No, el cristianismo no debería ‘acoger’ o ‘incluir’ tu estilo de vida pecaminoso

Matt Walsh | The Blaze | 15 de octubre de 2015

Recibí este correo electrónico hace unos días insistiendo que los cristianos necesitan ser más “inclusivos” de los homosexuales declarados. Es una noción popular en estos días, así que pensé que me gustaría compartir con ustedes y responderle aquí públicamente: 

Matt, te pones en un pedestal como este “gran cristiano”, pero le haces más daño a la religión que cualquier otra persona. Como un hombre gay puedo decir que estoy feliz de ver cómo, finalmente, una gran cantidad de cristianos y diferentes iglesias se están dando cuenta de que el cristianismo tiene que ser incluyente de la comunidad LGBTQ [Lesbianas, Gay, Bisexual, Transexual y Cuestionando] y otros estilos de vida. No juzgarlos a ellos. Los gays y las personas trans se han sentido alienados por el cristianismo y ahora los cristianos progresistas finalmente han comenzado a jalar a la religión al siglo 21 y alcanzar a todos nosotros. Jesús predicó la tolerancia para todas las personas y estilos de vida, no el odio. ¡El hijo pródigo fue RECIBIDO de nuevo no se le dijo que se fuera! Tú todavía estás tratando de hacer divisiones y decirnos a algunos de nosotros que no somos cristianos sólo porque vivimos de forma diferente. Tu eres una persona verdaderamente de m****a y sales como un mal escritor y un idiota sin educación. Sólo dejar de hablar. Tú haces que Jesús se enoje cada vez que escribes tu basura.

-Un hombre gay que ama a Jesús

Hola. Gracias por escribirme. Unos cuantos puntos.

En primer lugar, como se me recuerda constantemente, los pecados de la homosexualidad y la fornicación han existido desde los tiempos bíblicos. Aún así, estaban prohibidos en el Antiguo y el Nuevo Testamento (Génesis 19:1-13, Levítico 18:22, Romanos 1:26-27, 1 Corintios 6:9), y por cada iglesia cristiana durante los primeros 20 siglos de existencia del cristianismo. Dado que tu eres un cristiano auto-identificado que piensa que las enseñanzas morales de la Biblia ahora deben ser actualizadas repentinamente, tengo que preguntar: ¿Qué ha cambiado?

¿Qué fue revelado en los últimos años que probaron mal a los profetas, los apóstoles y todas las denominaciones cristianas hasta hace poco? ¿Qué nueva pieza de información obtuvo la humanidad? Qué gran revelación ocurrió? Tú crees que una fe de 2,000 años de antigüedad que profesa verdades intemporales deben “mantenerse al día” con los caprichos de la modernidad, pero ¿por qué? ¿Qué sabemos en nuestros tiempos que la Iglesia no lo sabía – que Dios mismo no lo sabía – hasta ahora? Ten mucho cuidado en cómo respondes a esa pregunta.

En segundo lugar, nunca me he referido a mí mismo como un “gran cristiano” – o un “gran” algo en todo caso – así que no estoy seguro de por qué pones “gran cristiano” entre comillas. Me considero un cristiano muy deficiente, incluso uno de “m****a”, como lo señalaste muy amablemente y con compasión.

Entiende que es necesario que dejes de leer con tus emociones y lee con tu cerebro, hombre. Tus emociones te dicen que cualquier persona que aboga por la virtud reclama automáticamente que es virtuoso, porque es más fácil descartar un punto en base a las motivaciones percibidas detrás de él en lugar de considerar el punto por sus propios méritos. Es como que estoy diciendo dos más dos son cuatro, y tú contraargumentas de que no soy un matemático tan brillante. Pues, bien, pero yo nunca dije que era un matemático brillante. Yo solo dije que dos más dos son cuatro, porque lo es, y porque incluso un hombre estúpido puede ver eso.

Es difícil tener conversaciones de adultos en estos días, porque gente como tu ve cada mención de la verdad moral, ya sea como un ataque personal o una declaración de superioridad. Este es el verdadero daño que causas en la fe. No es que seas un pecador – todos los somos, de seguro – sino que deseas ser mimado. Tú quieres clausurar profesiones de Verdad que son inconvenientes o incómodas. Tú quieres modificar las enseñanzas cristianas no porque las intentaste y encontraste que están equivocadas, sino porque, parafraseando a Chesterton, las encontraste difícil y no quieres intentarlas.

