Los cambios generacionales de las elecciones

Nena Arias | 17 de octubre de 2022

“Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídala a Dios —quien da a todos
con liberalidad y sin reprochar— y le será dada.”
(Santiago 1: 5)

La agitación cultural que estamos viendo a nuestro alrededor nos está gritando a todos y cada uno de nosotros que hagamos algo al respecto para arreglar las cosas. La verdad es que todos estamos dejando un legado, nos demos cuenta o no, y cada elección que hacemos y la forma en que vivimos determina la calidad del mismo.

Una mirada objetiva a la historia de Estados Unidos revela que estos cambios que estamos viendo no están siendo positivos. La abrumadora mayoría de la población manifiesta el perjuicio de estos cambios y revela que nuestra nación ha ido y sigue yendo en la dirección equivocada.

La minoría piensa que la nación va en la dirección correcta porque tienen una perspectiva diferente basada en sus creencias ideológicas y no tiene nada que ver con la visión original de esta nación. Tienen razón los que saben y afirman que las elecciones tienen consecuencias; podemos decir esto debido a los resultados. Son positivos o negativos.

Según las encuestas, la gente dice que la economía es el tema más importante, ¿por qué? Porque les pega donde más les duele, su bolsillo. Siempre es lo mismo en cada elección. ¿Quién tiene la culpa de este desastre financiero sin precedentes?

Crédito: Errante

En 1992, en la estrategia de campaña presidencial de Bill Clinton acuñó la frase «Es la economía, estúpido». Pero, ¿alguien recuerda seis años después el motivo de su juicio político? Fue acusado de mentir bajo juramento ante un gran jurado federal y obstruir la justicia. Pero a la mayoría de la gente solo le importaba la economía; su lema no acuñado se convirtió en «olvida la moralidad». En su mayor parte, muchos han olvidado el desastre económico a largo plazo de Clinton para la nación. ¿Somos más inteligentes o nos hemos vuelto más estúpidos por crear este vacío negro económico?

Hace mucho tiempo que debimos haber reconocido que nuestros problemas nacionales son más profundos que el dinero a pesar de que tenemos una deuda nacional astronómica debido al gasto irresponsable por parte del gobierno.

Nuestro país se ha transformado fundamentalmente y ahora estamos viviendo una pesadilla que solo promete empeorar. Al estar enfocados en la economía y solo votando su bolsillo, la gente no ha estado prestando atención al trasfondo ideológico de los candidatos que han sido y están siendo votados para el cargo. Este descuido crítico está haciendo oscilar el péndulo cultural en dirección opuesta a los valores que nos dieron nuestra grandeza y que en un tiempo Dios pudo honrar.

Estamos reemplazando rápidamente nuestro fundamento de valores bíblicos por uno marxista que es el fundamento ideológico y la filosofía social de Karl Marx. Podemos resumir lo que representa el marxismo en una frase corta y bien ensayada que todos pueden reconocer: «la lucha de clases». Es la falsa idea utópica de que el socialismo libera a las personas y las hace felices. No hace falta decir que nos han engañado.

Ya no es aceptable apresurarse a culpar a nuestros líderes solo para evitar aceptar la responsabilidad de lo que ahora parece un colapso total de nuestro país. Nuestra nación está en ruinas y amenaza con caer en peor ruina. Ambos partidos de gobierno tienen la culpa de esto, pero sobre todo la culpa la tenemos todos los ciudadanos.

No solo hemos permitido el total desprecio por la Constitución, sino por Dios mismo. Nos hemos convertido en una nación sin Dios que se cree cristiana. Hemos arruinado nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Nuestras ideas y elecciones tienen consecuencias generacionales.

A través de numerosas órdenes ejecutivas, nuestro país está cambiando rápidamente. La toma de poder no tiene precedentes, los jueces federales han hecho descarrilar a la justicia, el brazo fuerte del IRS (hacienda) está siendo militarizado, el Departamento de Justicia es una broma, la avalancha acelerada y fraudulenta de inmigrantes ilegales, que no les importa asimilarse. Otras cosas que hay que mencionar es el aumento del narcotráfico, el aumento de la delincuencia, el resurgimiento del racismo, el financiamiento fiscal de la industria de matar bebés por aborto, incluso la Casa Blanca se ha iluminado con los colores del arcoíris celebrando la aprobación inconstitucional del matrimonio entre personas del mismo sexo, hay debilitamiento de las fuerzas armadas, inmoralidad glorificada, ataques flagrantes contra el cristianismo y mucho más. También debemos mencionar las atroces políticas exteriores que están causando que el mundo se ría de nosotros. Todo este desorden es lo que se quiso decir cuando se dijo abiertamente que querían “transformar fundamentalmente a Estados Unidos”. Algunos solo fingen ser ignorantes, pero saben perfectamente lo que están haciendo.

¿Es irreversible este daño? Podemos marcar la diferencia el 8 de noviembre. Haz tu tarea para estudiar a los candidatos y salir a votar. Tu voto hace una diferencia generacional. ¡Nunca lo subestimes!

Las elecciones van mucho más allá de la economía; lo social es lo que nos define como personas. Los cristianos no DEBEN descuidar su responsabilidad cívica de votar; este es el sistema que tenemos por ahora y debemos aceptar la realidad de que ser negligente es inaceptable para Dios porque Él nos hizo para ser sal y luz en la sociedad. Ser responsable ante Dios debería ser suficiente para ponerte de rodillas y salir a las urnas de votación.

Hacer lo correcto se trata de entender nuestro pasado, presente y futuro, eso requiere sabiduría, no del hombre sino de Dios, “Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídala a Dios —quien da a todos con liberalidad y sin reprochar— y le será dada.”
(Santiago 1:5)

Nuestra fe bíblica no debe ser sometida a ningún control social, y tampoco ningún partido debe manipularla por razones políticas. Debemos servir solo a Aquel que es el dueño legal no solo de este planeta y el universo, sino también del cielo y el infierno. Cuando votamos, debe hacerse de acuerdo con Su propósito.

«Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo …. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:10, 33).

Cualquier cosa menos de este objetivo nunca va a funcionar.

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