Tierra de los perezosos y hogar de los esclavos productivos

Ramon Arias | 17 de febrero de 2014

Así que, el sueño americano ha intercambiado el valorar los esfuerzos de la ética del trabajo arduo para disfrutar los frutos de ese trabajo por uno que dice, «no trabajes y sé feliz, al cabo que el gobierno nos va a mantener.» Después de todo, hay un montón de gente a quien se le puede robar su dinero que ganó con el sudor de su frente para dárselo a los que votan por los burócratas generosos que disponen del dinero de otras personas.

El líder mayoritario del Senado Harry Reid (D-Nev.) dijo: «La gente no debería estar encajonada en un trabajo… vivimos en un país donde debemos ser agentes libres. La gente puede hacer lo que quiera. Y lo que están diciendo aquí es – y los verificadores de información ya lo han hecho – que la aseveración de los republicanos sobre la pérdida de millones de puestos de trabajo simplemente no es verdad. Le permite a las personas salir de un trabajo en el que están encerrados debido a que tienen el beneficio del cuidado de la salud en su trabajo» (énfasis añadido).

La líder minoritaria de la Cámara Nancy Pelosi (D-Calif.) dijo: «Lo que vemos es que las personas están abandonando sus puestos de trabajo porque ya no están encajonados. Ellos están siguiendo sus aspiraciones de ser un escritor, trabajar por cuenta propia, o para iniciar un negocio. Este es el lado empresarial. Así que no va a costar puestos de trabajo. Va a haber un giro en cómo la gente se gana la vida y puedan alcanzar sus aspiraciones» (énfasis añadido).

El representante Keith Ellison (D-Minn.), el primer musulmán estadounidense elegido para el Congreso, defendió a Obamacare en el programa de «Esta semana con George Stephanopoulos», negando de manera obvia los hallazgos de la Congressional Budget Office (Oficina de Presupuesto del Congreso) que el infame cuidado a la salud [Obamacare] va a eliminar millones de puestos de trabajo. Él dijo: «Vamos a tener padres que ahora podrán llegar a casa, pues trabajan horas razonables. La gente va a poder jubilarse. Las personas quizá podrán cocinar la cena en lugar de ordenar por teléfono y comprar comida para llevar».

El secretario de prensa de la Casa Blanca, Jay Carney dio trompetazos semejantes alegando que la ley Obamacare le da a los estadounidenses una salida para no quedarse en un trabajo en el que sólo se quedan porque reciben atención médica y ahora tienen una opción de quedarse en casa para cuidar de los niños o jubilarse. Esto es lo que dijo: «Los resultados de la CBO (Congressional Budget Office [Oficina de Presupuesto del Congreso]) no son impulsados ​​por la suposición de que [la ley Obamacare] impulsará a los empleadores a eliminar puestos de trabajo o reducir las horas», (énfasis añadido).

Muchos demócratas están predicando que cualquier reducción de puestos de trabajo reflejaría la gran libertad que la ley da a los estadounidenses. ¿Están mostrando su desesperación y haciendo lo que mejor saben hacer, es decir, mentir de una manera magistral? Están desactivando el informe imparcial de la Congressional Budget Office (CBO) [Oficina de Presupuesto del Congreso], que dejó claro que el Obamacare (Ley de Atención Médica Económica) va a costar millones de empleos en los próximos siete años.

Observa estos puntos de hechizo mágico que hablan todos los que proclaman y abogan para que las personas dejen de trabajar, trabajen menos horas, o se jubilen, “bla, bla, bla», esto es totalmente inmoral. La parte triste es que hay personas que les van a tomar la palabra, al igual que millones lo han hecho desde que el presidente Lyndon B. Johnson declaró la guerra contra la pobreza. Desde entonces, 50 años después, más de 16 millón de millones de dólares se han gastado para ese fin. Es evidente que la pobreza ganó y el problema no es de carácter económico, sino de carácter moral y espiritual. Que atractivo pensar que es una gran idea recibir los subsidios de un gobierno paternalista generoso, y, ¿por qué no? Dejen que los tontos paguen por este paraíso utópico de no trabajadores, lo que haría a Karl Marx envidioso. Las personas que salen de la fuerza laboral para cantarles «Rock-a-bye-Baby» (canción de cuna) a sus hijos o jubilarse y ser un adicto a la televisión mientras los niños aprenden el comercio de hacerse esclavos a las adicciones, tener bebés fuera del matrimonio o matarlos en el vientre de la madre, ya que no son deseados. La delincuencia y la violencia se convierten en su cultura y su odio sólo crece hacia los que pagan por todo lo que tienen, y la lucha entre las clases continúa creciendo con gran furor. 