Yo tengo muchos pecados, pero no voy a decirte que no son pecados. Yo vengo a Cristo un hombre enfermo y roto en busca de curación. Aparentemente tú vienes un hombre enfermo y roto que buscando ser asegurado de que nunca estuviste enfermo y roto, para empezar. Esta es la única diferencia real entre nosotros. O debería decir, es la única diferencia real entre los cristianos y “los cristianos progresistas”. Ambos grupos son pecaminosos, ambos grupos son débiles, ambos grupos necesitan a Cristo con desesperación, pero uno quiere – a pesar de que muchas veces puede fallar – seguir el camino de Cristo, y el otro quiere Cristo siga el suyo.

En tercer lugar, estoy cansado de oír estas cosas de “inclusivo”. Sí, por supuesto que la fe se hace para gente como tú. Está hecho para todas las personas. No es un culto o un club. No hay un examen de ingreso o una cuota de membresía. El cristianismo es para todo el mundo. Si eso es lo que quieres decir con “inclusivo”, bien, pero una palabra mejor sería “universal”. En todo caso, eso no es lo que quieres decir, ¿verdad?

Cuando tú pides un cristianismo “inclusivo”, pides un cristianismo que se agache y te sirva, en lugar de llamarte a servirlo. Estás pidiendo ser “incluido” en la fe bajo tus propios términos. Eso no es cómo funciona esto, hermano. Como cristianos, no tenemos autoridad para “incluirte” de esa manera. Tú debes incluirte a sí mismo.

Salimos al mundo y proclamamos el Evangelio. Ofrecemos una invitación. Extendemos un saludo. Luchamos para ganar almas. Pero las almas deben venir por su propia voluntad y deben aceptar la Verdad de Cristo de buena gana y en su plenitud. Tú debes entrar en la Verdad. Tú debes ser la persona que la acepta. Tú debes ser el que “incluye” la Verdad en su vida. Tú estilo de vida debe cambiar para dar cabida a la Verdad, no a la inversa.

Por cierto, Jesús nunca pronunció la palabra “estilo de vida”, y mucho menos predicó que todos ellos deben ser tolerados. Recientemente, hemos empezado a referirnos a los pecados como “estilos de vida” y pretender que esta maniobra retórica cambia de alguna manera la moralidad de la cuestión. No lo hace. Un pecado sigue siendo un pecado, y Él nos instruye: “vete y no peques más” (Juan 8:11), que a menudo significa alterar radicalmente nuestro estilo de vida.

De hecho, cuando la gente vino a seguirlo en la Escritura, Él les dijo que primero dejaran sus placeres terrenales detrás y luego continuaran por el camino (Lucas 18:22). Dejó muy en claro que en realidad hay una forma de vida correcta, un modo correcto de vivir, y esa manera es estrecha. Mateo 7:13 nos dice que el camino ancho e “inclusivo” es el que lleva a la condenación. Tú debes elegir, entonces, caminar por el camino correcto, el camino estrecho, pero va a ser difícil y exigente, y no será y no puede ser ampliado para incluirte a ti.

Todos nosotros luchamos con el pecado. Pero lucha es la palabra clave. Luchar. Resistir. Suplicar a Dios en agonía para que te ayude a derrotar a los demonios. Ir a Cristo pidiendo que Él te ayude a superar tus tentaciones y vivir en la castidad y la templanza. No exijas que se permita que el pecado te acompañe en el Cielo. No puede. Podemos acompañar a nuestros pecados al infierno, o deshacernos de todo el paquete feo al lado de la carretera y regresar a Casa.

En “El Gran Divorcio”, dijo C.S. Lewis, “Si insistimos en mantener el Infierno, no veremos el Cielo: si aceptamos el Cielo, no seremos capaces de retener incluso los recuerdos más pequeños y más íntimos del Infierno”.

Esa es nuestra elección, en pocas palabras.

Sí, como mencionaste, el Hijo Pródigo (Lucas 15:11) fue recibido de nuevo por su padre. Pero, ¿has leído toda la parábola? El hijo se da cuenta del error de sus caminos, realiza el viaje de vuelta a casa, y cuando llega suplica perdón. “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo”. Wow, eso es, como, una declaración bastante intensa. Observa que no regresó a casa de su padre campantemente y se jactó casualmente de que derrochó su fortuna en prostitutas y alcohol, pero que él no lo siente y tiene la intención de hacerlo de nuevo a primera hora mañana. Si lo hubiera hecho, creo que la historia habría terminado de manera diferente.

