La enseñanza de todo el consejo de Dios

Nena Arias | Octubre de 2013 

El cuerpo de los creyentes en Cristo, conocido como la iglesia, siempre ha tenido el problema de las personas que son cristianos sólo de nombre. Es decir, quieren identificarse con el Señor, pero son indisciplinados en la aplicación de los principios de Dios para construir el carácter como el de Cristo en sus vidas. No hay profundidad a su compromiso de convertirse en ser justos, maduros y sabios con el conocimiento de Dios. Esta es una batalla constante porque guerrea contra el verdadero cristianismo y causa mucho daño a su representación en el mundo, ya que envía un mensaje distorsionado. A los ojos de muchos, este testimonio pobre anula la Palabra de Dios.

La Palabra de Dios pone altos estándares y exige que apliquemos sus justas demandas a nuestra vida si queremos identificarnos y pertenecer al Reino de Dios aquí en la tierra como en el cielo. Es triste decir que en el cristianismo moderno la iglesia no está a la altura de reflejar la vida de Cristo y trunca la expansión del Reino de Dios. Muchos cristianos se niegan a confrontar el pecado, en sus propias vidas y la de las personas que los rodean. La iglesia de hoy es demasiado pasiva, en su mayoría, y tiene una mentalidad escapista, eludiendo su llamado de ser «sal y luz» (Mateo 5:13-14) y de discipular a las naciones (Mateo 28:19). Hay demasiado pecado y mundanería (es decir, el humanismo) en la Iglesia de hoy. Esto es especialmente cierto en los Estados Unidos, que, desafortunadamente, es el «líder mundial» en el cristianismo. Los cristianos del mundo tienen sus ojos puestos en Estados Unidos para imitar lo que se practica en este país y para exportarlo a otras naciones bajo el nombre del cristianismo y del Evangelio. Estados Unidos ha fallado miserablemente en enseñar todo el consejo de Dios por los últimos 180 años aproximadamente. El problema de la maldad y el engaño persisten de forma aguda y es muy visible para todo el mundo.

La iglesia de hoy en día se ha infectado de modas populares con el pretexto de hacer discípulos y hacer el evangelio más aceptable y digerible para el mundo de hoy. Se han producido un sinnúmero de libros de sermones y mensajes que promueven sus distorsiones. Esto lleva a la creación de tendencias y movimientos que pasan como las «nuevas visitaciones y revelaciones de Dios» para nuestros tiempos. En esencia, estos caprichos no son más que enseñanzas hechas por el hombre, de los cuales quienes las predican se hacen como dioses pequeños y forman sus propios discípulos que los siguen a ellos, por lo tanto, edifican su propio reino pequeño. Piden prestado del mensaje de nacidos de nuevo en Cristo, pero no hay una idea clara de lo que un discípulo de Cristo significa en verdad, por lo tanto, añaden al problema de una iglesia contaminada. Esto es muy peligroso y hace que el trabajo del diablo sea muy fácil porque «la iglesia» le está ayudando. Reduce la Biblia a las interpretaciones individualistas y radicales de los hombres y viola por completo los pactos sobre los que Dios se basa para obrar. No hace ninguna distinción entre un simpatizante del evangelio y un verdadero discípulo de Cristo. Las bases de estas falsedades son ciertos comportamientos aprendidos y no una vida justa, como revela la Biblia. El contenido de sus enseñanzas son adulteraciones y prostituciones de la Palabra de Dios para sus beneficios personales.

Los verdaderos cristianos deben ser luces brillantes en el mundo para Dios y formar verdaderos discípulos no sólo enseñar meras formas de comportamiento. Estamos llamados a producir fruto innegable de alta calidad para el Reino de Dios en nuestras propias vidas y las vidas de los que impactamos con el Evangelio a lo largo del camino.

Las interpretaciones erróneas de la Biblia se convierten en retórica peligrosa que lleva y contagia de muerte espiritual. En Mateo 28:18-20, nuestra comisión es la siguiente:

“…Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado… “ 

Es imposible para que la iglesia de hoy produzca verdaderos discípulos, ya que no está enseñando a la gente a observar todo lo que Dios ha mandado que se nos instruye en Mateo 28. Lo que se acepta hoy en día como la enseñanza del Evangelio no es más que las personas enseñando y predicando un evangelio limitado, superficial, y distorsionado. El verdadero Evangelio abarca todos los ámbitos de la vida y exige que se apliquen sus principios. El Evangelio enseña a los individuos, las familias, las congregaciones y las naciones cómo vivir de acuerdo con el diseño y las normas de Dios. Enseñanza clara y consistente de la palabra de Dios es la solución a la mediocridad y para erradicar a las doctrinas de demonios que están presentando la iglesia infructuosa; esto va a preservar la pureza de los conocimientos y la sabiduría de Dios. Si la iglesia no corrige lo que está enseñando, continuará fallando en su vocación y en formar verdaderos discípulos de Cristo. La enseñanza de todo el consejo de Dios es imprescindible.

