La cultura de vida y muerte en Estados Unidos

Ramón Arias | 30 de enero de 2017

Dos marchas masivas descendieron sobre Washington, D.C. con una semana de separación. La primera fue el sábado 21 de enero, que estaba a favor del asesinato de la vida humana en el vientre de la madre [la cultura de muerte]. La semana siguiente fue una marcha pro-vida [cultura de la vida]. El primer grupo demandaba los derechos de las mujeres para determinar si la vida que llevan en el vientre vive o muere. ¿Sabes cuál es la ironía de todo esto? Mientras proclaman defender los derechos de las mujeres, desde enero de 1973, les han negado el mismo derecho a millones de mujeres asesinadas en el útero. Pensar que una madre o ambos padres pueden decirle a su hijo en el útero «no tienes derecho a vivir porque es nuestra elección» es verdaderamente espeluznante, no importa como lo traten de justificar.

Recordar el pasado puede ayudar a algunos a llegar a su sentido cabal. Supuestamente, la Guerra entre los Estados (1861-1865) era para mantener la dignidad de las personas de raza negra. ¿Qué nos hace pensar que la infame decisión de la Corte Suprema de Roe vs. Wade no es peor, no sólo porque le niega el derecho a la vida a aquellos que no pueden hablar o defenderse, sino que también niega que son seres humanos? ¿Podemos llamarle a esta matanza bárbara un avance en una cultura intelectual? La historia nos dice no, en lo absoluto, porque el fin de semejantes prácticas nunca ha sido amable con las «grandes civilizaciones» que practican tales acciones demoníacas.

¿Hubo alguna diferencia en este evento anual desde Roe vs. Wade? Fue la habitual manifestación pacífica dirigida por personas de fe y otros hombres y mujeres de buena voluntad de todas las edades que le recordaron a los funcionarios del gobierno, a la nación y al mundo que la lucha por la vida no ha terminado y nunca se callarán hasta que esta mortandad cese. Por cierto, esto contrastaba totalmente con la marcha de las mujeres. Sus valores inmorales fueron manifestados claramente en la manera en que trataban la propiedad ajena, cómo atacaban verbal y agresivamente a los que no estaban de acuerdo con ellos, cómo desafiaron a los policías, y por los mensajes degenerados en sus pancartas y expresiones.

La gran diferencia y la sorpresa recibida fue que por primera vez en 44 años de esta marcha un alto funcionario, el vicepresidente Mike Pence, habló a las multitudes, la nación y el mundo. El siguiente es su discurso (se añadió el énfasis):

Gracias Karen y Charlotte, y gracias a todos ustedes en nombre del Pres. Donald Trump, mi esposa Karen, y mi hija Charlotte.

Me gustaría darles la bienvenida a todos a Washington D.C. para la 44ª Marcha anual a favor de la vida. Es un buen día. Es el mejor día que he visto para la Marcha por la Vida, en más de una manera.

Estoy profundamente honrado de estar ante ustedes hoy. Estoy profundamente honrado de ser el primer vicepresidente de los Estados Unidos en tener el privilegio de asistir a este evento histórico.

Hace más de 240 años, nuestros fundadores escribieron palabras que han resonado a través de las edades.

Declararon que estas verdades eran evidentes de que todos nosotros somos dotados por nuestro Creador con ciertos derechos inalienables, y que entre ellos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.

Hace 44 años, nuestra Corte Suprema se alejó del primero de estos ideales eternos.

Pero hoy, tres generaciones después, debido a todos ustedes, y a los muchos miles que están con nosotros en marchas como ésta en toda la nación, la vida está ganando de nuevo en Estados Unidos.

Eso es evidente en la elección de las mayorías pro-vida y el Congreso de los Estados Unidos de América. Pero no es más evidente, en modo alguno, que en la elección histórica de un presidente que representa un Estados Unidos más fuerte, una nación más próspera y un presidente que, podemos decir orgullosamente, defiende el derecho a la vida – el presidente Donald Trump.

El Presidente Trump me pidió que estuviera aquí hoy. Me pidió que les diera las gracias por su apoyo, por su posición a favor de la vida y por su compasión por las mujeres y los niños de nuestro país.

