Sólo hay dos puntos de vista conflictivos para la vida

Ramón Arias | 22 de febrero de 2016

¿Puedes pensar en algún ser humano que esté vivo, o que haya vivido en el pasado, con una mejor comprensión de cómo debemos vivir en este mundo y en nuestro lugar en el universo que Jesús?

Puedo entender por qué los que no saben nada acerca de Jesús estén confundidos e incrédulos.

Algunas personas pueden tener una lista larga de hombres y mujeres de entre las páginas de la historia que han hecho grandes contribuciones a la humanidad. Muchos comparan a Jesús con otros individuos históricos, y demasiado seguido, afirman que Jesús era igual o menor a otras figuras mundiales. 

Cuando comparamos a todos los personajes históricos que se destacan, encontramos que su comprensión provino de fuentes extrañas. Sin embargo, construyeron sobre ideas que han demostrado ser defectuosas vez tras vez. El resultado ha sido siempre la misma perturbación social y el colapso de la misma.

Otros han construido sobre la revelación de la Palabra de Dios con bastante mejores resultados. No obstante, cuando algunos mezclan la verdad revelada de Dios con puntos de vista opuestos, lejos de hacer la vida mejor, ellos persisten en seguir en los pasos de las sociedades que han perecido.

¿Qué futuro tenemos como nación en este mundo? Cada generación está cada vez más cerca de encontrar la respuesta más que evidente a esa pregunta. Una cosa es segura, un alto porcentaje de la población está de acuerdo en que no vamos en la dirección correcta, y hay que hacer algo para detener el colapso que ya se vislumbra.

Los únicos que realmente deberían entender las cosas que se deben hacer para corregir nuestro camino son los que profesan su fe en Cristo Jesús. ¿Porqué es eso? Porque con su profesión de fe admiten que Jesús vino del cielo, que Él es el salvador de la humanidad, que Él libera a las personas de la esclavitud del pecado; Él es el dador de la vida nueva, que murió, resucitó, ascendió al cielo y está sentado a la diestra del Padre, desde donde Él gobierna y reina. Esta realidad hace que cada creyente nacido de nuevo en Cristo sea único y excepcional. Cuando vivimos esta excepcionalidad en Cristo, todos los aspectos de la cultura reciben la influencia positiva.

La realidad actual, en su mayoría, no refleja un buen nivel de vidas cristianas activas y dinámicas en nuestra cultura. Es cierto que Estados Unidos no se ve nada diferente a otras naciones en el mundo y en muchas ocasiones se ve mucho peor. Jesús nos da el entendimiento sobre esto y revela la razón del porque las vidas individuales, sus hogares, sus comunidades y su país están en desorden:

«No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos ….

“Por tanto, cualquiera que oye estas palabras Mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca. Todo el que oye estas palabras Mías y no las pone en práctica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; y cayó, y grande fue su destrucción”. (Mateo 7:21, 24-27)

Jesús ilustra claramente dos puntos de vista opuestos de la vida y de su resultado a través del tiempo y en la historia. Además explicó que un hogar, ciudad o nación dividida, es imposible que permanezca de pie:

«Conociendo sus pensamientos, les dijo: ‘Todo reino dividido contra sí mismo es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no permanecerá’». (Mateo 12:25)

No debería ser tan difícil para que los cristianos comprendan que Estados Unidos ha eliminado su base de roca sólida que tenía en la Palabra revelada de Dios. Durante siglos, las ideas seculares se han infiltrado y ahora están dominando la mayoría de los aspectos de nuestra cultura. Esto no sucedió en el siglo 19 o en el 20, en realidad, comenzó con el experimento de gobierno cuando se formó esta nueva nación. Hubo una mezcla de ideas innecesarias y divisorias que fueron tomadas de ideologías que son contrarias a las de Dios. El apóstol Pablo escribió lo siguiente:

“No estén unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas? ¿O qué armonía tiene Cristo con Belial (Satanás)? ¿O qué tiene en común un creyente con un incrédulo? ¿O qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios vivo, como Dios dijo: ‘Habitare en ellos, y andaré entre ellos; y seré su Dios, y ellos serán Mi pueblo. Por tanto, salgan de en medio de ellos y apártense,’ dice el Señor; ‘y no toquen lo inmundo, Y Yo los recibiré’”. (2 Corintios 6:14-17)

Cada nación, imperio o sociedad que ha existido que basa sus ideas en arenas movedizas, se derrumba en un fracaso. Cada verdadero cristiano bíblico sabe que la voluntad de Dios va a ser lograda aquí en la tierra como en el cielo. La pregunta es, ¿hay suficientes hijos e hijas de Dios que entienden las señales de los tiempos para saber, sin lugar a duda, lo que Dios está diciendo? Por otra parte, ¿están dispuestos a reconstruir esta nación en las ideas sólidas de Dios? Si nosotros, como nación que profesa ser cristiana, nos negamos a ser esa generación fundamental, entonces, no debemos olvidar lo que la historia enseña acerca de cómo otras culturas impías nos dominarán y construirán de acuerdo a sus ideas destructivas. Recuerda que miles de años antes de que los españoles llegaron a este continente, seguidos por otros países europeos Ingleses, hubo imperios en lo que hoy llamamos América del Sur. También hubo naciones indias en la parte norte de este continente. Sin duda, sabes que la creación de Dios es inmensa y que Dios se interesa por toda ella.

Sin embargo, América Latina nunca ha sido un bastión de la estabilidad social, y la razón es muy sencilla, nunca construyeron sobre la roca de la ley moral de Dios. Eso no fue el caso de los Estados Unidos de Norteamérica como ya lo sabes muy bien, o por lo menos debes saber.

Si aceptemos o no, la ley moral de Dios (sus mandamientos, estatutos y juicios) va a gobernar a las naciones. Permítanme repetir que como pueblo de Dios, nosotros determinamos el futuro de Estados Unidos y el papel que vamos a jugar para dar a conocer el plan perfecto de Dios para la vida, para este mundo y para nuestro lugar en el universo.

Con oración, cada uno de nosotros debe considerar el papel que queremos jugar ya sea para continuar el camino de la autodestrucción o marchar en el camino de la reconstrucción de esta nación sobre los cimientos de la roca sólida de nuestro Dios.

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