Ramón Arias | 27 de octubre de 2014
Cada elección es importante porque produce consecuencias para bien o para mal. Ninguna elección es intrascendente; esto incluye las elecciones de medio término, que son despreciadas por millones. Ninguna persona que busca ser un representante de la comunidad en cualquier nivel carece de importancia.
En todas las elecciones, la gente vota por las ideas y los principios sin importar si los entienden o no. Otros entienden esto y saben muy bien la agenda que están promoviendo. Desde que se inventó la maquinaria política, la tendencia es de que un partido político domine el ámbito nacional e internacional de la vida. En los Estados Unidos de América se está dejando ver muy en claro, al menos para una buena parte de la población votante, que sólo hay dos principales programas políticos con puntos de vista opuestos. Uno está decidido a transformar el fundamento de los Estados Unidos en una perspectiva del mundo que ha demostrado producir una devastación dondequiera que se implementa. El otro tiene algunos de los mismos elementos dentro de sus rangos, pero en su mayoría proclaman defender los principios originales que hacen a este país único.
Así como uno desea la mejor atención médica para uno mismo y para nuestros seres queridos, o el mejor servicio en un área determinada, el mismo principio se aplica al seleccionar cualquier funcionario al servicio público, ya que va a trabajar para nosotros. Es inevitable que sus decisiones van a afectar el futuro de su familia y las generaciones venideras.
Sí, es mucho trabajo investigar y conocer los valores de sus candidatos y convicciones políticas en un área determinada. No es sólo la oficina de la presidencia la que afecta nuestras vidas para bien o para mal. Te recomiendo que conozcas a tus candidatos locales, si están sirviendo como funcionarios públicos o si han servido revisa sus registros de votación, mientras estaban en función. Incluso si no han servido en función pública, todavía se puede descubrir mucho acerca de los valores que defienden. Haz tu mejor esfuerzo para saber acerca de cada candidato que se postula para el Senado, la Cámara de Representantes, el Senado del Estado, la Cámara de Representantes del Estado, el Comisionado del Condado (incluyendo aquellos en general), el secretario del tribunal, las Sillas del Condado, Presidente de la Corte Suprema del Estado, Asociado de la Corte Suprema Justicia del Estado, la Corte de Apelaciones, la Corte Superior, el Consejo de Educación, el Distrito del Condado, y cualquier otro cargo electo. También hay que prestar especial atención a los proyectos de ley que vienen con cada elección.
El incumplimiento de los deberes en saber por quién votar, o si fallamos en votar, tiene consecuencias, y no tenemos a nadie más a quien culpar sino a nosotros mismos. Estados Unidos ha estado rechazando los absolutos morales de Dios, pero no sin el permiso de los cristianos. La restauración de Estados Unidos a su fundamento, requerirá que los cristianos tomen la responsabilidad personal en la elección de personas justas a la estatura de los antepasados, los Padres de la Patria y de sus respectivas generaciones que entendieron la importancia de estar bajo la ley y el orden de Dios.
Mucho antes de que Estados Unidos se formara como nación William Penn (14 de octubre de 1644 – 30 de julio de 1718), fundó la provincia de Pensilvania, y dijo:
«Los gobiernos, más bien, dependen de los hombres que los hombres de los gobiernos. . . . Deja que los hombres sean buenos y el gobierno no puede ser malo. . . . Aunque las leyes buenas hacen bien, los hombres buenos hacen mejor; porque a las buenas leyes pueden faltar [carecer] buenos hombres. . . pero a los hombres buenos no les falta [carecen] buenas leyes ni sufrirán [permitirán] que se implementen las malas».