¿Quién es más importante en la Biblia, Dios o el hombre?

La enseñanza fundamental de la soberanía de Dios es prácticamente inexistente en la iglesia de hoy. En su mayoría, todo lo que se escucha desde los púlpitos estadounidenses son mensajes de «mira lo que Dios puede hacer por ti». Si el individual y no Dios es el enfoque de la «biblia» que se predica, entonces nada más en la Biblia tendrá sentido. Todo existe en Dios. Es el plan y propósito de Dios lo que importa y todo se deriva de ello. Todo vive, se mueve y tiene su ser en Dios. Toda la historia puede dar fe de esto, puesto que Dios es el que está produciendo y dirigiendo su diseño en todos los asuntos. Dios hace que todo suceda. Ni un gorrión o una hoja cae al suelo que Él no esté consciente de ello. Es Su plan y Él nos da el privilegio de participar en ello, siguiendo Su directriz.

Una de las doctrinas que está totalmente distorsionada en la iglesia hoy en día es la gracia de Dios. La gracia de Dios la han abaratado al enseñar que todo tipo de pecado pueden seguir practicándose en la vida del creyente, porque, después de todo, la gracia de Dios cubre una multitud de pecados. Los creyentes están equivocados al pensar que pueden tener todos los «regalos» a través de la gracia de Dios e ignorar por completo la soberanía de Dios, que no convive con el pecado. Si nuestras vidas no están exhibiendo la santidad y la perfección de Dios como Jesús, entonces no estamos cumpliendo con lo que él dijo, «sean santos como vuestro Padre celestial es santo»  (Levítico 11:44-45, I Pedro 1:15-16), si no, entonces no estamos con Él. Sabemos que es por la gracia de Dios que nos salvamos, pero cuando a las personas se les enseña por sus pastores y maestros de la Palabra que la gracia de Dios pasa por alto y les da un pase en algún pecado, porque «Él es un Dios de amor y entiende la debilidad humana», eso cambia totalmente el concepto de la gracia de Dios y la convierte en la comprensión del hombre acerca de la gracia (es decir, la permisividad) («…sin santidad nadie verá a Dios», Hebreos 12:14). El universo es todo acerca de Dios y no del hombre. Él nunca traicionará sus normas, no importa cuanto nos ama. 

Fallando miserablemente en el Mandato Cultural

En este país el 86% de la población afirma tener la fe cristiana, sin embargo, el país es corrupto, pervertido, y manifiesta un reproche total al nombre de Cristo. ¿Por qué tenemos esta contradicción? Cuando el cristianismo moderno se compara con el cristianismo del pasado, hay un claro contraste en el impacto que cada uno tenía en su cultura. Volvamos a 1620 y 1630 los años de florecimiento de una nación que más tarde se convirtió en los Estados Unidos de Norteamérica. Cuando estudiamos el impacto que los reformadores del siglo 16, los cristianos, los Peregrinos y los Puritanos tenían en Europa y más tarde en el nacimiento de esta nación, no hay comparación con el cristianismo de hoy en día en Estados Unidos. La influencia que esas personas tuvieron en la toma de toda la cultura de las naciones de Europa y de Estados Unidos para traerlos a la cultura de Cristo es verdaderamente admirable. Su influencia ha cambiado al mundo culturalmente y dio a luz a la cultura occidental, que ha impactado al mundo como ninguna otro.

El impacto y la influencia del cristianismo no es poca cosa. ¿Cómo ha impactado la influencia del cristianismo al mundo?

Cambio social – la reforma social en todo el mundo conocido se debe a las enseñanzas de Cristo transformando la vida de los individuos a través de las generaciones. El cristianismo se ha levantado contra las injusticias sociales como la esclavitud, el infanticidio y la degradación de la mujer. Fueron los cristianos quienes fundaron los hospitales en los monasterios durante la Edad Media. El Ejército de Salvación en Europa y América fue creado en respuesta a la pobreza y el abuso del alcohol, la mayoría de los orfanatorios y refugios para los indigentes son fundados y operados por organizaciones cristianas. Cristianos en Estados Unidos fundaron las universidades más prestigiosas de la actualidad. Más del 90% de las primeras 110 universidades en los Estados Unidos se dieron a luz a causa de la influencia cristiana. Universidades como Harvard, Princeton y Yale son ejemplos de esto. Gracias a la influencia cristiana, la alfabetización cundió en Estados Unidos.

