La libertad de expresión fue la perdedora

Ramón Arias | 14 de marzo de 2016

Donald Trump hizo una sabia decisión al cancelar su rally de Chicago para evitar una confrontación violenta entre sus partidarios y los que invadieron la reunión con la intención de provocar el caos.

Las celebraciones estallaron entre los manifestantes, como se esperaba. Entiendo que esto es una marca particular en Chicago, que tiene una base sólida de izquierdistas. Sin embargo, es otra cosa muy distinta pisotear los derechos de las personas que pacíficamente se reúnen para escuchar a un candidato presidencial que presentará su plataforma. Ambos campos tienen el derecho a expresarse en una forma ordenada adecuada con respecto a sus puntos de vista opuestos. Hay un tiempo y lugar para todo, excepto para la violencia.

No es de extrañar que los medios de comunicación de la izquierda se alinearon inmediatamente con los manifestantes para justificar sus acciones. Hillary Clinton y Bernie Sanders no perdieron el tiempo para condenar, no a los manifestantes bulliciosos sino a Trump. Después, los izquierdistas de Hollywood intervinieron con su aluvión de condena, pero no hay sorpresas allí tampoco.

¿Estoy defiendo a Donald Trump? No, en absoluto, estoy defendiendo a la libertad de expresión, que es un derecho humano que muy pocas naciones gozan de ello. Estoy consciente de que Donald Trump ha dicho comentarios inadecuados contra los que interrumpen sus discursos en diferentes lugares. Esto es totalmente inaceptable.

Ted Cruz, Marco Rubio y John Kasich se unieron al coro de condenación en contra de Trump. En el momento de escribir esto, todavía no los he oído hablar de la perspectiva adecuada en defensa de la Primera Enmienda que establece la libertad de expresión. Tampoco han condenado la interrupción bien orquestada del rally por las organizaciones de izquierda.

La pérdida significativa de la libertad de expresión en las escuelas públicas, los colegios y las universidades debe ser de gran preocupación. Los valores bíblicos y conservadores son atacados continuamente y con saña porque exponen la fracasada y sangrienta ideología marxista –que es el adoctrinamiento que se ha llevado a cabo en este país desde hace mucho tiempo. Ya no se enseña el pensamiento crítico para ayudar a que las personas lleguen a la verdad en todos los asuntos por su propia iniciativa. Por lo tanto, no es sorprendente ver con qué facilidad la gente es manipulada para llevar acabo el trabajo sucio de las élites.

En sus notas sobre la consulta del Estado de Virginia 18 [1781-1785], Thomas Jefferson dijo: «Es solo el error el que necesita el apoyo del gobierno. La verdad puede sostenerse por sí misma.” Desafortunadamente, es el error lo que se enseña en todos los niveles de la sociedad; esta es la razón del porque la verdad siempre es atacada. La maravillosa buena noticia es que la verdad siempre triunfa sobre la mentira.

Si se les preguntara a todos los alborotadores si conocen lo que la Primera Enmienda protege es probable que su rostro tenga una expresión en blanco, especialmente de aquellos que han sido adoctrinados desde la infancia en las aulas de las escuelas públicas con el humanismo.

La Primera Enmienda declara:

El Congreso no aprobará ley alguna por la que adopte una religión oficial del estado o prohíba el libre ejercicio de la misma, o que restrinja la libertad de expresión o de prensa, o el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y a pedir al gobierno la reparación de agravios”. [Énfasis añadido]

En los Estados Unidos, la primera enmienda a la Constitución tiene la intención de defender los derechos de la fe cristiana, sin preferencia de una denominación por encima de las otras. Ninguna ley puede hacerse para prohibir el libre ejercicio de expresión o el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente.

La libertad de expresión es la protección de los derechos individuales. Esta libertad de expresión no quiere decir que cualquier persona tiene derecho a gritar «fuego» en un teatro. Tampoco era la intención de promover la pornografía, ya sea que se trate de adultos que consienten y mucho menos los niños.

La libertad está confinada dentro de los límites morales; de lo contrario, no es diferente de la tiranía, que es opresiva y destructiva. La única moral sostenible es la Palabra revelada de Dios. Es el único lugar donde se encuentra la definición de bien o mal para crear el entorno adecuado. Cualquier otra visión del mundo está luchando una batalla perdida para el orden social perfecto. El humanismo odia la ley moral de Dios, ya que es una fuerza de contención a su estilo de vida de la rebelión y la ilegalidad. Los humanistas ven a su rebelión pecaminosa como algo normal, y al rechazar a la ley de Dios piensan que son libres para hacer lo que quieran. Para ellos, la libertad se convierte en su expresión en contra de las buenas costumbres establecidas por Dios. La ironía de esta libertad equivocada de la autoridad moral de Dios es la creación de falsos dioses. Las personas se encontrarán imponiendo su inmoralidad como un derecho civil, imaginando en vano su superioridad.

La verdadera libertad para la humanidad no está fuera de la autoridad de Dios y su salvación redentora; aquellos que profesan estar del lado de Dios deben vivir de acuerdo con los estándares más altos: 

“Anden como libres, pero no usen la libertad como pretexto para la maldad, sino empléenla como siervos de Dios.” (1 Pedro 2:16 (NBLH) 

“Así hablen ustedes y así procedan, como los que han de ser juzgados por la ley de la libertad.” (Santiago 2:12 (NBLH)

“Entonces Jesús decía a los Judíos que habían creído en El: “Si ustedes permanecen en Mi palabra, verdaderamente son Mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.”… Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes serán realmente libres.”  (Juan 8:31-32, 36)

Por ahora, los de Chicago fueron los que perdieron, junto con todos aquellos que se solidarizan con ellos por la clausura de la libertad de expresión.

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