Ramón Arias | 25 de noviembre de 2014
Millones de estadounidenses en el país y en el extranjero estarán celebrando el Día de Acción de Gracias el jueves, 27 de noviembre de este año en la manera tradicional, con un banquete elaborado que sin duda requiere días de preparación.
Miles de millones de personas en todo el mundo no entienden por qué el día de Acción de Gracias es una fiesta tan importante en Estados Unidos y cuenta con el respaldo oficial. También es cierto, y triste de reconocer que la mayoría de los estadounidenses tampoco entienden el verdadero significado de la acción de dar gracias.
Es una tragedia que Estados Unidos está siendo transformado radicalmente y retirándose de su fundamento original de principios bíblicos justo delante de nuestros ojos. Como nación, estamos cruzando otro período oscuro de nuestra propia creación. Los cristianos bíblicos estadounidenses ignorantes del contenido de la Biblia están ayudando a los promotores que quieren una sociedad secular y son la razón de la condición nacional desastrosa.
Independientemente de tu comprensión y postura en relación a quien era en realidad Abraham Lincoln, me siento obligado y creo que es totalmente apropiado que reflexionemos nuestra posición como nación reconsiderando el establecimiento de esta importante fiesta oficial con la Proclamación de Acción de Gracias que Lincoln emitió el 3 de octubre de 1863. En ese momento en la historia la nación estaba siendo destrozada por un conflicto mortal entre los estados del Norte y del Sur.
Al leer la proclamación escrita hace 151 años, hagamos un análisis profundo junto con nuestros familiares, amigos y seres queridos. Tengamos en cuenta que la proclamación de Lincoln nunca podría haber sido hecho en nuestro tiempo, debido a los muchos dioses que afectan a Estados Unidos. Hoy en día muchos estadounidenses piensan realmente que el hombre es el salvador del mundo y del universo. (El texto en negrita se ha añadido para énfasis especial):
«El año que está llegando a su fin ha estado lleno de las bendiciones de campos fructíferos y cielos saludables. Para estas abundancias, que son disfrutadas tan constantemente que somos propensos a olvidar la fuente de dónde provienen, se han añadido otras, que son de tan extraordinaria naturaleza, que no pueden dejar de penetrar y suavizar hasta el corazón, que es habitualmente insensible a la providencia siempre vigilante de Dios Todopoderoso.
En medio de una guerra civil de magnitud y gravedad sin igual, que a veces ha parecido invitar y provocar las agresiones de Estados extranjeros, la paz se ha conservado con todas las naciones, el orden se ha mantenido, las leyes se han respetado y obedecido, y la armonía ha prevalecido en todas partes, excepto en el teatro de un conflicto militar; mientras que ese teatro ha sido contratado en gran medida por el avance de los ejércitos que avanzaban y de las marinas de la Unión.
Las desviaciones necesarias de la riqueza y la fuerza de los campos de la industria pacífica hacia la defensa nacional no han detenido el arado, el transporte o el barco. El hacha ha ampliado las fronteras de nuestros asentamientos, y las minas, así de hierro y de carbón como de los metales preciosos, han dado aún más abundante hasta ahora como nunca. La población ha aumentado de manera constante, a pesar de las pérdidas que se han realizado en el campo, el asedio y el campo de batalla; y el país, regocijándose en la conciencia del aumento de fuerza y vigor, se permite esperar la continuación de años con el gran incremento de libertad.
Ningún consejo humano ha ideado, ni ninguna mano mortal ha elaborado estas grandes cosas. Ellas son los regalos de gracia del Dios Altísimo, quien, al tratar con nosotros en ira por nuestros pecados, no obstante, ha recordado la misericordia.
Me ha parecido adecuado y apropiado que deben ser solemne, reverente y agradecidamente reconocidas como con un solo corazón y a una voz por todo el pueblo estadounidense; Yo, por lo tanto, invito a mis compatriotas en todas partes de los Estados Unidos, y también los que están en el mar y los que están residiendo en el extranjero, que aparten y observen el último jueves de noviembre próximo como el Día de Acción de Gracias y Oración al Padre bienhechor, que mora en los cielos. Y les recomiendo que, al tiempo que ofrezcan las adscripciones que justamente se le deben por tales liberaciones y bendiciones singulares; lo hagan también, con humilde penitencia por nuestra perversidad nacional y desobediencia, encomienden a Su tierno cuidado a todos aquellos que se han convertido en viudas, huérfanos, dolientes o enfermos en la contienda civil lamentable en la que estamos inevitablemente comprometidos, y fervientemente imploren la interposición de la mano Todopoderosa para sanar las heridas de la nación y para restaurarla, tan pronto como sea consistente con los propósitos Divinos, para plenamente poder disfrutar de la paz, la armonía, la tranquilidad, y la unidad.
En testimonio de lo cual he puesto mi puño y letra y el sello de los Estados Unidos que se coloque a este documento.
Hecho en la ciudad de Washington, el tercer día del mes de octubre, en el año de Nuestro Señor un mil ochocientos sesenta y tres, y de la independencia de los Estados Unidos, el ochenta y ocho».
Por el Presidente: Abraham Lincoln
William H. Seward, Secretario de Estado.
Antes de que seamos demasiado rápidos para pedir a Dios por sus bendiciones sobre nuestra nación, primero hagamos prioridad el humillarnos ante Dios Todopoderoso y nuestro Padre Celestial para pedirle perdón por nuestros muchos pecados personales y nacionales. Como individuos y como nación, hemos dado la espalda a Él y a Su Verdad revelada. Hagamos el propósito de comprometernos nuevamente con Él en nuestra vida y tomemos la responsabilidad personal para marchar hacia el futuro por el bienestar de esta nación y del mundo.
“Si se humilla mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oran, y buscan mi rostro, y se convierten de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.” 2 Crónicas 7:14