Ramon Arias | 21 de octubre de 2013
Millones de estadounidenses se sienten traicionados por sus representantes federales de ambas Cámaras con el caos financiero que cada vez es mayor y la enorme cantidad de leyes y reglamentos que siguen esclavizando y ahogando a los ciudadanos honestos y productivos. Pero ¿tienen razón en sentirse traicionados?
Los funcionarios electos no llegan a sus puestos por arte de magia, a pesar de que algunos lleguen por medio de fraude. No obstante, en su mayoría son elegidos por los ciudadanos. Tenemos dos partidos políticos dominantes que comparten el poder, alternando el dominio del Poder Ejecutivo y las dos Cámaras de Congreso que siguen hundiendo el futuro de esta nación para convertirla en una cosa del pasado. ¿Quiénes son los culpables del creciente caos político, económico y social? ¿Quiénes son los que le han permitido a la Corte Suprema de Justicia sentenciar a muerte a los no nacidos por petición ya sea de la madre o de ambos padres, simplemente porque el bebé es un inconveniente en sus vidas?
La Corte Suprema de Justicia dio al Congreso la responsabilidad de definir cuándo comienza la vida en su fallo de enero de 1973. Los miembros del Congreso van y vienen y nada se ha hecho para definir cuándo comienza la vida. ¿Qué tan difícil puede ser determinarlo? Mientras tanto, cerca de 60 millones de niños han sido asesinados y el número aumenta cada día en esta nación de la «libertad y la valentía». ¡Qué vergüenza y burla a la memoria de los millones de bebés que han perdido sus vidas y el número seguirá creciendo! Entonces, ¿quién realmente está traicionando a estas vidas inocentes? Increíblemente, los ciudadanos, en su mayoría, sólo se preocupan por la economía, como si fuera lo único importante en la actualidad o en el futuro.
Elección tras elección la gente envía a sus funcionarios elegidos a los puestos del gobierno para arreglar las cosas en Washington, D.C., después de que se comprometieron a hacerlo en sus discursos de campaña, sólo para descubrir que siguen contribuyendo al incremento de la destrucción nacional por sus decisiones despiadadas y negligentes. Hay muy pocos funcionarios honestos electos que se mantienen fieles a sus promesas de campaña para cambiar las cosas y se encuentran luchando en contra del monstruo hambriento que el gobierno se ha convertido. Este puñado de hombres y mujeres valientes merecen nuestro reconocimiento y apoyo.
A estas alturas ya sabes que no importa qué tan fuerte eleven las voces los ciudadanos en protesta a las leyes corruptas ante el Congreso es inútil. Washington, D.C., no está escuchando. Sólo la voluntad de “los señores de la tierra” se está llevando a cabo. Es un hecho que sólo un puñado de hombres y mujeres están determinando el futuro de más de trescientos millones de personas y a eso le llaman la voluntad del pueblo por ser elegidos a través de «medios democráticos», el mismo concepto que los fundadores condenaron y advirtieron que destruiría a la nación. Su advertencia fue profética.
Benjamín Franklin predijo lo que le iba a pasar al experimento del nuevo gobierno que estaban estableciendo. No estaba convencido que las leyes de los hombres que se estaban entablando en la Constitución eran perfectas y sin errores, sino que podrían crear un desastre. Dos meses y medio antes de que la finalización de la Constitución se llevara a cabo, en su discurso ante la Convención Constitucional el 28 de junio de 1787, dijo:
«En estos sentimientos, señor, estoy de acuerdo con esta Constitución, con todos sus defectos, – si es que son tales, porque creo que un gobierno general necesario para nosotros , y no hay ninguna forma de gobierno, sino lo que puede ser una bendición para el pueblo, si se administra bien, y creo, además, que esto probablemente será bien administrado por un transcurso de años, y sólo puede terminar en despotismo, como otras formas han hecho antes, cuando la gente se vuelva tan corrupta como para necesitar un gobierno despótico, siendo incapaz de cualquier otro».
Nota su advertencia: El nuevo experimento de gobierno sólo puede trabajar mientras sea «bien administrado». De no hacerlo, podría provocar que se caiga en el despotismo y no habría ninguna diferencia de las antiguas formas de gobierno en toda la historia humana y de la que ellos lucharon para liberar a las colonias. El despotismo, Franklin dijo, se da “cuando la gente se vuelva tan corrupta como para necesitar un gobierno despótico, siendo incapaz de cualquier otro”.
