Por qué la cancelación del programa «Nashville» de la ABC es buena para los contribuyentes

Mark Cunningham | 17 de mayo de 2016

(Daily Signal) – Recientemente hubo una gran noticia en la industria del entretenimiento cuando el programa de televisión «Nashville» fue cancelado después de cuatro temporadas.

Como un adepto casual del programa y residente de Nashville, me gustaba mirarlo. Me permitía jactarme ante mis amigos del lugar donde vivía, y además, la música siempre era buena. Obviamente, el mercado no estaba de acuerdo, pues las cifras de espectadores no eran lo suficientemente altas como para que la ABC renovara el programa por otro año. 

Sin embargo, el verdadero asunto por el que el programa fue cancelado no tiene nada que ver con la calidad del mismo en sí. El problema es que este es otro ejemplo de subsidios corporativos que ha salido mal. Hasta la fecha, el programa «Nashville» ha recibido $5 millones en «incentivos», que en su casi totalidad han salido del bolsillo de los contribuyentes estatales y locales, para mantener un programa que claramente no podía tener éxito por sí mismo. Esto es, en esencia, la versión de entretenimiento de «Solyndra».

El programa sirve como ejemplo típico de todo lo que tienen de malo los subsidios corporativos. Primero que todo, un estudio tras otro muestra que los incentivos a películas tienen una mala recuperación de la inversión. Al gobierno siempre le gusta hacer estimados y relacionar resultados que no tienen nada que ver unos con otros cuando está defendiendo las «ventajas» de dar los dólares de los contribuyentes a las corporaciones.

Pero ni siquiera el gobierno puede salir del paso con mentiras, pretendiendo que los incentivos a las películas tienen valor alguno. La recuperación promedio de la inversión en los incentivos a películas es de unos 30 centavos por dólar.

Segundo: el programa «Nashville siguió el ejemplo de muchas corporaciones en todos los EE.UU. al mantener como rehén al Estado que le dio dinero. Una vez que el Estado y la ciudad de Nashville le dieron al programa millones de dólares de los contribuyentes, los productores amenazaron con abandonar Nashville y filmar en Austin, Texas, si no les soltábamos más dinero de los contribuyentes. Esto es simplemente chantaje legalizado. Es como alimentar a los pájaros (o, en este caso, a los buitres): una vez que uno les da comida, siguen volviendo a buscar más.

El ejemplo de «Nashville» muestra además por qué los subsidios corporativos son moralmente incorrectos. Esto fue otro ejemplo del gobierno seleccionando ganadores y perdedores con el dinero de los contribuyentes. El gobierno está jugando con nuestro dinero, que nos costó trabajo ganar, en los programas de televisión; esto es injusto y horrible.

Además, por lo que parece, el gobierno de Tennessee está jugando con dinero nuestro en «Vegas Vacation».

Ni siquiera con los $45 millones extra el programa «Nashville» pudo tener éxito. Los negocios, incluyendo los programas de TV, deben tener éxito o fracasar por sus propios méritos, y no debido a quién conocen ni cuánto dinero puedan exprimirles a los contribuyentes.

Por mucho que yo extrañe a miss Rayna, a Deacon y al elenco, me alegro por mi bolsillo y por el suyo de que el programa «Nashville» haya sido cancelado. Espero que la cancelación del programa deje expuesto a la luz del día este corrupto e injusto sistema de los subsidios corporativos.

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