El estigma, la confusión emocional y la presión a favor de la vida mantienen alejados a los médicos de realizar abortos

Sarah Terzo | 8 de marzo de 2015

Un artículo del New York Times titulado “Under Pressures and Stigma, More Doctors Shun Abortion” [«Bajo presiones y estigma, más doctores rehúsan el aborto»] arroja luz sobre algunas de las razones por las cuales hay una gran escasez de abortistas en los Estados Unidos.

Aunque el artículo es viejo, los factores que analiza siguen siendo pertinentes. El artículo destaca 3 razones por las cuales la mayoría de los ginecólogos deciden no realizar abortos – el estigma, la carga emocional del procedimiento, y la actividad pro-vida.

El estigma

El Dr. Curtis E. Harris, un obstetra pro-vida, dice:

El término «abortista» aún tiene un estigma muy pesado. La mayoría de los ginecólogos trabajan para traer un niño al mundo en un estado saludable. [Realizar un aborto] es una contradicción real.

El Dr. Harris cree que no sólo existe el estigma sobre el aborto, pero que el aborto es una contradicción básica para el trabajo ideal de un obstetra; la de ayudar a dar a luz bebés saludables.

El Dr. Michael Policar, en aquel entonces el director médico de Planned Parenthood [Planificación de la Familia] de San Francisco y Alameda en California, explica cómo el hecho de que tan pocos médicos realizan abortos se suma al estigma:

[Una escasez de proveedores de aborto da] la impresión de que el aborto es un negocio sucio y que de alguna manera no es un procedimiento médico adecuado o legítimo.

Sus comentarios indican que cuando menos abortistas entran al campo debido al estigma, la consiguiente caída de los abortistas añade más al estigma, lo que lleva a un círculo vicioso que trabaja a favor de los pro-vida (y los bebés no nacidos).

Warren Hern, un abortista tardío que ejerce en Boulder, describe cómo un día le llamó a un amigo y colega médico mientras trabajaba en su clínica.

Él es uno de mis mejores amigos, un colega médico que está fuertemente a favor del aborto y que ha realizado abortos él mismo. Lo llamé el sábado por la tarde y le dije que quería venir. Él me preguntó que dónde estaba y le dije que yo estaba en mi oficina. ‘¿Sigues matando bebés tan tarde?’ Fue como un cuchillo en mis entrañas. Realmente me molestó. Lo que transmite es que no importa qué tanto la gente apoye algo, todavía hay un horror en lo que hago.

El Dr. Joseph Randall trabajó como abortista durante 8 años y realizó cerca de 32,000 abortos. Él paró de realizarlos después de convertirse al cristianismo. Dice que otros médicos «nos tratan [a los abortistas] como médicos de segunda clase».

El Dr. Randall dice que las opiniones negativas que otros médicos tenían hacia los proveedores de aborto se discutían en las reuniones de la National Abortion Federation [Federación Nacional del Aborto] (NAF). La NAF es aproximadamente equivalente a un sindicato para los médicos y otros proveedores de aborto. Según el Dr. Randall:

Los otros médicos mencionaban el mismo tipo de hipocresía – eso es lo que le llamábamos – de nuestros compañeros.

El Dr. Randall también dice que desde que dejó de practicar abortos, otros médicos han sido mucho más receptivos hacia él y a su práctica.

El Dr. Warren H. Pearse, en aquel entonces el director ejecutivo del College of Obstetricians and Gynecologists [Colegio de Obstetras y Ginecólogos], da su impresión de los médicos que realizan abortos:

No es agradable ser un médico abortista. Por lo general son fanáticos que están fuertemente comprometidos y que creen, en la mayoría de los casos con razón, que si no proporcionan el servicio, nadie lo hará.

El trauma emocional

Así que, ¿por qué es tan desagradable ser un médico abortista? El estigma es definitivamente un factor, pero hay otras razones. Una posible razón es la carga emocional del procedimiento. Después de todo, los abortistas tienen que mirar los restos de bebés abortados, que, tan pronto como 7 a 8 semanas después de la concepción, han desarrollado los brazos, las piernas, los dedos de manos y pies.

El artículo del New York Times describe la agitación emocional que un ex abortista pasó. Este médico una vez optó por hacer abortos porque sentía que deberían estar disponibles, pero:

[Ella] tenía que prepararse emocionalmente cada vez, y a menudo no podía dormir la noche antes de un aborto programado.

«Es una cosa muy difícil de hacer para un ginecólogo». Las emociones que despierta son tan fuertes, dijo, que los médicos «no hablan entre sí mismos acerca de ello». 

El médico dijo que perdió el control una sola vez, cuando ella estaba realizando un aborto a otro médico de 30 años de edad, después de que ella misma acababa de tener un aborto involuntario. Ella había estado tratando durante 7 años para quedar embarazada. Después del aborto, ella dijo, «Yo sólo me derrumbé en el suelo», abrumada por sus emociones.

El activismo pro-vida

Las actividades Pro-Vida son otra de las razones por las que muchos médicos no realizan abortos. El abortista Dennis Christiansen describe cómo una vez que un médico comienza la práctica de abortos, el resto de su práctica a menudo se seca:

A pesar del hecho de que algunos pacientes quieren el servicio de aborto disponible, y tomarán ventaja del servicio de aborto, no van a querer regresar para otros servicios. Los pacientes pueden estar dispuestos a caminar a través de una línea de piquete por un aborto, pero no están dispuestos a caminar a través de la misma línea de piquete para una prueba de Papanicolaou.

Los piqueteros claramente tienen un impacto en el resto de la consulta del médico. Son un elemento de disuasión contra los nuevos médicos que entran en el campo del aborto.

El Dr. Richard Berkowitz, un obstetra / ginecólogo que no realiza abortos, dice que tiene una «enorme simpatía» por los médicos abortistas. Sin embargo, no va a realizar abortos él sí mismo porque teme represalias por parte de los pro-vida. Él dice:

Es por eso que mantenemos nuestras cabezas en la arena. Es por eso que nos escondemos.

La Dra. Constanza J. Brumm también apoya el aborto, pero ella también no los realizará. Ella teme que su hijo va a ser acosado en la escuela, una actividad que sería mal visto por Live Action y prácticamente todos los demás grupos principales pro-vida. Ella también expresa el temor de que otros pacientes boicotearán su práctica.

Si bien la violencia, las amenazas y el acoso no deben ser tolerados, las actividades pro-vida pacíficas como boicots, piquetes y la entrega de volantes tienen un impacto sobre si los médicos realizan abortos. Había una escasez de abortos en la década de los noventas, cuando se escribió este artículo, y la escasez es aún más pronunciada hoy. El estigma contra los abortistas es tan poderoso como siempre. Los pro-vida han aumentado sus actividades. Y la realización de abortos y el cernir cuidadosamente las piezas de bebés abortados no se ha hecho más fácil.

Los pro-vida tienen mucho de dónde cobrar ánimo.

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