Ciencia Moderna – Muchos de los primeros científicos eran cristianos, incluyendo a Newton, Pasteur, Kepler y Pascual. La influencia cristiana en el surgimiento de la ciencia moderna en la cultura occidental se originó a partir de una visión global positiva del mundo y la conciencia de orden. La creencia de la causa y el efecto con sus raíces en Dios como el Diseñador final de todo esto llevó al método de descubrimiento científico.

Asistencia mundial – Durante las plagas de la Edad Media, los cristianos se hicieron cargo de los enfermos y los huérfanos. Hoy en día los cristianos llevan a cabo programas de socorro en todo el mundo para ayudar a los enfermos, hambrientos y a los afectados de varios desastres. Cristianos y naciones cristianas son los más generosos cuando se trata de proveer para el hambre del mundo y las necesidades médicas y de la salud.

Así que, como puedes ver, es trágico que la iglesia de hoy ha hecho concesiones y ha traicionado los principios divinos que le dan al cristianismo su esencia para continuar impactando al mundo al ser la sal y la luz y el testimonio de Dios para el mundo de cómo se lleva a cabo una verdadera gobernabilidad. Nuestro deber es obedecer a Dios de forma individual y culturalmente; uno no debe ser separado del otro.

Por desgracia, los cristianos de hoy están sentados de brazos cruzados esperando pasivamente ser «arrebatados» fuera de este mundo. Su mentalidad escapista los está haciendo estériles. Se ha convertido en algo común en las iglesias cristianas que se le enseñe a la gente a no considerar siquiera la posibilidad de querer cambiar la cultura ni aún en los que dicen que son hijos de Dios. Ellos no ven ninguna utilidad en involucrarse porque, después de todo, Jesús viene pronto a limpiar este desastre por nosotros, así que lo único que tenemos que hacer es preocuparnos por «estar listos para Su venida». Solo vayamos a «salvar almas», ¿para qué, me pregunto? Si tan sólo la meta de Dios es salvar almas entonces, ¿por qué no nos traslada fuera de este mundo el momento en que nacemos de nuevo? Al cristianismo moderno se le enseña desde la perspectiva de «pasa el rato y aguanta hasta que llegue tu día». Esta es enseñanza falsa que contradice la Palabra de Dios.

Dios le comisionó al hombre creado de tomar dominio sobre la tierra (Génesis 1:26-28). Esta comisión se reiteró a los únicos sobrevivientes del diluvio, Noé y su familia (Génesis 9). Esa comisión aún sigue en pie. Se supone que debemos poner fin al desorden en este planeta. Se espera que desarrollemos culturas y sociedades de acuerdo con las normas de Dios. Debemos deleitarnos en conocer a Dios y darlo a conocer y no en darnos placer y consolarnos para estar cómodos. Nuestras congregaciones no deben ser pequeñas burbujas de santuario donde vamos a cantar y socializar y a darnos palmaditas en la espalda para luego volver a la rutina y aguantar y lamentar otra semana de «ataques horribles del enemigo».

Dios nunca ha retractado su mandato original. La caída del hombre al pecado no ha desviado el plan original de Dios hasta el día de hoy. Tenemos que luchar contra todas las dificultades para lograrlo. Los cristianos todavía tienen la responsabilidad delante de Dios de tomar dominio y discipular a este mundo para Él. Hacer caso omiso o rebelarse contra el mandato original de Dios es seguir produciendo cristianos carnales que están ayudándole al diablo a hacer su trabajo y a negar la divinidad y la obra de Cristo.

¿Qué directrices debemos seguir para lograr este dominio?

La iglesia ha dañado al cuerpo de Cristo con enseñar que la Ley de Dios ya no se aplica a nosotros en nuestro tiempo. El hecho de que Jesús dijo en Mateo 5:17, “No piensen que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolir, sino a cumplir”, no se percatan de lo que significa. O dicen: «Bueno, ya que Jesús ha cumplido los requisitos de la ley de Dios, entonces no tenemos que hacerlo nosotros». No hay nada que pueda permanecer fuera de la jurisdicción de Dios; por lo tanto, nada puede estar fuera de los requisitos de la ley de Dios. La ley moral de Dios se aplica a cada individuo, familia, congregación, gobierno y nación. Estas son las únicas directrices que Dios honrará.

