El problema principal de los Estados Unidos es la naturaleza humana

Ramón Arias | 11 de julio de 2016

El director del FBI James Comey dejó en claro a la nación que a pesar de que la investigación de los correos electrónicos de Hillary Clinton confirmó que ella había mentido en repetidas ocasiones, decidió no recomendar cargos criminales. El mensaje es que hay dos conjuntos de leyes, uno para la élite que está conectada políticamente y el otro para el resto de las personas. En otras palabras, no esperes que el derecho de la ley, sea igualmente aplicable debido a que la justicia de la élite no es ciega, y no ha sido por mucho tiempo. Millones de estadounidenses se sienten frustrados e impotentes con la clase política, especialmente con incidentes como la masacre de policías blancos en Dallas.

La muerte de cinco policías más once heridos, además de dos civiles, en Dallas, TX es  evidencia que se añade a los efectos del colapso de la naturaleza humana. Este comportamiento despreciable no es nuevo; más bien, es una manifestación continua de una sociedad desgarrándose y causando el sufrimiento de las familias y alimentando el fuego de la desconfianza social.

Lamentablemente, la guerra entre la policía y los sectores de la sociedad no es nada nuevo en la historia de Estados Unidos; esto también ha estado ocurriendo por décadas. Además, el racismo en Estados Unidos no es nada nuevo; por desgracia, hay falta de voluntad, por parte de algunas personas, en reconocer el inestimable valor de la vida humana. El odio y los asesinatos no sólo se atribuyen a una raza sobre otra, sino también dentro de la misma raza al ser testigos de una oleada tras otra de  homicidios y crímenes entre la gente negra en Chicago, o para ese caso, los perpetrados por bandas hispanas en contra de su propia gente.

Luego hay otros con agendas específicas que se benefician al alimentar el malestar social; esto también no es nada nuevo en la cultura de los Estados Unidos y es tan malévolo como los que están cometiendo los homicidios y delitos diariamente.

Estados Unidos y el mundo están obsesionados con la cultura de la muerte, no sólo por el medio de las guerras, revoluciones y contrarrevoluciones; sino también en matar a los más vulnerables de todos los seres humanos: los bebés en el útero de la madre que son practicados para la «conveniencia», en su mayoría.

¿A caso la sociedad estadounidense del siglo 21 se sacude ante el comportamiento humano cuando la ética y la moral de la evolución dominan la mayor parte de la vida y sus instituciones sociales? Si los humanos evolucionaron de los animales, ¿deberíamos estar indignados por su comportamiento? Si la evolución es verdad, ¿por qué restringir y castigar a los instintos humanos / animales, no es eso en contra de su proceso evolutivo? La evolución nunca puede llegar a producir la perfección humana y la armonía entre los seres humanos cuando seguimos siendo conducidos hacia adelante a quien sabe dónde, y donde la ley de la selva continuará siendo la ley supremo de la nación. Si los seres humanos siguen creyendo que el gran universo con los miles de millones de galaxias surgió de la nada y una vez que termina nuestra vida terrenal que eso ya es el final, ¿debemos siquiera molestarnos en definir el bien del mal? La idea de «vivir y dejar vivir» no puede sostener la vida humana desde la hipótesis de la evolución, que aboga por «la supervivencia de los fuertes». En la mente de los fuertes, nunca permitirán que los «débiles» sean iguales; o bien los esclavizarán o los eliminarán. Desde la perspectiva del mundo de la evolución, es imposible que la igualdad pueda darse para los seres humanos.

¿Se pueden resolver los conflictos de los Estados Unidos? ¿Hay alguna esperanza para un futuro mejor? Estas son excelentes preguntas y las respuestas no son complicadas en absoluto. Sin embargo, todo depende de si la sociedad está dispuesta a revisar la historia y conocer el significado de qué moralidad debemos seguir.  Los ciclos morales humanos están ahí para que podamos ver lo que ha funcionado y lo que ha fracasado.