Hoy, hace una semana en los escalones del Capitolio, vimos la inauguración del 45º Presidente de los Estados Unidos. Puedo decirles de primera mano, que nuestro presidente es un hombre con los hombros anchos y un gran corazón. Su visión, su energía, su optimismo son ilimitados y sé que él hará a Estados Unidos grande otra vez.

Desde su primer día en el cargo ha estado cumpliendo sus promesas al pueblo estadounidense.

Me gusta decir que allí en 1600 Pennsylvania Ave., estamos en el negocio del cumplimiento de las promesas.

Es por eso que el lunes, el Presidente Trump restableció la Política de la Ciudad de México para evitar que con la ayuda extranjera se financien  organizaciones que promuevan o realizan abortos en todo el mundo.

Es por eso que esta administración trabajará con el Congreso para terminar con la financiación del aborto y de los proveedores de aborto con el dinero de los contribuyentes, y dedicaremos esos recursos a los servicios de salud para las mujeres en todo el país.

Y es por eso que la próxima semana, el presidente Donald Trump anunciará a un candidato a la Corte Suprema que defenderá las libertades dadas por Dios consagradas en nuestra Constitución en la tradición del difunto y gran juez Antonin Scalia.

Sepan que, la vida está ganando en Estados Unidos. Y hoy es una celebración de ese progreso que hemos hecho en esta causa. Yo he creído desde hace mucho tiempo que una sociedad puede ser juzgada por la forma en que cuidamos de los más vulnerables, los ancianos, los enfermos, los discapacitados y los no nacidos.

Hemos llegado a un momento histórico en la causa de la vida. Y debemos enfrentar este momento con respeto y compasión por cada estadounidense. La vida está ganando en Estados Unidos por muchas razones.

La vida está ganando a través del progreso constante de la ciencia que ilumina cuando la vida comienza, más y más, cada día. La vida está ganando a través de la generosidad de millones de familias adoptivas para abrir sus corazones y sus hogares a los niños necesitados. La vida está ganando a través de la compasión de cuidadores y voluntarios en los centros de crisis del embarazo y organizaciones religiosas que prestan servicios a las mujeres en las ciudades a través de todo el país. 

Y la vida está ganando a través de los consejos tranquilos entre madres e hijas, abuelas y nietas, entre amigos a través de las reuniones de convivencia, y sobre el café en los campus universitarios. Se está contando la verdad. La compasión está superando a la conveniencia. Y la esperanza está derrotando a la desesperación.

En pocas palabras, la vida está ganando en Estados Unidos debido a todos ustedes.

Así que les insto a continuar. Pero como está escrito: «Que su amabilidad sea conocida por todos los hombres». Que este movimiento sea conocido por amor, no por ira. Que este movimiento sea conocido por compasión, no por confrontación. Cuando se trata de asuntos del corazón, no hay nada más fuerte que la amabilidad.

Creo que seguiremos ganando los corazones y las mentes de la nueva generación si nuestros corazones son tiernos primero hacia las madres jóvenes y sus hijos no nacidos, y si cada uno de nosotros hacemos todo lo posible para encontrarlos donde están, con generosidad y no juicio.

Para sanar nuestra tierra y restaurar una cultura de vida debemos seguir siendo un movimiento que abarca a todos, cuida de todos y muestra respeto por la dignidad y el valor de cada persona.

En las paredes del Memorial de Jefferson están las palabras de nuestro tercer presidente, que nos amonestó, hace tanto tiempo, para recordar que Dios nos dio la vida y nos dio la libertad.

En nombre del Presidente de los Estados Unidos y mi pequeña familia les damos las gracias por su firme postura para defender la vida. Les agradecemos su compasión. Les agradecemos su amor por las mujeres y los niños de Estados Unidos.

Y tengan por seguro de que, junto con ustedes, no nos cansaremos, no descansaremos hasta que restauremos una cultura de vida en Estados Unidos para nosotros y nuestra posteridad. Gracias y que Dios les bendiga.

Y Dios bendiga a los Estados Unidos de América.

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