Rissa Arias

Ramon Arias | 6 de enero de 2014

Bill de Blasio es el recién elegido alcalde de la ciudad de Nueva York quien es un declarado Marxista extravagante. Él asumió el cargo con el voto de una mayoría abrumadora del 73%, según el diario New York Times (NYT). El NYT también reportó que de los cuatro millones de personas calificadas para votar en esta reciente elección de la alcaldía, sólo 1,026,168 realmente votaron. De los que votaron, 752,604 votos fueron a favor para elegir a de Blasio, el candidato Republicano, Joe Lhota, recibió 249,121 votos, y 24,443 fueron a otros. Una vez más, una minoría de los electores ha determinado el resultado del futuro de la ciudad de Nueva York.

Durante la campaña, Bill de Blasio negó la afirmación de su oponente Joe Lhota de ser un «socialista democrático» y el uso de la filosofía de «la guía marxista». Esto no le pareció bien a de Blasio y sabiendo que la mayoría de los estadounidenses no conocen la diferencia, afirmó ser un muy orgullosa demócrata progresista. Los marxistas en esta nación son camaleones, cambian lo que son de acuerdo al entorno político, económico, religioso y cultural de aquellos que no aceptan su ideología destructiva y fracasada. Al inicio se declararon liberales cuando les servía a sus objetivos, pero cuando la gente comenzó a percatarse de sus estafas cambiaron y adoptaron la palabra “progresista” que implica que ellos son los que entienden mejor cómo solucionar los problemas de la nación. Sin embargo, se ha demostrado que sus ideas siguen empeorando las cosas. Los resultados de su visión del mundo infame son evidentes para aquellos que tienen ojos para ver y oídos para oír.

El 22 de septiembre de 2013, el diario The New York Times publicó un artículo de Javier C. Hernández: “A Mayoral Hopeful Now, de Blasio Was Once a Young Leftist” [«De Blasio, aspirante a la alcaldía, fue un joven izquierdista»] [1]. Hernández describe la admiración de de Blasio para el gobierno Marxista Sandinista de Nicaragua en 1988, durante su recorrido del país por diez días. Regresó a los Estados Unidos con una visión de un gobierno Marxista. Como era de esperarse, todo esto fue omitido de su campaña y de su sitio web, ¿por qué? Porque eso es lo que los camaleones Marxistas han hecho en este país desde a mediados de los 1800.

Karl Marx vendió una visión del mundo de un paraíso donde todos viven felices para siempre. Sus seguidores quieren mejorar las vidas de las personas, ¿qué hay de malo en eso? ¿No es eso lo que todas las ideologías y las religiones quieren hacer? Sí lo es, sin embargo, los principios de su visión del mundo es donde el choque estalla. De Blasio utilizó su plataforma Marxista para llegar a la posición que le permitirá trabajar desde ahí y convertirse en la carta de presentación Marxista al resto de la nación. ¿Por qué crees que Bill y Hillary Clinton estuvieron presentes?

Hernández lo dijo muy bien: «El Sr. de Blasio se convirtió en un ferviente defensor de los revolucionarios nicaragüenses. Él ayudó a recaudar fondos en Nueva York para los Sandinistas y se suscribió el periódico del partido, Barricada. Cuando se le preguntó en una reunión en 1990 sobre sus metas para la sociedad, él dijo que era un defensor del «socialismo democrático».

Entiendo perfectamente el deseo de de Blasio de ayudar a los pobres, sin embargo, la forma en que quiere hacerlo al imitar las ideologías fracasadas será sólo empeorar las cosas para los que verdaderamente pueden ayudar a los pobres. Lo que vio en Nicaragua bajo el gobierno Marxista le impresionó, sin embargo, no funcionó. El experimento marxista de corta duración en la nación se derrumbó. Es cierto que la gente sufrió mucho bajo la dictadura de la dinastía de Somoza. Nicaragua ha sido y es un país pobre y nada ha sido capaz de ayudarlos a salir de su miseria.

Yo también estuve en Nicaragua Marxista, pero no tuve una epifanía como de Blasio de ver al gobierno como la solución para erradicar la pobreza, los problemas de salud, la educación y todos los males sociales que acompañan a cada perspectiva del mundo equivocada. Hablé con un comandante Sandinista, quien expresó su gran decepción con su triunfo revolucionario. Él también estaba expresando el descontento de otros comandantes. Él no estaba solo en su decepción, la mayoría de la población se sentía de la misma manera.

En el primer día de mi visita, me llevaron a un restaurante de lujo en Managua, la capital, y para mi sorpresa, el estacionamiento estaba lleno de Mercedes Benz nuevos. Le dije a mi anfitrión, «Parece que las cosas van muy bien con el gobierno Marxista». En su respuesta me dijo, “espera y observa”. Como era de esperarse, en el interior del restaurante estaba lleno de gente y me dijeron que todos eran parte de la élite gobernante Marxista, así como los cubanos y soviéticos que eran los «consejeros». El gobierno Marxista había confiscado la propiedad y las posesiones materiales de los ricos, y ahora la elite gobernante estaba ocupando las viviendas y disfrutando del estilo de vida de los ricos y poderosos. En el Marxismo se propaga la riqueza, pero, ¡sólo entre los de su clase!

