Marguerite Bowling | 22 de julio de 2014
Ahora que junio nos ha traído el mejor informe sobre el empleo desde que empezó la recesión, hay una economista que nos dice que éste es el mejor momento para eliminar la miseria en Estados Unidos y en el extranjero.
En su reciente intervención en una reunión de la Fundación Heritage sobre las formas bíblicas de aliviar la pobreza, Anne Bradley, coeditora de “For the Least of These: A Biblical Answer to Poverty” (“Por los hermanos más pequeños: una respuesta bíblica a la pobreza”), reconoció que queda mucho trabajo por delante, puesto que 2,000 millones de personas viven con menos de $2 diarios, comentó.
La solución ofrecida por Bradley, que también es vicepresidenta de iniciativas económicas en el Instituto para la Fe, el Trabajo y la Economía, fue la de alentar a cristianos y otras personas a centrar su atención en la comprensión de cómo se crea la riqueza y en cómo incorporar a más americanos pobres a la población activa, en lugar de centrarse solamente en proporcionar dinero o ayuda.
Otros intervinientes respaldaron la idea.
“Tenemos que abordar la pobreza no sólo mediante la ayuda y las donaciones exteriores, aunque resulten importantes en circunstancias excepcionales, sino hacerlo de manera sostenible”, indicó Art Lindsley, coeditor del libro y vicepresidente de iniciativas teológicas en el Instituto para la Fe, el Trabajo y la Economía.
Los intervinientes refutaron el concepto de que los programas de asistencia social y otro tipo de ayudas sirven mejor a las poblaciones pobres. Además de generar una mentalidad de dependencia, las ayudas generosas concedidas a una comunidad pueden entrar en competencia con los intereses legítimos de las empresas, dejándolas sin trabajo, observó Lindsley.
Michael Craven conoce perfectamente ese tema. Dirige The Good Works Co., una organización sin ánimo de lucro, aunque con subsidiarias con ánimo de lucro, que emplea económica y socialmente a los residentes desfavorecidos de Dallas.
Craven comentó que su organización tiene que competir con el atractivo de los beneficios federales cuando trata de ofrecer soluciones para sus trabajadores, que a menudo padecen problemas de salud, adicción, encarcelación u otros similares.
“Debo competir en las zonas marginales y ahí aparece el gobierno federal pagando entre $13 y $14 a la hora en beneficios equivalentes”, explicó Craven, que se encarga de la presidencia y la dirección ejecutiva de la organización. “Así que llegar y tratar de ofrecer empleo por $7 u $8 a la hora supone un escaso incentivo para romper el ciclo de dependencia y buscar la libertad económica”.
Craven indicó que The Good Works Co. paga a los nuevos empleados $12 a la hora.