Vemos el mismo suceso en el pasaje sobre los dos criminales crucificados junto a Cristo (Lucas 23:39-43). Uno de los criminales es impenitente y exige que Jesús lo rescate de su destino y le permita seguir pecando. El otro se da cuenta de que merece la pena y, en esos últimos momentos antes de la muerte, profesa su fe en Cristo y se arrepiente de su pecado. Cristo le asegura al hombre arrepentido que él estará con Él en el paraíso. Nuestro Señor muy notablemente no hace esta garantía al otro. Una muy mala señal para ese tipo, por decir lo menos.

Pero para el criminal penitente, imagina la alegría. ¡Qué cosa tan hermosa, qué privilegio debe haber sido morir junto a Cristo, de ser perdonado todo lo que había hecho y ser bienvenido a la salvación eterna. Ahora, eso es inclusivo. Y eso es una oportunidad abierta para todos nosotros.

Es tan sencillo, realmente. El mensaje es tan esperanzador y bueno y alegre, y es por eso que resiento los intentos para diluirlo en el olvido. Todo lo que tenemos que hacer es seguir a Cristo, difundir el Evangelio, luchar en contra de nuestros pecados y arrepentirnos en los tiempos en que fallamos en esa lucha. Eso es todo. Ese es el “cómo” de la cristiandad. Parece que desea eliminar, así, todos esos ingredientes y todavía llamarse a sí mismo un cristiano. Eso equivale a quitarle toda la levadura y la harina de una mezcla y llamarle “pan” al pegote de agua, mantequilla y sal que queda.

Me acuerdo de un gran momento de un libro fantástico llamado The Power and the Glory [“El poder y la gloria”], establecido durante las persecuciones en México en la década de los 1930. El protagonista, un sacerdote pecador, degenerado, y alcohólico con una hija ilegítima, se enfrenta a la ejecución por su fe. Horas antes de que lo marchen a muerte por fusilamiento, está en su celda reflexionando sobre su vida y está orando por el perdón: 

Sólo sentía una inmensa decepción porque tenía que ir a Dios con las manos vacías, sin nada hecho en absoluto. Le pareció en ese momento que hubiera sido muy fácil haber sido un santo. Sólo habría necesitado un poco de auto-control y un poco de coraje. Se sentía como alguien que ha perdido la felicidad por cuestión de segundos en un lugar designado. Ahora sabía que sólo había una cosa que contaba – ser un santo.

Poderoso. El hombre sabe que le ha fallado a Dios tantas veces en su vida, él carecía incluso la moderación más pequeña y el coraje que se requería para seguir a Cristo a la perfección, sin embargo, debido a que él creía, porque él se arrepintió, puesto que en estos momentos finales tuvo hambre del abrazo del Señor, va a entrar en el Paraíso de manera igual.

¿Inclusivo? Por supuesto. Yo lo llamaría inclusivo.

El punto es que el cristianismo nos incluye, Cristo nos incluye, pero Él no incluirá nuestro pecado. Tenemos que elegir derramar nuestro pecado, recoger nuestra cruz y seguirlo. Eso es lo que significa “ser incluido”. Tú dices que eso es lo que quieres, pero ¿realmente lo quieres? ¿Quieres dejar tus placeres terrenales atrás, cortar cualquier parte de tu vida que causa que peques (Mateo 5:30), y morir con Cristo? No puedo responder esa pregunta por ti. Tengo un tiempo bastante difícil contestarla afirmativamente a mí mismo todos los días.

El cristianismo es realmente una fórmula simple, pero dolorosa. Si no vamos a incluir el dolor y el sacrificio en nuestras vidas, no incluiremos la fe.

En cuarto lugar, las iglesias cristianas en Estados Unidos nunca fueron culpables de “alienar” pecadores impenitentes como la “comunidad LGBTQ”. Ellos están tan apegados a su pecado que, literalmente, se definen por ella. Buscan una “comunidad” no con el Cuerpo de Cristo, pero con los que comparten sus impulsos y fetiches. Eligen rechazar los aspectos difíciles de la fe. Ellos se enajenan a sí mismos.

Hay muchos relatos en las Escrituras donde Jesús da un mensaje polémico que es difícil para la gente aceptar, y muchos de sus seguidores lo abandonaron por completo a causa de ello. Te darás cuenta de que Jesús nunca da marcha atrás y se disculpa. Nunca fue detrás de ellos cuando se alejaron y no explicó que Él realmente no quiso decir todo eso y realmente sólo estaban tomándolo fuera de contexto. 