Los promotores de la inexistencia del Dios de la Biblia no pueden llegar a enfrentarse con la verdad de que Él existe; sin embargo, irónicamente, tienen que tomar prestado del código moral de Dios revelado para mantener un poco de cordura en sus sociedades. Consideremos una de esas leyes; las naciones aceptan que el asesinato está mal, y se aplican las sanciones que se diferencian en el castigo del delincuente. El asesinato es un pecado, aun así, los seres humanos se enfrentan con el conflicto en la definición de lo que es un asesinato. ¿Es un asesinato la pena de muerte? ¿Qué hay del aborto, es un asesinato? ¿Es asesinato la autodefensa? Los que exigen las definiciones hacen la pregunta: ¿quién es el que debe juzgar y tomar las decisiones de lo que es un asesinato? El siglo 20 ha vivido dos guerras mundiales; después de la segunda, hubo juicios contra oficiales alemanes y otros que participaron en el genocidio y los crímenes contra la humanidad. Sin embargo, ningún juicio se aprobó contra José Stalin o Mao Zedong por el exterminio de más de cien millones de personas que se negaron a someterse a su nuevo orden social, y el mundo se quedó en silencio como lo está ahora.

Una vez más, la historia nos recuerda que los seres humanos no son capaces de definir el bien del mal, lo moral de lo inmoral, y esta es la razón del por qué las sociedades siempre están cambiando sus puntos de vista y las leyes contra el asesinato y toda clase de mal comportamiento.

Todo se reduce a lo que creemos. ¿Creemos que el hombre es el último juez o que Dios es el Juez Supremo, Legislador y Rey? (Isaías 33:22)  La respuesta a esta pregunta hace toda la diferencia de cómo vive la gente. Hace dos mil años, Jesucristo reveló a todo el mundo lo que corrompe a una persona, “Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias…” (Mateo 15:19)  Su discípulo Santiago enseñó a lo largo de este mismo tema, ¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No vienen de las pasiones que combaten en sus miembros?” (Santiago 4:1) Nunca podemos esperar un buen resultado de la conducta mala de los humanos.

Dado que los seres humanos son los creadores de todo lo que está mal con otras personas, con la sociedad y de uno mismo, también significa que un cambio interno para bien puede darse si sabemos detectar la fuerza destructiva y bien organizada del pecado en el ser interior. El pecado no es un concepto religioso; es una manifestación física y moral del carácter humano, y Jesús es el único que da una salida a este atolladero a nivel personal y puede ayudarnos a producir un cambio para bien.

Las enseñanzas de Jesús no sólo fueron diseñadas para señalar la fuente de pecado de todos los problemas humanos, sino también para ofrecer el perdón divino para las personas que se embarcan en el proceso de renovación interna. Demostró cómo pueden ser perdonados los pecados. Por sus acciones humanitarias y la comprensión de las condiciones sociales, extendió Su amistad a los pecadores con una llamada al arrepentimiento como el paso inicial para la restauración de su esperanza en el presente y el futuro, y su autoestima (Mateo 9:1-13; 11:19; Lucas 15; 19:1-10). 

Jesús es el regalo de Dios para la restauración de adentro hacia afuera para todas las personas y nunca se centra en su color de piel o nacionalidad, porque todos hemos sido creados a su imagen y semejanza. Él es la fuente de los absolutos morales; los únicos rasgos de carácter que tienen sentido para una vida y sociedad estable. Dios rechaza nuestro pecado, ¡pero no nuestra piel!

El cambio social para mejor también es histórico y corroborado; logros significativos y positivos se manifiestan cuando las personas aceptan caminar en obediencia a la verdad revelada de Dios en Su Palabra.

Los cristianos en Estados Unidos son responsables de guiar a otros en el conocimiento de la realidad de la fuente de los problemas humanos y las disposiciones hechas por Dios y Jesucristo para detener todas las formas de corrupción y decadencia moral.

Oraremos sinceramente para que se dé la reforma bíblica de los Estados Unidos; es nuestra única esperanza para salir de esta presente condición devastadora y deplorable.

Es más, comprométete a elegir a las personas más calificadas para un cargo público (a cualquier nivel), las personas que nos puedan alejar de los daños y los efectos dañinos del humanismo en nuestra nación. El candidato puede no ser quien más te guste, pero es imprescindible, en este momento de la historia, que hagas tu tarea. También, se diligente en tu examen, sin ningún tipo de lealtad a un partido político, y siempre ten en cuenta dónde hemos estado, dónde estamos y hacia dónde vamos como nación; esto se lo debemos a las generaciones presentes y futuras.

Facebook
Twitter
LinkedIn
Reddit