Veamos el consejo de aquellos a quienes hoy se les consideraría extremadamente radicales por los izquierdistas:
John Adams
“Nosotros los electores tenemos un poder constitucional importante puesto en nuestras manos; tenemos una revisión en dos ramas de la legislatura. . . el poder que quiero decir de la elección en los períodos indicados de [cada] rama. . . . Se hace necesario que cada [ciudadano] entonces, sea en algún grado una persona de Estado, para examinar y juzgar por sí misma la tendencia de los principios y las medidas políticas. Examinemos, pues, con sobriedad,… y un espíritu cristiano; abandonando todo partido [lealtad] y referirnos a los hechos; no creamos a ningún hombre ser infalible o impecable en el gobierno más de lo que es en la religión; no aceptar la palabra de nadie contra la evidencia, ni adoptar implícitamente los sentimientos de otras personas que puedan ser engañadas a sí mismas, o pueden estar interesadas en engañarnos”.
[John Adams, The Papers of John Adams (Los Papeles de John Adams), Robert J. Taylor, ed. (Cambridge: Belknap Press, 1977), vol. 1, p. 81, de «‘U’ to the Boston Gazette», escrita el 29 de agosto de 1763.]
Samuel Adams
«Que cada ciudadano recuerde en el momento en que está ofreciendo su voto que él no está haciendo un regalo o un complido para complacer a un individuo – o por lo menos que no debería hacerlo así; pero que está ejecutando una de las confianzas más solemnes en la sociedad humana a quien es responsable ante Dios y su país».
[Samuel Adams, The Writings of Samuel Adams (Los escritos de Samuel Adams), Harry Alonzo Cushing, editor (Nueva York: Hijos de GP Putnam, 1907), vol. IV, p. 256, en la Boston Gazette el 16 de abril de 1781.]
«Nada es más esencial para el establecimiento de las costumbres en un Estado de que todas las personas que trabajan en lugares de poder y confianza sean hombres de carácter irreprochable. El público no puede ser demasiado curioso sobre el carácter de los hombres públicos».
[Samuel Adams, The Writings of Samuel Adams (Los escritos de Samuel Adams), Harry Alonzo Cushing, editor (Nueva York: Hijos de GP Putnam, 1907), vol. III, p. 236-237, a James Warren el 4 de noviembre de 1775.]
Matthias Burnett
«Considera bien la confianza importante. . . que Dios. . . [ha] puesto en tus manos. . . . Para Dios y la posteridad eres responsable de [tus derechos y los de tus gobernantes]. . . . No dejes que tus hijos tengan razón para maldecirte por renunciar a esos derechos y postrarse a aquellas instituciones que tus padres te entregaron. . . . Mira bien a los personajes y las cualificaciones de las personas que elijas y elevas a la oficina de lugares de confianza. . . . No pienses que tus intereses estarán seguros en manos de los débiles e ignorantes; o fielmente gestionados por el impío, el depravado y el inmoral. No pienses que los hombres que no reconocen la providencia de Dios, ni respetan a Sus leyes serán incorruptos en el cargo, firmes en la defensa de la causa justa contra el opresor, o decididamente se oponen al torrente de la iniquidad. . . . Vela por tus libertades y privilegios – civiles y religiosas – con un ojo atento».
[Matthias Burnett, Pastor de First Baptist Church en Norwalk, An Election Sermon, Preached at Hartford, on the Day of the Anniversary Election, May 12, 1803 (pastor de la Primera Iglesia Bautista en Norwalk, Un Sermón sobre la Elección, predicado en Hartford, en el Día del Aniversario de Elección el 12 de mayo de 1803) (Hartford: Impreso por Hudson & Goodwin, 1803), pp 27-28.]
Frederick Douglass
«Tengo una gran idea política. . . . Esa idea es muy antigua. Es ampliamente y en general aprobada; sin embargo, es muy pisoteada generalmente, e ignorada. La mejor expresión de ella, la he encontrado en la Biblia. Es, en esencia, ‘La justicia engrandece a la nación; el pecado es afrenta de las naciones’ [Proverbios 14:34]. Esto constituye mi política – lo negativo y positivo de mi política, y la totalidad de mi política. . . . Siento que es mi deber hacer todo en mi poder para infundir esta idea en la mente del público, que rápidamente puede ser reconocida y practicada en nuestro pueblo».