Dios, en su soberanía, sabía que tendría que darnos Su ley por escrito para establecerla para siempre y no correr el riesgo de que se distorsionara o se extraviara por el descuido de los seres humanos. La Ley de Dios se resume en los Diez Mandamientos y su reglamentación se detalla en los libros de la Ley, es decir, los primeros cinco libros de la Biblia. Esta Ley es lo que se aplica para la moral en el Antiguo y Nuevo Testamento. Si no se hubiera dado esta Ley, no tendríamos la menor idea de lo que la vida correcta es de acuerdo a los requerimientos de Dios.

Es muy triste ver que la Palabra de Dios que siempre fue respetada, especialmente en este país de los Estados Unidos de Norteamérica, hasta hace unos 180 años, cuando se permitió que el humanismo y extrañas doctrinas circularan sin ser fuertemente cuestionadas y desacreditadas a través del filtro de la Palabra de Dios y por ende perdió fuerza. A ello se añadieron las ideas popularizadas por los supuestos llamados intelectuales que en realidad eran enemigos de Dios. Tales como Karl Marx y Charles Darwin en el siglo 19 comenzaron a abrirse camino para penetrar en las instituciones de educación superior a través de la mente de los universitarios graduados, más tarde en el sistema de escuelas públicas, y, finalmente, en las iglesias.

El rechazo de la Palabra pura de Dios ha ido incrementando en los últimos 100 años, incluso en la iglesia. El humanismo de aceptación popular ha enseñado a la gente que ellos son los soberanos y no Dios. La gente piensa que a ellos les corresponde gobernar el universo. Por lo tanto, si la gente tiene tanto poder, ¿quién necesita a Dios y Su soberanía?, es lo que dicen. En su mayoría, la iglesia enseña que una vez que has nacido de nuevo todo lo que tienes que hacer es aferrarte de Él hasta que te vayas al cielo. No tienes que preocuparte por transformar a la tierra y su cultura, ya que sólo va a empeorar de todos modos y Jesús va a venir a arreglarla. Se olvidan de que la comisión de discipular a las naciones fue dada a los creyentes. Se olvidan de que es la Ley de Dios la que reina suprema y no la ley del hombre. Somos responsables ante Dios.

El resultado de este tipo de enseñanza está produciendo cristianos ignorantes e impotentes para que el mundo se burle de ellos. A pesar de que los denominados como cristianos son la mayoría en los EE.UU. estos son ineficaces en el liderazgo. Mientras a los cristianos se les siga enseñando que la Ley de Dios ya no se aplica a nosotros, porque Jesús ya ha cumplido todo, entonces las pautas morales pueden ser borradas, porque todo ya está «cubierto por la sangre de Jesús», y debajo de la alfombra del perdón y de la gracia de Dios que ha sido abaratada. Por lo tanto, los creyentes han sido absueltos. El ateo está pisoteando a todo el mundo y los cristianos no están ofreciendo alternativas serias. La sal ha perdido su sabor y no es buena sino sólo para ser pisoteada. Hay muy poca imagen de Cristo en los cristianos.

Sin embargo, Dios hace Su juicio sobre las naciones. Su justicia no dormirá para siempre y al que mucho se le da, mucho se le exigirá. A EE.UU. se le ha dado mucho y mucho se requerirá de él muy pronto. Es tiempo de dar cuentas para el mundo y especialmente para los Estados Unidos que ha sido el líder del mundo económico, tecnológico, militar y social. Definitivamente ha despilfarrado sus privilegios y bendiciones durante demasiado tiempo. No va a ser la excepción. Sólo tenemos que echar un vistazo a la historia para ver dónde estamos en la medida que Dios usa para medir a las naciones para traer Su juicio. Muchas civilizaciones grandes que fueron sancionadas por Dios son ahora sólo meras ruinas visitadas por los turistas.

A pesar de todo eso, tengo esperanza para el cristianismo en EE.UU. y en el mundo. Dios siempre ha tenido un remanente fiel en toda la historia y nuestra generación no va a ser diferente. Los primeros cristianos resultaron tan fuerte en su compromiso con Dios lo suficiente como para conquistar y colapsar el poderoso Imperio Romano, a pesar de la persecución horrenda. Este ha sido el caso de los creyentes inmovibles en su compromiso con Dios. Han superado enormes obstáculos y han salido victoriosos para conquistar el mundo con el poder sin igual de la sabiduría y la verdad de Dios. Esta es la razón que la iglesia debe cuidar la pureza de la Palabra de Dios y predicar y enseñar sus consejos completos a toda costa – sin diluir absolutamente nada.