Vi cómo vivía la gente en Nicaragua Marxista con raciones que apenas podían sostenerlos. Hablé con personas que expresaron su esperanza de que cuando la revolución depuso al dictador Somoza su vida tomaría un giro para bien, excepto que estaban experimentando todo lo contrario. Les tocó un régimen brutal, una contrarrevolución, escasez de alimentos y muchos contratiempos que hicieron la vida más miserable que cuando Somoza estaba en el poder. Escuché a la gente constantemente decir : «Estábamos mejor con el dictador Somoza, por lo menos teníamos comida».

Los Sandinistas Marxistas establecieron una democracia que de Blasio admiró. Una democracia que prometió llevarlos a una victoria revolucionaria para poner fin a la pobreza, llevarlos a la igualdad económica donde todos en todos los niveles se beneficiarían. Era el mismo sueño que las repúblicas socialistas de la Unión Soviética tenían antes de que se derrumbaran, y es la misma «democracia» que está destruyendo a las naciones que la implementan. Los residentes de la ciudad de Nueva York experimentarán lo que de Blasio entiende por «igualdad económica».

Si la ciudad de Nueva York ha experimentado un éxodo de un poco más de un millón de personas, sólo espera para ver lo que la ciudad está a punto de experimentar con de Blasio. Si la quiebra de Detroit te sirve como un punto de referencia lo que le espera a N.Y. no será ninguna sorpresa; sabemos con certeza lo que viene. El Sr. de Blasio tiene una visión muy clara de la lucha entre las clases para los residentes de la ciudad de Nueva York y tiene toda la intención de utilizar las directrices del libro de los Marxistas. Lee su discurso de toma de posesión, así como el discurso del orador principal Harry Belafonte, un comunista muy conocido que tiene una vida de lujo gracias a esta nación que le dio la oportunidad para prosperar en grande, pero que ahora a los 86 años de edad prefiere criticar el sistema cada vez que puede. Y luego no debemos olvidar la oración divisionista por el capellán. No hay duda de que los demócratas Marxistas se han infiltrado y necesitan crecer la clase baja y alimentar el fuego del racismo para que los mantengan en el poder y hacer crecer la división hasta colapsar el fundamento original de Estados Unidos y construyan su fallida utopía socialista.

El Sr. de Blasio hizo un juramento de defender la Constitución de los Estados Unidos y juró sobre la Biblia con las palabras finales de George Washington, «Con la ayuda de Dios». Él sabe que esta nación ya no es una república constitucional, y mucho menos quiere estar bajo Dios. Todos los políticos y otros hacen lo mismo, ¿verdad? Haríamos bien en recordar la advertencia de Thomas Jefferson de 1781: «Son los modales y el espíritu de un pueblo lo que conserva a una república en vigor. Una degeneración en estos es un cáncer que pronto devora el corazón de sus leyes y la Constitución». Más importante aún, también significa más burla ante Dios Todopoderoso, Quién no hace caso omiso a la falsedad de aquellos que utilizan Su Palabra para decir cualquier cosa, siempre y cuando puedan ellos lograr crear su visión de una sociedad que se opone a Dios.

Las elecciones en todos los niveles tienen consecuencias y la elevación de de Blasio a alcalde de la ciudad puede ser un aviso de lo que le viene a Estados Unidos en las próximas elecciones. Si los cristianos en Estados Unidos siguen siendo culturalmente apáticos entonces los Marxistas seguirán dominando esta nación más agresivamente y el cristianismo será una cosa del pasado en este país. Por otro lado, si la cristiandad despierta y toma la responsabilidad personal por la condición de Estados Unidos y se sacude esa apatía mortal podremos ver el resurgimiento de los individuos justos tomando su lugar en la arena pública y en todas partes para reparar todo lo que está roto. Recuerda, Dios no puede ser burlado.

«Cuando levanten las manos para orar, no miraré; aunque hagan muchas oraciones, no escucharé, porque tienen las manos cubiertas con la sangre de víctimas inocentes. ¡Lávense y queden limpios! Quiten sus pecados de mi vista. Abandonen sus caminos malvados. Aprendan a hacer el bien. Busquen la justicia y ayuden a los oprimidos. Defiendan la causa de los huérfanos y luchen por los derechos de las viudas. Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto —dice el Señor—. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana. Si tan sólo me obedecen, tendrán comida en abundancia. Pero si se apartan y se niegan a escuchar, la espada de sus enemigos los devorará. ¡Yo, el Señor, he hablado!”. – Isaías 1:15-20 

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