No hay lugar para la cobardía en ningún lugar

Ramón Arias | 23 de marzo de 2015 

Sabemos que el significado de la palabra cobarde nunca es bueno, pero debemos asegurarnos de que entendemos lo que significa. A veces, muchas de las acciones que las personas toman son consideradas como débiles, cuando en realidad se trata de un acto de sabiduría al mantenerse alejado de participar sabiendo que al hacerlo está moralmente equivocado, es innecesario o imprudente. Por otro lado, hay acciones que ocultan la verdadera naturaleza de ser un cobarde cuando toda la lógica y el sentido común demandan la acción. 

Luego, están los hechos de personas que realmente creen que sus acciones son actos de valentía inspiradas por ideologías, religiones y otras percepciones sobre cómo deberían ser las cosas; pero el resultado es la agitación social, las revoluciones, contrarrevoluciones y guerras. Sabemos, por los informes de prensa, que estos eventos suceden constantemente. Por desgracia, la historia humana es una de conflictos, muerte, desolación y destrucción. Esto significa que estamos constantemente en guerra, y todo comienza con las ideas sobre las cuales las personas actúan; no podemos escapar de esta realidad, porque la neutralidad no existe. Nuestras acciones definen de qué lado estamos.

Cada país tiene un himno nacional que expresa su valentía y sus logros como pueblo. Los Estados Unidos no es diferente; nuestro Himno Nacional es «The Star-Spangled Banner» (“La Bandera de las Estrellas”). Espero sinceramente que sepas los antecedentes históricos de cómo llegó a ser. Para algunos de ustedes que no saben, aquí tienen algo en breve: Era un poema escrito por Francis Scott Key, en 1814, después de presenciar el bombardeo de Fort McHenry por los buques de la Marina Real británica durante la Guerra de 1812. El poema no era titulado «The Star-Spangled Banner», sino «Defensa de Fort M’Henry» y no, no escribí mal el título así es la forma en que está escrito.

Una cosa que nos debe incomodar es que el Himno Nacional por lo general sólo se canta la primera estrofa cuando deberían incluirse las cuatro estrofas. Oímos esta versión condensada en los eventos deportivos, y en ocasiones patrióticas. Las cuatro estrofas tienen una cosa en común; todos terminan de la misma manera: «Sobre la tierra de los libres y el hogar de los valientes».

Aquí está una traducción aproximada de las cuatro estrofas:

Oh di, ¿puedes ver, con la primera luz de la aurora,
Lo que tan orgullosamente saludamos en el último destello del ocaso,
Cuyas franjas amplias y estrellas brillantes, a través de la lucha peligrosa,
Sobre las murallas observábamos ondear tan valientemente?
Y el rojo fulgor de cohetes, las bombas estallando en el aire,
Dieron prueba en la noche de que nuestra bandera aún estaba ahí.
Oh di, ¿sigue ondeando la bandera de las estrellas
sobre la tierra de los libres y el hogar de los valientes?

En la orilla, escasamente visible entre la niebla del mar,
Donde la horda arrogante del enemigo en pavoroso silencio reposa
¿Qué es aquello que la brisa, sobre cimas más altas,
Caprichosamente ondula, mostrándose y ocultándose a un tiempo?
Ahora capta el resplandor del primer rayo del día,
En plena gloria reflejada ahora brilla en la corriente:
¡Es la bandera de las estrellas! ¡Oh que ondee largo tiempo
Sobre la tierra de los libres y el hogar de los valientes!

¿Y dónde está esa franja a la que tan firmemente juraron
Que los estragos de la guerra y la confusión de la batalla
No deberían dejarnos más un hogar y una patria?
Su sangre ha limpiado la contaminación de sus sucios pasos.
Ningún refugio podría salvar a los mercenarios y los esclavos
Del terror de la huida, o de la penumbra de la tumba:
Y la bandera de las estrellas, triunfante ondea
Sobre la tierra de los libres y el hogar de los valientes.

¡Oh, que siempre sea así cuando los hombres libres se mantengan firmes
Entre sus queridos hogares y la desolación de la guerra!
Benditos en la victoria y la paz, que la tierra rescatada por el Cielo
Alabe el Poder que ha logrado y que nos ha conservado como nación.
Luego conquistar debemos cuando nuestra causa sea justa
Y este sea nuestro lema: «En Dios está nuestra Confianza».
¡Y la bandera de las estrellas triunfante ondeará
Sobre la tierra de los libres y el hogar de los valientes!

Permítanme señalar que sin el último verso / estrofa el Himno Nacional pierde el verdadero significado de la frase repetida, «Sobre la tierra de los libres y el hogar de los valientes». En primer lugar debemos ser VALIENTES antes de que podamos ser LIBRES. El tipo de valor mencionado en el «The Star-Spangled Banner» es una valentía poco común. 

La gente, que reconoce que el cielo gobierna en los asuntos de los hombres y de las naciones, poseen un tipo especial de valentía porque luchan por una causa superior en la tierra, que se alinea con el cielo. Aprecian que el único digno de ser alabado, es Dios Todopoderoso, no el hombre. Sólo Él tiene el poder para preservar la nación cuando Su pueblo se enfrenta a los males de su tiempo. Él está del lado de Su pueblo hasta que se logre la victoria. La causa es justa, ya que se basa en Su justicia. Esta perspectiva es la única que puede darle pleno sentido a, «En Dios está nuestra confianza».

