Valor para enfrentar los desafíos que se avecinan

Nena Arias | 12 de septiembre de 2022

Las cosas en Estados Unidos parecen estar empeorando escandalosamente en todos los ámbitos y el mensaje de pesimismo nos llega de todas las direcciones como si algo inusual estuviera ocurriendo en la nación y el mundo. ¿Ha sucedido esto antes?

Responder a esa pregunta es por qué la historia precisa y sin adulterar es más valiosa para revisar las lecciones del pasado. Es indiscutible que esas lecciones pueden mostrar el mejor camino para un mejor resultado. Nunca permitas que nadie te distraiga del hecho de que lo que creemos y por lo que trabajamos determina el resultado final.

A lo largo de miles de años en cada generación, los seres humanos hacen sus mejores intentos por desarrollar y establecer sus mejores condiciones políticas, morales, sociales, económicas y religiosas. También es cierto que muchos ofrecerán a otros sus soluciones como salida a situaciones complejas y amenazantes. Las mentes perezosas no se molestan en verificar si lo que están escuchando es verdad, medias verdades, mitos o mentiras; y como ovejas, son llevados al matadero.

La buena noticia es que no todas las personas son descuidadas, hay algunas personas que son diligentes en la búsqueda de la verdad. Una vez que la entienden, la viven, la proclaman y la defienden lo mejor que pueden. Lo que la historia y las personas que buscan la verdad tienen en común es que la verdad nunca está desactualizada y sus principios se aplicarán no importa el tiempo transcurrido. La verdad prueba que si fue buena en el pasado, es buena para hoy y será buena para mañana; aquellos que actúan en consecuencia pueden, sin duda, contar con esos principios/hechos para que las cosas realmente funcionen para bien, si es que no se dan por vencidos.

Nunca te dejes intimidar por la multitud que se dice estar políticamente correcta (PC), ni te disculpes por sacar a la luz la verdad que hace libres a las personas. Debemos escudriñar todo, y me refiero a todo, desde los políticos y el gobierno en todos los niveles hasta la economía, que incluye todos los programas sociales. Otros factores que influyen también son la educación, los medios de comunicación, el mundo del entretenimiento y cada palabra impresa y hablada. Absolutamente nada debería obtener un pase; ni siquiera la religión promovida por el catolicismo, el protestantismo, el islam, la teología liberal, el hinduismo, el budismo, el sintoísmo, el ateísmo y la evolución. Lo creas o no, los evolucionistas admiten que son una religión. Cualquiera y cualquier cosa que ofrezca una solución a la desesperanza y un mundo sangrante debe ser examinado, no sea que la repetición de los mismos errores produzca los mismos resultados podridos que en el pasado.

Ni siquiera los horribles errores cometidos en nombre del cristianismo deberían ser aprobados. Ni siquiera intentes defenderlos. Por otro lado, ¿deberíamos ser silenciados por esos errores? Por supuesto que no, porque siempre podemos mostrar sin disculpas las vidas de aquellos que abrazaron la verdad que se encuentra en la Biblia y señalar todo el bien que hicieron por la humanidad y las cosas que continúan beneficiándonos. Las buenas acciones y semillas nunca mueren, aunque pueden desvanecerse por un tiempo, siempre resurgirán. El anhelo de bien en el alma humana hará que lo busquen.

Las verdades superiores e imperecederas de Dios siempre resurgirán; Dios se encarga de ello. Dos mil años de historia cristiana bíblica nos confirman la confianza vital en la Biblia para buscar respuestas a fin de evitar los inconvenientes de las ideas religiosas humanistas-seculares y su mantra racista. Como cristianos bíblicos, nunca debemos disculparnos ni avergonzarnos de nuestra convicción en la Biblia como la autoridad final en todas las áreas de la vida. Tanto los individuos como las naciones pueden confiar en la Palabra de Dios por encima de la palabra del hombre como la fuente de dirección más confiable y relevante para nuestro mundo. La Palabra de Dios nos dice lo bueno, lo malo y lo feo para ayudarnos a elegir a dónde queremos ir en la vida.

La ley moral de Dios fue dada como norma para vivir 1400 años antes de Cristo. Fue ejemplificado en la vida de Cristo en su cuerpo humano, por lo que no tenemos excusa para no conocer el camino de la vida desde la perspectiva de Dios.

Desde el principio, cuando Israel fue liberado de la esclavitud en Egipto, Dios advirtió al pueblo que no abrazara las ideas y culturas de las naciones paganas, pero si lo hacían, habría consecuencias negativas. El razonamiento es muy sencillo, las ideas de Dios y sus caminos son tan superiores que no se pueden comparar con los que van contra Él; históricamente producen resultados opuestos.

La esperanza del futuro más brillante vino en la persona de nuestro Mesías, Jesucristo y Su gobierno. Después de su resurrección, se apareció a los discípulos y reiteró este mensaje. En Lucas 24:44-46 leemos lo siguiente: “Y les dijo: —Estas son las palabras que les hablé estando aún con ustedes: que era necesario que se cumplieran todas estas cosas que están escritas de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos. Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras, y les dijo:—Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos al tercer día”.

La victoria de Cristo siempre nos dará el valor para seguir adelante y soportar cualquier desafío que podamos enfrentar porque nos mostró el camino para hacerlo, incluso a través de un sufrimiento terrible, pero no sin recompensa. Todo lo que tenemos que hacer es seguir sus pasos.

Para los hombres muchas cosas pueden parecer imposibles, y muchas son imposibles en nuestras propias fuerzas, pero para Dios, todas las cosas son posibles (Mateo 19:26).

Cuando entendemos y aceptamos el hecho de que Dios controla la historia y que generación tras generación se está llevando a cabo Su plan, cambia totalmente nuestra perspectiva sobre cómo interpretar el pasado, el presente y el futuro. En las Sagradas Escrituras tenemos el documento más importante que se puede verificar. La Escritura interpreta la Escritura y la historia lo confirma.

Como verdaderos seguidores de Cristo, no seguimos una ilusión sino una realidad. No tenemos por qué sentirnos intimidados cuando enfrentamos momentos difíciles, sean los que sean; los confrontamos con el conocimiento y la sabiduría de Dios. A medida que continuamos enfrentando el futuro con todos sus desafíos abrumadores, debemos recordar que por esta razón nacimos. Fuimos reclutados para Su servicio y nuestra fe es bíblica y fuerte en defensa de nuestra libertad dada por Dios. Es nuestro deber para con esta generación presente y las venideras señalarles el camino. No nos retiremos de los desafíos que tenemos por delante.

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