La historia es «Su historia». El hecho de que los seres humanos se esfuerzan para crear y escribir su propia historia, eso no hace ninguna diferencia, porque Dios siempre tiene la última palabra y abarca toda Su creación según Su plan maestro. Dios premia la obediencia de acuerdo a como lo ha prometido y sanciona negativamente a aquellos en rebelión a sus estatutos. Deuteronomio 28 y Levítico 26 son registros claros de cómo Dios trata con la obediencia y la desobediencia. En lo que respecta a la moral y la ética, la iglesia moderna le hace un gran perjuicio a los creyentes al enseñar que el Antiguo Testamento no es aplicable a nuestros tiempos. Jesucristo no vino a abrogar la Ley sino a cumplirla. El único aspecto de la Ley del Antiguo Testamento que cambió fue la ley ceremonial (es decir, la necesidad de sacrificios de animales, etc.) Dios todavía mantiene sus estándares morales registradas en el Antiguo Testamento puesto que ahí encontramos a los Diez Mandamientos. La prosperidad, la paz, la libertad y la justicia están presentes cuando un pueblo se encuentra en obediencia a esas normas. En el antiguo Israel, Dios hizo que incluso sus enemigos estuvieran en paz con ellos cuando Israel estaba en obediencia a Él. Por otro lado, si no estaban en obediencia podían esperar juicios desastrosos. Cuando pasamos por alto el pacto de Dios con el hombre, podemos esperar sanciones negativas fuertes de parte de Dios.

En su mayoría, el cristianismo moderno está produciendo cristianos carnales que están confundidos acerca de todo. No tienen raíces profundas en la Palabra de Dios y por lo tanto son fácilmente influenciados como hojas en el viento en el mundo de las ideas.

Dios nunca pierde

Por favor, permítanme decir claramente que creo que vamos a ganar, igual que los cristianos de la antigüedad lucharon y salieron victoriosos. El mensaje cristiano introdujo al mundo algo que nunca había ocurrido antes. Esto fue anunciado por el sueño que Dios le dio al rey Nabucodonosor de la imagen de oro, plata, bronce, hierro y barro (Daniel 2) una piedra, no hecha por manos humanas se introduce que derrocó la imagen en el sueño de Nabucodonosor, una estatua simbólica de las mejores ideas de los hombres que llegarían a gobernar imperios y aún se colapsarían en un fracaso. Esta piedra apareció por fuera de la historia humana pero se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra. Este es el impacto que Cristo y el cristianismo han tenido sobre el mundo, pero sólo cuando se ha aplicado todo el consejo de Dios. El mensaje de la Biblia es único e incomparable a nada de lo que los humanos se quieran acreditar. Presenta la presencia y el diseño de Dios en el pasado, presente y el futuro. Nada en el consejo completo de Dios nos hará daño; es todo lo contrario, nos da el poder con el conocimiento y la sabiduría indestructible para beneficiar nuestras vidas y al mundo a través del Reino establecido de Dios aquí en la tierra como en el cielo.

La Palabra de Dios se aplica a todo en la vida, al buen carácter, a la familia, para criar a los hijos, desempeñar la profesión, el comercio, la educación, la economía, la política, la ciencia y todos los aspectos del desarrollo humano y el diseño no sólo aquí en la tierra, sino que también nos da las pautas que nos conducirán en la eternidad. La iglesia ha cometido un error de diluir y desechar su visión y su comisión para conquistar y tomar el dominio; incluyendo el discipular a las naciones.

Una vez más, la promesa de la victoria sobre todo, y la superioridad del consejo completo de Dios como está revelado en Su Palabra, debe estar muy vigente en la Iglesia de hoy y en la producción de soldados valientes para el Reino de Dios tales como fueron los primeros cristianos, que estaban dispuestos a dar la vida por su Señor y Rey. Esto es un contraste directo con los cristianos ineficaces y sólo de nombre que la iglesia está produciendo hoy en día.

«El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán», (Mateo 24:35).

 En palabras de George Washington:

«Las sonrisas favorables del Cielo, nunca se pueden esperar en un país que no tiene en cuenta las reglas eternas del orden y el derecho, que el Cielo mismo ha ordenado». – George Washington, primer discurso inaugural de 1789