Los cristianos, de las 13 colonias que se convirtieron en patriotas destacados, actuaron sobre los principios de la justicia de Dios y no tenían necesidad de un himno nacional. La Biblia es el modelo para que la gente conozca lo que es estar bajo el gobierno de Dios. Cuando el hombre decide remover a Dios y Sus principios de la cultura va a haber problemas, la historia lo demuestra.

Ustedes han escuchado la famosa frase «El tiro escuchado alrededor del mundo», que comenzó la Revolución Estadounidense. Sin embargo, antes de que el tiro se escuchara en Lexington, hubo otro grito estruendoso que se escuchó en la mayoría de los púlpitos coloniales. La siguiente es una cita del sermón del luterano Peter Muhlenberg leído en Woodstock, Virginia, en enero de 1776: 

«Hay un tiempo para todo, un tiempo para predicar y un tiempo para orar, pero esos tiempos han pasado. Hay un tiempo para luchar, y ese tiempo ha llegado».

Los pastores valientes de las colonias son los que prepararon a las personas a través de la enseñanza acerca de la justicia de Dios y de los efectos del pecado y del mal. Sus enseñanzas dejaron en claro a los cristianos que, «La resistencia a los tiranos es obediencia a Dios». Tampoco se encogieron para proclamar: «No tenemos ningún Soberano mas que Dios y ningún Rey mas que Jesús». Los británicos odiaban a los pastores y les llamaban el Regimiento de las Vestimentas Negras. Estos «hombres del clero» fueron los que llamaron a las colonias a la independencia. Ellos no sólo predicaban y enseñaban el consejo de Dios para una sociedad libre bajo Él, pero también llevaron a los hombres de sus congregaciones a la batalla.

Los que acudieron al llamado y permanecieron inquebrantables, ellos sabían el precio de la valentía, pero la idea de ser libre bajo Dios valió la pena por sus hijos y los hijos de sus hijos.

George Washington sabía lo que estaba en juego; en sus Órdenes del General del 2 de julio de 1776, él dijo:

«Por lo tanto, tenemos que resolver a vencer o morir: El Honor de nuestro propio País, todos nos invocan para el ejercicio vigoroso y varonil, y si ahora fracasamos vergonzosamente, llegaremos a ser infames en el mundo entero. Acerquémonos, pues confiamos en la bondad de la Causa, y la ayuda del Ser Supremo, en cuyas manos está la victoria, para animarnos e inspirarnos a grandes y nobles acciones».

Cuídense de los que leen incorrectamente el pasaje de Romanos 13:1-7. Los pastores coloniales no malentendieron a Pablo, ya que no sólo se centraron en aquellos versículos; sino estudiaron toda la carta a los Romanos y nunca entendieron que significaba que debían someterse a los tiranos. La sumisión a las autoridades sólo se debe hacer si la autoridad no ha cometido una violación a la ley moral de Dios (Hechos 4:19; 5:29). Los defensores de nuestro tiempo, que malinterpretan este pasaje de Romanos y dicen que sostiene que debemos someternos incluso a gobiernos tiránicos, nunca hubieran tenido éxito en la revolución estadounidense al pedirle a los cristianos que aceptaran la tiranía de la corona británica.

El cristiano en Estados Unidos está bajo ataques severos, y todos los indicios apuntan a que la agresión sólo va a aumentar. La guerra cultural en contra del cristianismo bíblico se está volviendo evidente. La esperanza para restaurar a la nación es tener una reforma bíblica dentro de las iglesias y luego impactará a la nación y al mundo. No hay otra solución. 

Los pastores y cristianos harían bien en entender que la moralidad siempre en guerra con la inmoralidad. La única forma en que esta nación se puede salvar y unificar es ser «una nación bajo Dios».

En el libro de Génesis (5:19-29), aprendemos de Enoc algo que es eficaz hasta hoy, que Dios llamó a Sus escogidos para que fueran valientes y enfrentaran el mal por lo que es. 

En Judas 1:14-16 leemos: «De éstos también profetizó Enoc, en la séptima generación desde Adán, diciendo: ‘El Señor vino con muchos millares de Sus santos, para ejecutar juicio sobre todos, y para condenar a todos los impíos de todas sus obras de impiedad, que han hecho impíamente, y de todas las cosas ofensivas (duras) que pecadores impíos dijeron contra Él’. Estos son murmuradores, criticones, que andan tras sus propias pasiones. Hablan con arrogancia, adulando a la gente para obtener beneficio».

El pecado es una fuerza destructiva y la verdad de Dios debe ser proclamada para contrarrestarla. Los que tienen la experiencia del nuevo nacimiento en Cristo, saben los beneficios liberadores que este compromiso trae; debemos hacer conocer la opción que tienen.

Mientras tanto, no ignoremos o neguemos que los tiempos que vivimos demandan que todos los que profesan pertenecer a Cristo manifiesten valentía con conocimiento y sabiduría hacia la causa por la cual luchamos. No dejes que nadie te diga lo contrario. El comportamiento cobarde nos rodea por todos lados, pero no tienen ningún lugar en el cielo (Apocalipsis 21:8).

«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (de disciplina)».

–2 Timoteo 1:7

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