[Frederick Douglass, The Frederick Douglass Papers (Los Papeles de Douglass Frederick), John Blassingame, editor (New Haven: Yale University Press, 1982), vol. 2, p. 397, a partir de un discurso pronunciado en Ithaca, Nueva York, 14 de octubre de 1852.]
Charles Finney
«Ha llegado la hora de que los cristianos deben votar por hombres honestos y tomar consistencia en la política o el Señor los maldecirá. . . . Los cristianos han sido excesivamente culpables en este asunto. Pero ha llegado el momento en que deben actuar de manera diferente. . . . Los cristianos parecen actuar como si creyeran que Dios no ve lo que hacen en la política. Pero yo digo que Él lo ve – y Él bendecirá o maldecirá a este país de acuerdo con el curso que ellos [los cristianos] tienen [en la política]».
[Charles G. Finney, Lectures on Revivals of Religion (Conferencias sobre avivamientos de Religión) (Nueva York: Fleming H. Revell Company, 1868), Conferencia XV, pp 281-282.]
James Garfield
«Ahora más que nunca las personas son responsables de el carácter de su Congreso. Si ese cuerpo es ignorante, imprudente, y corrupto, es porque las personas toleran la ignorancia, la imprudencia y la corrupción. Si es inteligente, valiente y puro, es porque el pueblo exige estas cualidades elevadas para que los representen en la legislatura nacional. . . . [S]i el próximo centenario no nos encuentra como una gran nación. . . será porque los que representan a la empresa, la cultura, y la moral de la nación no ayudan en el control de las fuerzas políticas».
[James A. Garfield, The Works of James Abram Garfield (Las Obras de James Abram Garfield), Burke Hinsdale, editor (Boston: James R. Osgood and Company, 1883), vol. II, pp. 486, 489, «A Century of Congress», («Un siglo de Congreso») julio de 1877.]
Francis Grimke
«Si el tiempo llegara cuando nos vallamos a hacer pedazos, será. . . por la corrupción interna – por desechar los principios correctos. . . por perder de vista el hecho de que ‘La justicia engrandece a la nación, pero el pecado es afrenta de las naciones’ [Proverbios 14:34]. . . . La secesión de los estados del Sur en 1860 fue un pequeño asunto con la secesión de la propia Unión de los grandes principios enunciados en la Declaración de la Independencia, en la regla de oro, en los Diez Mandamientos, en el Sermón del Monte. A menos que nos aferramos, y sostengamos firmemente a estos grandes principios fundamentales de justicia,. . . nuestra Unión. . . será ‘sólo un pacto con la muerte y un convenio con el infierno’».
[Rev. Francis J. Grimke, «Equality of Right for All Citizens, Black and White, Alike,» («Igualdad de derechos para todos los ciudadanos, blanco y negro, por igual»), el 7 de marzo de 1909, publicado en Masterpieces of Negro Eloquence (de Obras Maestras de la Elocuencia Negra), Alice Moore Dunbar, editor (Nueva York: Dover Publications, Inc., 2000) , pp. 246-247.]
John Jay
“La Providencia ha dado a nuestro pueblo la elección de sus gobernantes, y es su deber, así como el privilegio y el interés de nuestra nación cristiana para seleccionar y preferir a cristianos por sus gobernantes”.
[John Jay, The Correspondence and Public Papers of John Jay (La correspondencia y los papeles público de John Jay), Henry P. Johnston, ed. (Nueva York: G. P. Putnam Sons, 1890), vol. IV, p. 365.]
«Los estadounidenses son las primeras personas a las que el Cielo ha favorecido con una oportunidad de deliberar sobre la elección y las formas de gobierno en las que deben vivir».
[John Jay, The Correspondence and Public Papers of John Jay, Henry P. Johnston, ed. (Nueva York: G. P. Putnam Sons, 1890), vol. I, p. 161.]