En Juan 6, después de que Cristo se proclama a sí mismo el pan de vida, muchos de sus discípulos están molestos y amenazan con irse. Él no les ruega que se regresen. Él sólo continuó hablando la Verdad. Él no cambia Su Palabra para atender a las personas que optan por no aceptarlo. Ellos están enemistados por su pecado, no por Él.

Dicho esto, sí creo que muchas iglesias son culpables de alienar a un determinado grupo. Como otros han señalado, la minoría que con razón se siente marginada son aquellos que se esfuerzan por vivir la vida cristiana. Mientras que la cristiandad occidental ha trabajado tan duro para refugiar y acoger a personas que ni siquiera desean seguir Su Palabra y que, de hecho, quieren subvertir y cambiarla para sus propios fines, los que realmente son dejados en el frío son los que tratan de ser virtuosos, castos y fieles.

Los cristianos que ahora se les llama “extremistas” o “fundamentalistas” o “conservadores”, que se oponen a la corriente cultural, que se resisten a la tentación de sucumbir a las modas heréticas del día – estos son los cristianos que tenemos que incluir más. Han aceptado la fe por lo que es, lo están intentando, aunque imperfectamente, de caminar por la puerta estrecha, pero ¿qué es lo que encuentran? Las iglesias que los tratan como molestias. Los servicios de las Iglesias están diseñados para atraer a la multitud secular a expensas de darle a los fieles la experiencia sagrada y vigorizante que anhelan profundamente. Líderes cristianos que no proporcionan liderazgo. Una fe tenue y aguada para el beneficio de aquellos que desean destruirla.

Estos creyentes están haciendo su mejor esfuerzo para mantener sus corazones puros en una sociedad que amontona la burla y el desprecio a esos esfuerzos. A veces se desesperan preguntándose cómo podrán criar a sus hijos para que ellos amen a Jesús en un país donde incluso Sus supuestos seguidores celebran el pecado y otorgan bendiciones sobre los peores males. Han visto a su país descartar la virtud y la verdad y Dios. Se sienten aislados. Se sienten traicionados. Ellos son golpeados y agotados en su lucha contra el pecado, porque sienten que están luchando solos. Se sienten como Cristo en el Calvario gritando: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

Por supuesto que Dios no los ha abandonado. Sin embargo, muchos cristianos sí. Muchas iglesias sí. Muchos pastores sí. Muchos líderes cristianos sí. Ellos necesitan ser equipados, animados e inspirados en su misión para derrotar el pecado, seguir la Palabra y caminar el camino estrecho a la salvación, pero estos cristianos frecuentemente se quedan preguntando a dónde acudimos.

Ciertamente, la cultura no es ninguna ayuda. El sistema de educación es por lo general sólo un obstáculo más. El gobierno, los medios de comunicación, incluso a veces sus propias familias están en contra de su búsqueda de la santidad. Así que corren a sus iglesias y sus ministros y sus hermanos cristianos y con frecuencia son recibidos con evangelios secularizados y evangelios “progresistas” y los evangelios de “prosperidad” y evangelios gay cuando lo único que quieren es el Evangelio, en toda su verdad y ferocidad.

Juan Crisóstomo dice que la Sagrada Escritura debe ser “grabada en nuestros corazones”. Hay algunos cristianos que desean adherirse a ella con ese nivel de severidad. Ellos son la minoría que todas las iglesias deben estar haciendo lo imposible para abrazar. Ellos son los que se les debe incluir de nuevo. Ellos son la vida de la fe en este país.

Francamente, la iglesia no ha fallado si hace que los homosexuales declarados o cualquier otras personas se sientan incómodos en su pecado. Eso es un éxito. Esa es la iglesia haciendo lo que se supone que debe hacer. Pero ha fallado si hace que los fieles y los sinceros se sientan incómodos. Este es el verdadero problema, la verdadera crisis.

Voy a orar que las iglesias cristianas en este país siempre “incluyan” la Verdad, no los dogmas sexuales y liberales o cualquier otra forma de blasfemia.

En cuanto a ti, te ruego que dejes tu pecado atrás y vengas a Cristo con remordimiento y las manos vacías, listo para ser Su siervo.

En cuanto a mí, por favor ora que yo haga lo mismo.

Dios te bendiga.

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