Cuando la gran mayoría de la gente cae en la corrupción, ¿cómo se atreven a exigir una administración efectiva del gobierno civil? Las personas son las que crean el despotismo. Estos son algunos sinónimos del despotismo: tiranía, dictadura, absolutismo, autoritarismo y represión. El despotismo es la forma de gobierno donde las personas dan al liderazgo poder absoluto libre de ataduras.
Franklin dejó muy en claro que el éxito de la nueva forma de gobierno dependía del carácter y la diligencia del pueblo estadounidense. Les competía a ellos controlar y mantener el gobierno civil.
¿Ha funcionado la Constitución como estaba previsto? Tenemos 226 años para evaluar su eficacia. ¿Cómo nos juzga la historia a «Nosotros el Pueblo»? ¿Ha tenido éxito el experimento o no? El estadounidense común diría que está funcionando, con muchos desafíos, pero está funcionando. Los padres fundadores dirían que, ¡FRACASÓ! ¿A quién crees que los fundadores culparían del fracaso de la República y el abuso de los poderes enumerados de tantas maneras? Te garantizo que no podrían culpar de todo a los funcionarios elegidos corruptos sino a las personas que se han vuelto tan dañinas e incapaces de controlar su propio gobierno por falta de buen carácter y autogobierno.
La gran experimentación con esta forma de gobierno estaba destinada a fracasar desde el principio. ¿Por qué? Debido a que ninguna gran nación ha sido capaz de mantener el poder, la seguridad y la prosperidad basándose en leyes de los hombres.
Tenemos que considerar seriamente el Mayflower Compact [Pacto del Mayflower] de 1620 y la forma de gobierno que los peregrinos trajeron a estas tierras. Su visión consistía en convertirse en una sociedad bajo el gobierno de Dios, como lo revela la Biblia, que es la única manera sabia e inteligente para desarrollar carácter verdadero y la felicidad duradera. Ellos fueron la sociedad original, que entendió que debemos vivir con y para las leyes bíblicas de Dios. El no reconocer y aceptar esta verdad es una garantía total para el caos y la destrucción social.
La Constitución tiene muchos defectos según lo observado por Benjamín Franklin, él estaba en lo cierto, ya que no menciona ni trata con muchos de los horrores y repulsiones de nuestra sociedad, como el infanticidio, las perversiones sexuales, y muchos otros comportamientos corruptos. No debe extrañarnos que las mentes corruptas encuentran en la «penumbra de la Constitución» lugar para todas sus decisiones perversas e imponerlas a la gente y empujar a la nación al borde del colapso total.
La próxima vez que alguien te diga que fuimos traicionados por nuestros funcionarios electos recuérdales que se vean en el espejo y examinen de dónde empieza la corrupción. También recuérdales que Washington, D.C., no es el problema. Los políticos corruptos sólo pueden ocupar esos puestos si los votantes los colocan allí. Esto significa que los políticos corruptos provienen de sus distritos locales a lo largo de todo el país. Si no escudriñamos la perspectiva del mundo y las creencias de estas personas cuando nos piden que los enviemos a Washington entonces somos nosotros los que hemos traicionado a la sociedad. Después de todo, provienen de nuestras comunidades, tienen familias y han vivido entre nosotros, tienen una reputación en nuestras comunidades y es nuestro deber saber todo acerca de su forma de pensar.
En una nota positiva, hay esperanza. Todo lo que los seres humanos anhelan sólo es alcanzable a través de la ley de Dios. Es allí donde podemos reconstruir nuestras vidas, nuestro carácter y nuestra sociedad. A través de la ley de Dios podemos aprender a eliminar la corrupción de nuestra alma y nuestra mente.
“Las enseñanzas del Señor son perfectas, reavivan el alma. Los decretos del Señor son confiables, hacen sabio al sencillo. Los mandamientos del Señor son rectos, traen alegría al corazón. Los mandatos del Señor son claros, dan buena percepción para vivir. La reverencia al Señor es pura, permanece para siempre. Las leyes del Señor son verdaderas, cada una de ellas es imparcial. Son más deseables que el oro, incluso que el oro más puro. Son más dulces que la miel, incluso que la miel que gotea del panal. Sirven de advertencia para tu siervo, una gran recompensa para quienes las obedecen”. (Salmos 19:7-11)
¡Necesitamos desesperadamente una verdadera reforma bíblica!