Thomas Jefferson
«La franquicia electiva, si se cuida como el arca de nuestra seguridad, pacíficamente disipará todas las combinaciones de subvertir una Constitución, dictada por la sabiduría, y que descansa sobre la voluntad del pueblo».
[Thomas Jefferson, The Writings of Thomas Jefferson (Los escritos de Thomas Jefferson), Albert Bergh, ed. (Washington: Thomas Jefferson Memorial Association, 1903), vol. 10, p. 235.]
«Si las cosas salieran mal en cualquier momento, la gente las corregiría por el ejercicio pacífico de sus derechos electivos».
[Thomas Jefferson, The Works of Thomas Jefferson (Las Obras de Thomas Jefferson), Paul Leicester Ford, ed. (Nueva York: Hijos de G. P. Putnam, 1905), vol. 10, p. 245.]
Daniel Webster
«Inculcar a los niños la verdad de que el ejercicio de la franquicia electiva es un deber social de tan solemne naturaleza que el hombre puede ser llamado a realizar; que un hombre no puede jugar inocentemente con su voto; que cada elector es un fiduciario, tanto para los demás como a sí mismo y que todas las medidas que apoya tiene una relación importante con los intereses de los demás, así como los suyos».
[Daniel Webster, The Works of Daniel Webster (Las Obras de Daniel Webster) (Boston: Little, Brown, and Company, 1853), vol. II, p. 108, a partir de observaciones hechas en una recepción pública por las damas de Richmond, Virginia, el 5 de octubre de 1840.]
Noah Webster
«En la selección de hombres para servidores públicos, deja que los principios sean tu guía. No tomes en cuenta la secta o denominación del candidato – ve a su carácter. . . . Cuando un ciudadano da su sufragio a un hombre de inmoralidad conocida abusa de la confianza; sacrifica no sólo su propio interés, sino el de su prójimo, traiciona el interés de su país».
[Noah Webster, Letters to a Young Gentleman Commencing His Education to which is subjoined a Brief History of the United States (Cartas a un joven caballero comenzando su educación a la que se adjunta una breve historia de los Estados Unidos) (New Haven: S. Converse, 1823), pp. 18, 19.]
«Cuando tienes el derecho a ejercer el voto para elegir funcionarios públicos, que se grave en tu mente que Dios te manda a elegir gobernantes, ‘sólo a los hombres que regirán en el temor de Dios’. La preservación de gobierno depende del fiel cumplimiento de este deber; si los ciudadanos descuidan su deber y colocan a hombres sin principios en el cargo, el gobierno pronto se corrompe; se harán leyes, no para el bien público sino para fines egoístas o locales; hombres corruptos o incompetentes serán designados para ejecutar las leyes; los ingresos públicos serán malgastados en hombres indignos; y los derechos de los ciudadanos serán violados o ignorados. Si un gobierno republicano no logra asegurar la prosperidad y la felicidad pública, deberá ser porque los ciudadanos descuidan los mandamientos divinos, y eligen a los hombres malos para realizar y administrar las leyes».
[Noah Webster, History of the United States (Historia de los Estados Unidos). (New Haven: Durrie y Peck, 1832), pp 336-337.]
John Witherspoon
«Los que desean el bien del Estado deben escoger para los lugares de confianza a hombres de principios internos, justificados por una conversación ejemplar. . . . [Y l]as personas en general deben tener en cuenta el carácter moral de aquellos a quienes invisten con autoridad, ya sea en los poderes legislativo, ejecutivo o judicial».
[John Witherspoon, The Works of John Witherspoon Edinburgh: (Las Obras de John Witherspoon) (Edimburgo: J. Ogle, 1815), vol. IV, pp. 266, 277.] 1
Sólo los cristianos sin corazón pueden seguir ignorando la condición de nuestra nación moribunda. Por otro lado, otros cristianos comienzan a comprender su responsabilidad de nuestra terrible situación y están levantándose. Oremos para que no sea demasiado tarde para que Dios Todopoderoso nos dé otra oportunidad de regresar a los Estados Unidos una vez más hacia Él.