Tony Perkins | 7 de febrero de 2019
(Consejo de Investigaciones de la Familia) – En los 67 años que lleva establecido el Desayuno Nacional de Oración, el primer jueves de cada mes de febrero ha llegado y se ha ido durante algunos tiempos tumultuosos para nuestro país. Ha pasado por los tiempos de la guerra, de la segregación, el escándalo y la tragedia nacional. Así que no es un accidente que hoy, a tres semanas del baño de sangre del aborto a término avanzado de Nueva York, nuestros lectores fueran llevados a una habitación con un solo propósito: la oración. Porque si alguna vez ha habido una nación que la haya necesitado es la nuestra.
En medio de una gran lucha, Dios escogió este día para reunir a hombres y mujeres de diferentes orígenes e ideologías políticas para escuchar la verdad. Me ha sorprendido, al mirar a una multitud de tanta gente poderosa, que Él pudiera escoger este momento para aguijonear las conciencias de aquellos cuyos corazones se han endurecido. Que Él pudiera usar este tiempo para hacer una obra en los corazones de una ciudad que tiene la vida y la muerte en sus manos. Incluso la presencia de hombres y mujeres que rechazan a sus propias creaciones, Dios promete: «Mi Palabra no volverá a Mí vacía».
Todo eso estaba claro para los millones de americanos que tuvieron el privilegio de ver una de las más grandes respuestas a sus oraciones a favor de la vida –el presidente Trump- subir al podio e insistir, ante una ovación atronadora y de pie: «Cada vida es sagrada». A la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi (Demócrata por California) y decenas de demócratas que sirven de obstáculo a la dignidad humana, les dijo: «Todos los niños están hechos a la imagen sagrada de Dios… y cada alma es un don precioso del cielo». Respecto a esas y muchas otras cosas, el Presidente prometió: «Nunca los defraudaré».
En los dos años que los americanos han observado a esta Administración han sabido que lo que él dice es de veras. Este no es un Presidente que sencillamente dice: «Siempre valoraré, honraré y protegeré a los creyentes que hacen prosperar a nuestras comunidades y sostienen a nuestra nación». Este es un Presidente que lo está demostrando, al continuar la lucha por la libertad religiosa, los nonatos, la grandeza y la bondad americana.
Cuando los medios de prensa atacan a las personas de fe, la Casa Blanca no se suma. Les responde. Los americanos notaron eso esta mañana cuando el Presidente tuvo la oportunidad de responder a los críticos que se burlaron de «nuestra increíble Segunda Dama». «Dicho sea de paso, he llegado a conocer a Karen muy bien. Es una mamá que tiene un hijo en el Cuerpo de Marines, una mujer tremenda, una que apoya con orgullo a las familias de los militares y recientemente volvió a impartir clases de arte en una escuela cristiana. Gracias. Gracias, Karen» -dijo él.
«Los Estados Unidos son una nación que cree en la redención» – le dijo Trump a la audiencia. Y no hay otro momento mejor que éste para recordar esto. Como dejaron claro los senadores James Lankford (Republicano por Oklahoma) y Chris Coons (Demócrata por Delaware): «Un evento no va a borrar todas nuestras divisiones de la noche a la mañana, pero si nos concentramos en lo que significa este día – si recordamos que somos uno y que ascendemos o caemos juntos- el impacto puede ser transformador».
Únanse a ellos y al CIF para orar por nuestra nación y sus lideres. Que las semillas que fueron sembradas esta mañana se conviertan en una oportunidad para una reflezión real en qiénes somos y qué valoramos como americanos.
El Washigton Update de Tony Perkins se redacta con ayuda de los escritores principales del CIF.