su mayoría, los funcionarios del gobierno no honran su juramento del cargo y no respetan la separación de poderes. No hemos tocado fondo todavía, sin embargo, no estamos muy lejos si seguimos tan obsesionados en hacer caso omiso del pronóstico negativo.
El presidente Truman dijo a la Conferencia de la Procuraduría General de la Nación, el 15 de febrero de 1950: «La base fundamental de las leyes de esta nación fue dada a Moisés en el Monte. La base fundamental de nuestra Carta de Derechos proviene de las enseñanzas que recibimos de Éxodo y San Mateo, de Isaías y San Pablo. No creo que hacemos suficiente hincapié en eso estos días. Si no tenemos un trasfondo moral fundamental correcto, finalmente terminaremos con un gobierno totalitario que no cree en los derechos de nadie, ¡excepto los del Estado!»
Cada vez más, los estadounidenses creen que nos estamos moviendo hacia la dictadura y la tiranía. No estoy en desacuerdo totalmente con ellos, sin embargo, desde hace más de 200 años los aristócratas, en su mayoría, han dominado esta nación. Los aristócratas son los que forman parte de la élite gobernante y los ricos, y son tan peligrosos como los dictadores y los tiranos; ellos también creen que las leyes no se aplican a ellos. Esto es exactamente lo que la generación de los Padres Fundadores enfrentaron en una guerra para liberarse a sí mismos y a las futuras generaciones de esa forma de enfermedad que infectó el mundo de su tiempo. Sin embargo, aquí estamos en esta misma situación, pero sí tenemos una opción y ahí es donde entra en juego mi optimismo, todavía creo que hay estadounidenses realmente inteligentes y más que se van a levantar y hacer que este movimiento negativo retroceda.
Estoy seguro de que estás familiarizado con la parábola del hijo pródigo en Lucas 15:11-32. Esta parábola de muchas maneras se utiliza para mostrar el amor de Dios, y estoy de acuerdo. Pero en esta ocasión, quiero desafiarnos a ver esta parábola en una luz diferente, no para cuestionar el amor de Dios, sino para poner al cristianismo estadounidense en el lugar del hijo pródigo.
La cristiandad en Estados Unidos recibió una gran herencia de los antepasados y de los Padres Fundadores. Los cristianos en este país decidieron salir poco a poco de la herencia rica basada en principios bíblicos y abandonaron el estar bajo la forma de gobierno de Dios; decidieron aventurarse por su propia cuenta y perdieron su fortuna por una vida desenfrenada. La cristiandad estadounidense aún no ha tocado fondo, como el hijo pródigo que se encontró en circunstancias desastrosas y tuvo que tomar un trabajo de alimentar a los cerdos, una ocupación degradante para un judío. Estados Unidos está cayendo rápidamente de ser la nación más próspera del mundo y se está convirtiendo cada vez más como una Europa socialista y decadente y las naciones del Tercer Mundo. Los pronósticos son que China, los marxistas-capitalistas, será el país más rico del mundo este año.
En 1620, los Peregrinos no llegaron a las costas de este continente en busca de oro y gloria; su objetivo era para la gloria de Dios. Esa es una gran diferencia con respecto a donde nos encontramos hoy. Con Dios nunca es por el dinero o la riqueza sino la unidad en la promoción de la cultura de Dios en la tierra como es en el cielo.
Lo que los cristianos en este país todavía tienen que demostrar es si, como el hijo pródigo, regresarán a sus sentidos al recordar quien es el Dios de la Biblia y cuál fue el propósito de la fundación de esta nación. ¿Estarán dispuestos a humillarse a sí mismos y reconocer su locura y arrepentirse de sus malos caminos, de acuerdo con 2 Crónicas 7:14? Mi oración diaria es que sí lo hará y no tanto para recuperar la riqueza perdida sino la justicia en todo su territorio y para difundir la verdad revelada como un testimonio al resto del mundo, para demostrar lo que le dio el éxito a Estados Unidos. Una vez más, Estados Unidos puede tener la oportunidad de que el mundo sepa lo que la convirtió en la gran nación libre y justa, mediante el reconocimiento de su historia inicial de los primeros principios que se basan en la Biblia.
Ni los demócratas, republicanos, libertarios o los independientes pueden llevar a la nación hacia la dirección correcta, excepto los cristianos pródigos. Aprendamos del hijo pródigo a ser sabios y decidir volver a la casa de nuestro Padre celestial y de Su gobierno: «Me levantaré e iré a mi padre, y yo le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti’» (Lucas 15:18).