Los estadounidenses de todas las esferas de la vida, la fe y la política tienen que despertar y darse cuenta de cómo la nación continúa siendo transformada fundamentalmente a través de «la esperanza y el cambio» anormales. Esto se está logrando mediante el uso de las personas que no les importa o son ignorantes de que han sido esclavizadas por los malvados sin escrúpulos que creen que pueden dominar a los demás de manera indefinida para consolidar su dominio en la elite a través del poder político y las alianzas económicas. Este es un sueño viejo y cansado de querer ganar todo el mundo y convertirse en los papás y las mamás que la gente necesita tan desesperadamente.

Cuanto más humanista, liberal y progresista, socialista y comunista y marxista el estado se convierte mas es el número de personas que se vuelven propensas a la pereza y la ética del trabajo se va por el desagüe; la norma para la sociedad entonces viene a ser que se devoran unos a otros.  Y, esto, mi amigo, es lo que la historia nos enseña. Un hecho comprobado es que: cuanto más inmoral se vuelve una sociedad mayor es el riesgo de “las soluciones” violentas que se llevan a cabo.

Benjamin Franklin (1706-1790) con seguridad no fue una persona perezosa y tenía al trabajo en alta estima. Fue muy reconocido como el científico más importante del mundo. Entre los muchos títulos que se le reconocen está el de «el primer americano» por su contribución en la formación de la nueva nación con un nuevo experimento del gobierno civil y la promoción de la virtud cívica. Se convirtió en uno de los Padres Fundadores prominentes. Él asistió a Thomas Jefferson en escribir la Declaración de Independencia en 1776. Prestemos mucha atención a su comprensión del trabajo y la pereza. He escogido el siguiente pensamiento de los muchos que tiene sobre el tema. Aquellos que afirman que Franklin fue un deísta, uno que no cree que Dios está involucrado en los asuntos diarios del hombre, se molestará porque saben que están equivocados, pero tienen que mentir para engañar a otros:

«Si proporcionamos estímulos para la pereza, y apoyo para la insensatez, no nos vayamos a encontrar luchando contra el orden de Dios y la naturaleza, que tal vez ha asignado la necesidad y la miseria como castigos adecuados para, y  precauciones en contra, así como consecuencias necesarias de la ociosidad y la extravagancia. 

«Yo estoy a favor de hacer el bien a los pobres, pero yo difiero en la opinión de los medios. Creo que la mejor manera de hacer el bien a los pobres, no es hacer que se sientan cómodos en la pobreza, sino llevando y conduciéndolos para salir de ella. En mi juventud he viajado mucho, y he observado en los diferentes países, que donde se les dispone más de lo público para los pobres, menos se proporcionan para si mismos, y, por supuesto, se convierten en más pobres. Por el contrario, donde se hizo menos para ellos, más esfuerzo hicieron por sí mismos, y se hicieron más ricos.

«Esto me dio ocasión de observar, que cuando los hombres tienen empleo están más satisfechos. Porque en los días que trabajaron tenían buen humor y estaban alegres, sabiendo que habían hecho un día de buen trabajo pasaban las tardes más contentos, pero en los días ociosos que estaban amotinados y pendencieros, le encontraban deficiencias con su carne de cerdo, su pan, etc, y estaban continuamente de mal humor.

