Justin Haskins | 10 de junio de 2017
(theblaze.com) – Los partidarios de la teoría de que los seres humanos son los máximos responsables del calentamiento global han dicho durante dos décadas que las temperaturas en ascenso causarían problemas significativos para los pueblos de África. Las cosechas se perderían, el agua se secaría y la falta de estabilidad, unida a esos problemas, provocaría guerras relacionadas con el cambio climático.
Por ejemplo, en 2015, Newsweek dijo que el calentamiento global ya había causado crisis significativas en África.
«En el norte de Mali, plagado de violencia, un paisaje árido de polvo y chozas de barro en el cual la precipitación promedio es un tercio menos de lo que era hace casi dos décadas, los expertos han culpado recientemente a una sequía provocada por el cambio climático de un conflicto entre los rebeldes separatistas tuaregs, que necesitan agua y pastos para sus rebaños, y las fuerzas del gobierno. En marzo, la Academia Nacional de Ciencias publicó un estudio evaluado por pares que decía “Hay evidencias de que la sequía de los años 2007- 2010 contribuyó al conflicto en Siria. Fue la peor sequía que se recoge en el registro con instrumentos, que causó una pérdida generalizada de cosechas y una migración en masa de las familias de agricultores a los centros urbanos”. Algunos estudios sugieren que el cambio climático producirá refugiados permanentes».
Esta clase de análisis de «el cielo se va a caer» se basa en conceptos a corto plazo de los cambios climáticos regionales y globales, y con frecuencia dejan de tener en cuenta los múltiples beneficios del calentamiento y del aumento del nivel de dióxido de carbono, como lo evidencia un nuevo estudio, que señala que el aumento del CO2 ha «impulsado» el reverdecer de África.
De acuerdo con un estudio de Martin Brandt y otros, publicado en mayo en la revista Nature Ecology & Evolution, el 36 por ciento del continente africano se ha vuelto más verde en un período de 20 años, entre 1992 y 2001, mientras que solo el 11 por ciento se ha hecho «menos verde». Es interesante que los investigadores hallaran que el reverdecer fuera «impulsado» por niveles más altos de dióxido de carbono y precipitaciones, y la disminución del verde era mayormente el resultado del corte de la vegetación por los seres humanos.
«Aquí empleamos una serie de datos de observación de la Tierra con microondas, para documentar dos tendencias distintas en un área terrestre con cobertura de bosques para 1992 – 2011: el 36% del área terrestre (6 870 000 km2) tuvo un incremento de la capa forestal, fundamentalmente en áreas áridas, y el 11% (2 150 000 km2), experimentó una disminución, mayormente en zonas húmedas» -escribieron los autores en su resumen del estudio. «Los incrementos de la capa boscosa estuvieron asociados con un bajo crecimiento de la población, y fueron motivados por el aumento del CO2 en las zonas húmedas, y por el aumento de las precipitaciones en las tierras secas, mientras que la reducción de las áreas boscosas estuvo asociada a un crecimiento acelerado de la población».
Este estudio, de ser cierto, sirve como prueba adicional de que el aumento del dióxido de carbono en la atmósfera no es tan peligroso como dicen tantos alarmistas. De hecho, históricamente, se producen mayores problemas cuando los climas se hacen más fríos, no más cálidos. Esto no es sorpresa, porque cuando las temperaturas son más altas y hay más dióxido de carbono, las plantas tienden a crecer mejor, lo que significa que los animales y los seres humanos tienen más alimentos para su consumo.