Scalia: ‘¿Por qué no hubo matrimonios gay en Grecia Antigua?’

Garth Kant | 28 de abril de 2015

WASHINGTON – El momento más dramático en un caso histórico ante la Corte Suprema de Estados Unidos sobre la constitucionalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo el martes por la mañana se produjo después de que la primera abogada había concluido su argumento.

«¡El matrimonio gay es una abominación ante los ojos de Dios!», gritó de repente un manifestante en la sala del tribunal.

Después de continuar su protesta, el hombre fue escoltado desde la sala de audiencias.

El juez Antonin Scalia dijo en broma: «Eso fue refrescante, de hecho», causando carcajadas a través de la sala de audiencias.

La aprobación de Scalia de la sabiduría antigua le hizo eco a su referencia previa a los antiguos griegos y romanos para argumentar en contra de la sanción del gobierno del matrimonio entre personas del mismo sexo.

El juez señaló que los griegos y los romanos no tenían la desaprobación moral de las relaciones homosexuales, sin embargo, ninguna de las culturas consideró jamás el que se aprobara el matrimonio entre personas del mismo sexo. La implicación era que esas culturas deben haber encontrado que podría causar algún tipo de daño a la sociedad.

Scalia utiliza el mismo ejemplo para indicar que las leyes estatales modernas que definen el matrimonio como únicamente entre un hombre y una mujer no estaban motivadas por aversión o discriminación contra los gays.

Le preguntó a la abogada María Bonauto, quien argumentó a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, si bien era cierto que las relaciones homosexuales, pero no los matrimonios fueron sancionados por esas culturas.

Cuando ella dijo que sí, Scalia continuó: «Así que su exclusión del matrimonio entre personas del mismo sexo no se debió a los prejuicios, ¿verdad?» Añadiendo, a menos que ella considerara a Platón prejuicioso.

Bonauto respondió que no podía hablar de los filósofos antiguos, pero fue cortada inmediatamente por el juez liberal Stephen Breyer, quien, tal vez sorprendentemente, continuó la línea argumental del conservador de Scalia.

Breyer señaló que el matrimonio heterosexual ha sido la ley de todo el mundo durante miles de años, y de repente Bonauto estaba pidiendo un cambio inmediato.

¿»Por qué no pueden estos estados esperar y ver» si los experimentos estatales del matrimonio homosexual hacen daño antes de hacerlos la ley del país?

Bonauto contestó que bajo la cláusula de igualdad de protección de la 14ª Enmienda, la pareja del mismo sexo que ella representa no debería tener que esperar, y tampoco ninguna de las parejas homosexuales en el país. Además, según ella, los cambios en las leyes matrimoniales anteriores, tales como la eliminación de las prohibiciones al matrimonio interracial, habían sido muy inquietante para muchas personas, pero aún así era lo correcto de hacer.

Scalia contraargumentó que él entendía ese argumento, pero si su lado prevalece, terminaría con eficacia el debate.

«Las personas se sentirán marginadas» si ellos no tienen la oportunidad de votar sobre una cuestión tan importante, dijo él.

Bonauto había argumentado que «gays» merecen la misma dignidad ante la ley y no pueden ser relegados a un estatus de segunda clase al negarles lo que ella interpretó como un derecho al matrimonio.

También sostuvo que los matrimonios del mismo sexo en realidad ayudan a mantener la base de la sociedad estable.

Sin embargo, un número de jueces expresaron el mismo escepticismo expresados por Scalia y Breyer, basándose en la definición del matrimonio histórico y tradicional.

El juez Anthony Kennedy dijo que Bonauto estaba tratando de cambiar lo que ha sido la norma desde hace milenios, y que era «muy difícil para nosotros decir que sabemos mejor».

El juez Samuel Alito preguntó cómo podía explicar ella el hecho de que nunca ha habido una nación o cultura que ha reconocido el matrimonio entre personas del mismo sexo.

«¿Piensa usted que todos han estado tratándose en estereotipos?», se preguntó.

Bonauto acababa de aseverar que las leyes estatales excluyendo los matrimonios del mismo sexo se basaron en estereotipos y juicios morales.

Preguntó Scalia, «¿Sabe usted de cualquier sociedad antes de los Países Bajos en 2000 que legalizara el matrimonio gay?»

Ella no sabía.

El Presidente del Tribunal Supremo John Roberts estaba suspicaz de que ella estaba buscando no sólo cambiar el matrimonio, pero la definición de matrimonio.

Y Scalia agregó que estaba preocupado del efecto que el cambiar la Constitución podría tener en las convicciones religiosas de la gente.

Señaló que si la cuestión se deja a los estados en lugar de los tribunales, las personas podrían hacer excepciones, como el no requerir que los sacerdotes lleven a cabo las bodas entre personas del mismo sexo. Pero ese no sería el caso si ella fuera a ganar y el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo se convierte en derecho constitucional.

A pesar de expresar cierto escepticismo sobre la imposición de un gran cambio en la sociedad, Breyer llamó el matrimonio una libertad fundamental y sugirió que negárselo a los homosexuales sería discriminatorio.

Las juezas Ruth Bader Ginsburg, Elena Kagan y Sonia Sotomayor todas cuestionaron cómo permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo dañaría a los matrimonios heterosexuales y cómo negar los matrimonios del mismo sexo fortalecería a los matrimonios heterosexuales.

Había dos preguntas importantes ante la corte:

  • ¿Pueden los Estados definir el matrimonio como entre un hombre y una mujer?
  • Y, ¿puede rechazar un estado el reconocer la legalidad de un matrimonio gay realizado en otro estado?

Se espera que la corte que emita una decisión en junio. Además de considerar las dos horas y media de argumentos orales hechas el martes, los jueces tendrán en cuenta estas cuestiones claves argumentadas en escritos presentados por los abogados:

  • ¿Debería decidirse la legalidad del matrimonio gay por el pueblo o los tribunales?
  • ¿Las leyes que preservan el matrimonio tradicional acosa a los gays? ¿O es que esas leyes los ignoran al mismo tiempo que protegen el matrimonio tradicional?
  • ¿Protege el federalismo los derechos de los estados para definir el matrimonio? ¿O es que las leyes estatales que protegen el matrimonio tradicional violan la cláusula de igual protección de la 14ª Enmienda?
  • Es decir, ¿está la cláusula de protección de igualdad de la 14ª Enmienda por encima de la cláusula de plena fe y credibilidad de la Constitución en el Artículo 4 que garantiza los derechos de los estados para hacer sus propias leyes?
  • ¿Acaso el fallo en «United States v. Windsor» que invalidó partes de la Ley de Defensa del Matrimonio, al descansar sobre el principio federalista que los estados pueden decidir estas cuestiones, quiere decir que ese mismo principio debe respetar las leyes del matrimonio tradicional de los estados?

¿Acaso merecen los gays un estatus de protección especial? ¿O no es el equivalente de, por ejemplo, la discriminación racial, porque ni el género es objetivo o discriminado?

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