«Por mi parte, cuando estoy empleado en el servicio a los demás, no me veo a mí mismo como el que otorga favores, sino el que paga deudas. En mis viajes, y ahora ya de establecido, he recibido mucha bondad de los hombres, a los que no tendré ninguna oportunidad de corresponder directamente. Y, de las misericordias innumerables de Dios, quien está arriba infinitamente siendo beneficiado por nuestros servicios. Esas atenciones de los hombres, yo por lo tanto, sólo puedo devolvérselas a mis semejantes, y sólo puedo mostrar mi gratitud por estas misericordias de Dios, con la disposición de ayudar a sus otros hijos y mis hermanos. Porque yo no creo que el decir gracias y dar cumplidos, aunque se repitan semanalmente, puede cumplir con nuestras obligaciones reales unos a otros, y mucho menos aquellas a nuestro Creador.”

Cualquier demócrata, republicano, libertario, o independiente, que continúe ignorando lo que Franklin y otros Fundadores entendieron acerca de cómo eliminar la pereza y la pobreza seguirán siendo culpables de llevar a la nación a sus rodillas y sometiéndola a la esclavitud. Como ya he mencionado, la causa fundamental de la pereza, y la pobreza es moral y espiritual. Ninguna cantidad de leyes y dinero pueden destruir las malas intenciones o el mal que está dentro de cada individuo.

Benjamín Franklin entendió que la promoción de la pereza, liga a la gente a la pobreza y es una lucha contra el Dios de la Biblia, con consecuencias que se manifiestan en la necesidad y la miseria, «como castigos adecuados y precauciones en contra, así como consecuencias necesarias de la ociosidad y la extravagancia».

No hay duda de que él sabía lo que la ley moral de Dios enseña sobre cómo eliminar la pereza y la pobreza. Estoy seguro de que entendió al Apóstol Pablo, quien, en una carta dijo: «Cuando estuvimos con ustedes, les dimos esta regla: El que no quiera trabajar, que tampoco coma», (2 Tesalonicenses 3:10).

Ninguna cantidad de programas de gobierno ha sido eficaz en la eliminación de la pobreza, ya que es un error. Pensar que una vez que la gente está cómoda en lograr que sus necesidades sean satisfechas y demás, se reincorporarán a la fuerza laboral es una ilusión. Muy pocos rechazarán el tener más comida, un lugar mejor para vivir, cuidado de la salud y buscando maneras de utilizar el dinero para las adicciones, nunca verán estos «beneficios» como una manera de salir y escapar de la esclavitud de la pobreza.

Dios no nos creó a Su imagen y semejanza solo para vernos luchar y permanecer en la pobreza, y siempre dependiendo del gobierno para sobrevivir. Fue Dios quien dejó muy claro en su ley moral en Deuteronomio 15:1-11 cómo tratar efectivamente con el problema de la pobreza. Debemos hacer que nuestro objetivo sea el de enseñar a la gente el valor de la dignidad y el trabajo arduo desde el punto de vista bíblico. Sólo entonces podremos ver la pobreza reducirse a niveles bajos y cada persona pueda alcanzar su potencial dado por Dios para el bien de todos.

Es responsabilidad de todos los cristianos bíblicos liderar en el esfuerzo para promover y crear un ambiente en todos los ámbitos de la sociedad en la que los incentivos motivan a la gente a salir de las cadenas de la pobreza. La guerra contra la pobreza le pertenece al pueblo de Dios, y los que creen en la dignidad de la ética del trabajo. Por consecuencia, el tiempo para una reforma espiritual y moral está más que sobregirado. Si estamos en serio de ganar la guerra contra la pobreza hay que trabajar duro para poner fin a las políticas del gobierno, que son antagónicas a la creación de trabajo. No nos engañemos, los impuestos elevados y los montones de leyes reguladoras, no son una buena alternativa para acabar con la pobreza. La moralidad bíblica y la transformación espiritual por medio de la renovación de la mente es la única manera (Romanos 12:1-2).

Esta no es la tierra que Dios tenía en mente donde la pereza es recompensada en gran medida y la productividad es castigada. Esta no es la visión de los antepasados, los Peregrinos y los Puritanos, de una luz brillante para las naciones y no debería ser la tuya o la mía.

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